Billetera, llaves y, por supuesto, el teléfono móvil: poca gente sale de casa sin este trío. Tan estrecho es el vínculo entre algunos usuarios y su móvil, como fuertes son las dudas de otros que temen los riesgos para la salud. Los teléfonos móviles utilizan campos electromagnéticos de alta frecuencia para transmitir datos o voz a través de ondas de radio. Estos campos, a veces llamados "electrosmog", tienen efectos en el cuerpo. Julia Ketteler, responsable científica del Centro de Competencia de Campos Electromagnéticos de la Oficina Alemana para la Protección contra las Radiaciones (BfS), señala que las radiaciones pueden calentar los tejidos. ¿Por qué exactamente? "Los campos electromagnéticos envían un impulso a las moléculas que componen nuestro cuerpo", explica Susanne Weg-Remers, jefa del Servicio de Información sobre el Cáncer (KID) del Centro Alemán de Investigación del Cáncer de la ciudad de Heidelberg. Este impulso hace que los átomos de las moléculas de nuestras células se muevan más rápido. "Esto es básicamente el equivalente bioquímico del calor", resume Weg-Remers. Calor que, según Ketteler, el cuerpo puede compensar hasta cierto punto. En medicina, esto se denomina termorregulación. Para evitar que los tejidos del cuerpo se calienten demasiado, los fabricantes de teléfonos móviles deben cumplir límites y normas estrictas. Para los teléfonos inteligentes, por ejemplo, el llamado valor SAR (tasa de absorción específica) no debe superar los dos vatios por kilogramo de masa de los tejidos. El valor SAR muestra la rapidez con la que el cuerpo absorbe la energía. Un ejemplo del BfS: si se calentaran dos litros de agua con una bombilla LED estándar, que tiene una potencia térmica de cuatro vatios, esto correspondería a un valor SAR de dos vatios por kilogramo. En lo que respecta a los teléfonos móviles, esto significa que cuanto más bajo sea el valor, menos radiación emite un dispositivo. De todos modos, la mayoría de los dispositivos están muy por debajo del valor límite, como muestran las especificaciones de los modelos modernos y también de los más antiguos. El BfS pone a disposición una base de datos donde se pueden leer estos valores. El Xiaomi Poco F2 Pro, por ejemplo, tiene un valor de 0,79 W/kg, el iPhone 12 0,98 W/kg. E incluso el Samsung E 1080 de 2009 está muy por debajo del límite legal con 0,64 W/kg. Los efectos del uso del teléfono móvil sobre la salud han ocupado a los investigadores durante mucho tiempo. Una de las preguntas es si la radiación de los teléfonos móviles puede ser cancerígena. Sin embargo, en base al nivel de conocimientos actual, el BfS no ve ninguna relación entre el uso del teléfono móvil y, por ejemplo, el riesgo de contraer un tumor cerebral. Según su propia información, la entidad ha incluido más de 1.000 publicaciones científicas en su evaluación de riesgos. Los resultados corroboran el estudio MOBI-Kids publicado recientemente y dirigido por el Centro de Salud Global de Barcelona. Para llevarlo a cabo se interrogó a unos 900 niños y adolescentes que padecían un tumor cerebral sobre su comportamiento de uso del móvil. Posteriormente los resultados fueron comparados con las declaraciones de participantes sanos. La información sobre la duración y la frecuencia de uso de los teléfonos móviles se recogió en entrevistas realizadas entre 2010 y 2015. En las encuestas participaron unos 2.800 jóvenes de 14 países. Lo que se debe tener en cuenta es que puede haber muchas causas detrás de un tumor maligno. "Cáncer significa que las células de nuestro cuerpo empiezan a dividirse y no obedecen a la señal para que dejen de hacerlo", explica Susanne Weg-Remers (KID). En la mayoría de los casos, que esto ocurra es una cuestión de azar, precisa la especialista. Según la facultativa, esto se debe a que el proceso por el que se duplica el material genético es propenso a errores. Esto significa, prosigue, que se producen errores tipográficos en la información genética que pueden provocar cáncer en el transcurso de la vida de una persona. Hay factores que pueden aumentar el riesgo de cáncer. Según Weg-Remers, entre ellos se encuentran los rayos UV o los rayos X, pero también las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH) o hábitos poco saludables como el tabaquismo. La predisposición genética también influye. Sin embargo, Weg-Remers descarta claramente que las radiaciones de los móviles sean un factor desencadenante del cáncer: "No hay pruebas de que los campos electromagnéticos emitidos por los teléfonos móviles puedan desencadenar cambios genéticos". Weg-Remers añade que, si bien es cierto que estas correlaciones se observaron en estudios anteriores cuando los dispositivos eran todavía muy grandes y tenían campos electromagnéticos muy fuertes, desde el punto de vista actual, los resultados son muy controvertidos y no se han podido confirmar en estudios más recientes. No obstante, aunque los datos de la investigación son fiables, los investigadores quieren esperar a tener más resultados para disipar las "últimas dudas", señala Julia Ketteler, y añade que esto se debe a la larga duración de algunos estudios y al propio método científico, según el cual es simplemente imposible demostrar que un riesgo no existe. Además, la investigación también se dedica a otros aspectos de la tecnología de los teléfonos móviles, por ejemplo, la cuestión de si el móvil tiene un efecto sobre la actividad cerebral y la calidad del sueño. Según Julia Ketteler, quien se queje de alteraciones del sueño por tener el móvil cerca debería tener en cuenta otros factores, como la incidencia de la luz o el estrés. Los estrictos límites de SAR también ofrecen protección en estos casos, por lo que la bióloga Ketteler no ve ningún riesgo para el cerebro. Para reducir las radiaciones, basta con colocar el teléfono móvil a unos centímetros de la cabeza. Del mismo modo, Ketteler puede acabar con la preocupación de que el móvil en el bolsillo haga infértiles a los hombres. Según el BfS, el aumento de la temperatura está por debajo del límite que podría alterar la producción de esperma en los hombres. Quienes quieran ir sobre seguro, tienen la opción de hacer llamadas con auriculares y sacando el móvil del bolsillo. ¿Y qué hay de la tecnología 5G? Esta no solo aporta velocidades de transmisión completamente nuevas, sino también nuevas frecuencias y, por lo tanto, más postes de transmisión o estaciones base que son necesarios para dicha red. ¿Implica esto una nueva evaluación de riesgos? Según las estimaciones del BfS, el 5G no cambia los campos electromagnéticos y sus efectos biológicos. "La mayor fuente de radiación no es el mástil de transmisión, sino el propio teléfono móvil", precisa Ketteler. Los numerosos postes de transmisión tienden a mejorar la recepción, mientras que la potencia de transmisión, y por lo tanto las radiaciones, del teléfono móvil disminuyen. Desde el punto de vista de la Oficina Federal de Protección Radiológica, el uso de los teléfonos móviles 5G no supone ningún riesgo. dpa