Una mirada al interior del organismo: así funciona una laparoscopia

Muchas personas saben lo que es una colonoscopia. ¿Pero, qué es una laparoscopia? Se trata de una intervención mínimamente invasiva. No solo se utiliza en el caso de hernias, de extracción de la vesícula o el apéndice, sino también en operaciones de cáncer.

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Infobae

Muchas personas saben lo que es una colonoscopia. ¿Pero, qué es una laparoscopia? Se trata de una intervención mínimamente invasiva. No solo se utiliza en el caso de hernias, de extracción de la vesícula o el apéndice, sino también en operaciones de cáncer.

También para esclarecer dolencias sin determinar en las cavidades abdominal o pélvica muchas veces se recurre a una laparoscopia, por ejemplo, cuando existe sospecha de endometriosis.

La ventaja de la laparoscopia es que ofrece una alternativa a un corte más grande en el vientre, que puede llegar a ser de hasta 30 centímetros. En vez de eso, se hacen varios cortes pequeños.

"Las y los pacientes de cualquier edad se benefician de un procedimiento mínimamente invasivo", dice el profesor Stefan Farkas, jefe del departamento de Cirugía General y Visceral del Hospital St. Josef en Wiesbaden, Alemania.

Christoph Wullstein, médico jefe de la Clínica de Cirugía General, Visceral y Mínimamente Invasiva del hospital Helios Klinikum de Krefeld, también está convencido de que son justamente las personas mayores y debilitadas, que padecen múltiples enfermedades, las que necesitan intervenciones menos invasivas.

¿Pero cómo funciona una laparoscopia? A través de varios pequeños cortes se introducen en el vientre una pequeña cámara así como también instrumentos quirúrgicos. Todo bajo anestesia total, por supuesto.

Primero se llena la cavidad abdominal con gas CO2 a través del ombligo, para levantar la pared abdominal tanto como para que haya espacio suficiente para la intervención. A través de los llamados trócares se introducen luego instrumentos quirúrgicos especiales en el abdomen.

En primer lugar la cámara endoscópica, que transmite la imagen del interior del abdomen a un monitor. A través de la cámara, que se puede manejar de manera flexible, el médico puede analizar el abdomen. De acuerdo con la intervención a ejecutar puede establecer nuevos canales de trabajo, de un diámetro de unos cinco milímetros, para introducir instrumentos.

Recién entonces comienza la operación en sí. A través del monitor, el médico puede reconocer exactamente lo que debe hacer. Los instrumentos son manipulados de acuerdo a eso a través de la pantalla.

Fragmentos de tejido más grandes, como quistes, son extraídos a través de un canal más grande, de unos 12 milímetros. Este, en general, se esconde en la zona donde comienza el vello púbico. Una vez terminada la intervención, se hace salir el gas. Sobre las heridas de entre 5 y 12 milímetros se pegan esparadrapos.

La estancia en el hospital tras una laparoscopia es, en general, más breve que tras una operación abierta. "El tiempo está determinado por el tipo de operación", dice Wullstein.

"Internaciones breves de entre dos y tres días, por ejemplo, son las que se dan después de una extracción de vesícula o de pequeñas operaciones ginecológicas", dice el cirujano. En cambio, si son extraídas partes del intestino hay que contar con entre cuatro y seis días en el hospital. En el caso de operaciones oncológicas complejas, la internación puede ser aún más larga.

Antes de una operación, la mayoría de las personas tiene cierto temor. "Cuanto más en forma y relajados entren los y las pacientes a la operación, más rápida y sin complicaciones será la recuperación", señala Wullstein.

También Farkas observa que la recuperación tras una laparoscopia es más rápida. "Antes, los pacientes no podían hacer deporte durante seis semanas después de una operación de hernia inguinal. Hoy, en general, están nuevamente en forma tras una semana. Más de uno, incluso, ya participa poco después en una carrera de ciclismo".

La clave es el movimiento: este incluso impulsa la curación, siempre y cuando se implemente en la medida correcta. A menudo, los pacientes incluso ya dan sus primeros pasos después de la operación en la misma sala en la que despiertan tras la anestesia, en compañía del personal de cuidados.

"Hacemos todo lo posible para que nuestros pacientes se recuperen lo más rápidamente posible. Los preparamos y cuidamos muy bien antes de la operación, los operamos con cuidado y los motivamos a levantarse y caminar", dice Farkas.

Eso contempla también, según el experto, mantener acotado el tiempo en el que no comen nada, "para que el intestino asuma pronto otra vez su función y el paciente mantenga sus fuerzas". Ni bien los y las pacientes regresan a la habitación tras la intervención, reciben su primera comida.

El segundo día después de la operación ya se pueden duchar y quitarse los esparadrapos. "El cuerpo sana por sí mismo de manera extraordinaria las heridas pequeñas", acota Farkas. "No necesitan nada más que aire y protección solar en el exterior, para que las cicatrices no pigmenten".

Tras cualquier operación se pueden presentar dolores temporales o una sensación de abatimiento. "Ambas cosas suceden con muchísimo menos frecuencia tras una operación laparoscópica que tras una operación abierta y mejoran más rápidamente", sostiene Wullstein.

También la sensación de tener todavía gas en el abdomen desaparece pronto, asegura el cirujano. El gas se libera durante la operación y la sensación es más bien una expresión de estar "algo inflamado". Su consejo: "El movimiento ayuda a acelerar la normalización".

Un movimiento ligero -como también puede ser andar en bicicleta- es algo que se puede hacer unos pocos días después de una operación laparoscópica. Pero, según Wullich, conviene esperar algunas semanas para nadar o bañarse en una piscina, mar o lago. De lo contrario, puede pasar que las heridas se ablanden por el contacto largo e intenso con el agua.

También en el caso de disciplinas deportivas en las que se utiliza mucho la musculatura abdominal, como un entrenamiento con pesas, debería hacerse una pausa de varias semanas.

Por cierto: cabe aclarar que en muchos casos es posible realizar una laparoscopia, pero no en todos. Cuando, por ejemplo, se han realizado muchas operaciones anteriores con incisión abdominal que llevaron a la formación de adherencias importantes, una laparoscopia podría resultar más complicada.

También puede ser una contraindicación padecer enfermedades pulmonares, porque por el gas en el abdomen se eleva el diafragma y puede empeorar las dolencias pulmonares.

dpa

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