La expansión de contagios del virus del mpox --antigua viruela del mono-- por el continente africano, especialmente en países como República Democrática del Congo (RDC) o Burundi, ha activado las alertas de las principales organizaciones humanitarias, que señalan que esta enfermedad tiene un mayor impacto en los menores, aunque reconocen que las lecciones aprendidas durante la pandemia de coronavirus sirven para frenar ahora las infecciones de esta nueva epidemia.
Según los últimos informes de Naciones Unidas, RDC suma más de 5.600 positivos de mpox --de los cuales cerca de un 75 por ciento son niños y adolescentes-- y al menos 25 muertos por la enfermedad. Por su parte, en Burundi, que comparte más de 200 kilómetros de frontera con RDC, aunque tan solo cien son terrestres, las cifras no son más alentadoras, y a comienzos de octubre se habían registrado más de mil casos, de los que casi un 60 por ciento son niños y adolescentes y un 28 por ciento en menores de cinco años.
Cabe presuponer que, a pesar de que es un virus que en su origen se traspasa como una enfermedad sexual, el mpox se ceba con los niños. La representante de UNICEF en Burundi, France Begin, se ha pronunciado a este respecto en una entrevista para Europa Press en la que ha abordado, más allá de los contagios entre menores, que la cifra de contagios en RDC "afecta mucho" a la situación epidemiológica en Burundi.
"Una de las razones que tenemos ahora (para explicar la expansión de los contagios) es la proximidad con RDC (...) Hay mucho comercio entre los dos países, y esta es una razón de por qué hay más casos aquí. (RDC) es el epicentro, y estamos puerta con puerta", ha señalado la representante de UNICEF en territorio burundés.
Por otro lado, ha abordado el porqué de la cifra de contagios entre menores. Así, Begin ha incidido en que estos son ya de por sí más vulnerables a las enfermedades, pues pueden estar padeciendo otro tipo de dolencias o males que minen su inmunidad y faciliten el contagio de mpox u otros virus. Además, este sector de la población cuenta con un agravante casi de forma innata, y es que es más difícil evitar el contacto con posibles contagiados.
"Yo misma he ido a un lugar cercano cerca del centro de la ciudad a visitar y ver un poco cómo está la situación. Los niños, cuando están juntos, están todos pegados, juegan con los demás. Es muy difícil que no se toquen (...) Había niños infectados que estaban jugando juntos", ha señalado Begin, que destaca en este punto la importancia de concienciar sobre los beneficios de la higiene.
LECCIONES APRENDIDAS DURANTE EL CORONAVIRUS
Desde las principales instituciones humanitarias e incluso internacionales --como el caso de la Unión Europea-- se han afanado en aclarar que la situación epidemiológica de la mpox poco o nada tiene que ver con el estallido de contagios de coronavirus que se registró a partir del primer trimestre de 2020. En este caso, la enfermedad se enfoca más en los menores y tiene una tasa de mortalidad infinitamente menor que la COVID-19.
Sin embargo, Begin ha reconocido que la forma de tratar a las personas contagiadas de mpox recuerda de algún modo a los pacientes de COVID-19, pues también deben guardar una cuarentena de dos semanas. Asimismo, la concienciación sobre la importancia de lavarse las manos, utilizar desinfectantes y barreras de protección reman también en favor de la disminución de contagios.
"Los países han aprendido cuáles son las medidas higiénicas, entonces ahora se pueden implementar rápidamente (...) La diferencia es que la COVID es, por supuesto, más peligrosa porque tenía contagios con muertes, y el mpox no tiene. No hay transmisión por aire, es realmente contacto físico con quienes pueden tener cicatrices o lesiones en la piel", ha diferenciado.
Al igual que ya sucedió con el coronavirus, la vacunación es una herramienta básica para frenar los contagios. De hecho, el Ministerio de Salud de RDC, junto con organizaciones internacionales, puso en marcha a comienzos de mes una campaña de inmunización contra el mpox entre la población más vulnerables de las provincias de "alta prioridad".
Sin embargo, el representante de UNICEF en RDC, Grant Leaity, ha subrayado que "las vacunas son sólo una herramienta" y que para reducir de forma efectiva la propagación de la enfermedad "es igualmente importante proporcionar a la gente la información correcta sobre los síntomas y qué hacer si caen enfermos".
En términos generales, UNICEF ha solicitado una ayuda de 58,8 millones de dólares --algo menos de 54 millones de euros-- para hacer frente a la "creciente crisis de mpox en seis país africanos", incluyendo RDC o Burundi. Estos fondos buscan "detener la transmisión, proteger a los niños y garantizar la continuidad de los servicios esenciales".
"Esto incluye la coordinación con las autoridades sanitarias y los asociados, la promoción de la vacunación, la mejor del control de infecciones y la prestación de apoyo en materia de salud mental", ha destacado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia en su último informe sobre la situación del mpox en Burundi.
LA MISIÓN DE UNICEF: CONCIENCIAR Y EVITAR NUEVOS CONTAGIOS
En palabras de Begin, la principal misión de UNICEF en Burundi, pero por extensión también en otros países afectados por la mpox, es la de reforzar la concienciación y promover una higiene adecuada para así poder evitar los contagios del virus, o al menos lograr ponerle freno. Para ello se centran en involucrar a las comunidades locales, las autoridades sanitarias y políticas para difundir la importancia de estas costumbres.
Por otro lado, Begin ha señalado que desde el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia también se focalizan en garantizar que los trabajadores de salud cuenten con equipos de protección individual, con pantallas de seguridad, guantes, mascarillas y equipo sanitario adecuado; mientras que los hospitales y centros sanitarios también gozan de acceso a agua, alcohol y desinfectantes.
Entre el trabajo desempeñado por UNICEF, Begin también ha destacado que una parte "muy importante" se enfoca en gestionar los casos de personas contagiadas, razón para la que han habilitado hasta tres centros de aislamiento para que los infectados hagan una cuarentena de catorce días, similar a lo que ocurría con la COVID-19.
"Hay que prestar apoyo con la comida, con los medicamentos. A veces es un poco un desafío, porque si son niños no pueden estar solos. Entonces la madre tiene que quedarse con el niño o con el bebé esos catorce días y brindarle con todo el apoyo posible para la comida, por ejemplo", ha explicado.
La representante de UNICEF en Burundi ha puesto el foco sobre el apoyo psicosocial que se brinda a aquellas personas que padecen o que ya han superado la enfermedad. Según Begin, en algunos casos su reinserción en la sociedad es complicada y son estigmatizados por haberse contagiado de mpox.
"Cuando uno sufre esta enfermedad siente tristeza, pero también hay miedo, miedo a ser estigmatizado. Hemos visto adolescentes con cicatrices en la cara, y hay que imaginar que deben volver a su comunidad. Así que es bueno que se les apoye psicosocialmente", ha apuntado Begin.
Desde UNICEF han destacado que parte de sus esfuerzos se centran también en evitar que los contagios en República Democrática del Congo o Burundi puedan llegar a saturar los sistemas sanitarios de unos países donde precisamente los servicios médicos son ya de por sí deficientes.