Higiene, higiene, higiene. En tiempos de coronavirus, esta determinó nuestra vida cotidiana y sigue haciéndolo: dos años después del comienzo de la pandemia, seguimos utilizando mascarilla, cambiamos el apretón de manos por el choque de codos y nos volcamos dedicadamente a la desinfección. Entretanto, la cifra de infectados parece bajar y disminuyó la obligatoriedad del uso de mascarilla en el comercio minorista. Algunos ya imaginan un horizonte con la pandemia transformada en endemia. Entonces, ¿debemos dejar de lado nuestras rutinas de higiene? "De ninguna manera", asevera el profesor y especialista alemán en higiene Klaus-Dieter Zastrow. También el infectólogo germano profesor Clemens Wendtner se muestra convencido de que "rige un nuevo manual de comportamiento en materia de higiene, mas allá de los tiempos de coronavirus". Mascarillas, fundamentales en hogares de ancianos Para Zastrow, sigue siendo sensato tener al alcance de la mano una mascarilla. "Allí donde se encuentran muchas personas y posiblemente estén una junto a otra, es conveniente utilizar mascarilla", detalla. Esto puede ser por ejemplo en un ascensor, en el bus o en el tren. Clemens Wendtner también cree que el uso de mascarillas en conferencias con muchos participantes se convertirá en la "nueva normalidad", sobre todo en épocas de resfríos. Y añade que no necesariamente deben ser FFP2, sino que pueden ser mascarillas de tela. Distinta es la situación en residencias y asilos de ancianos, así como en hospitales. "Aquí debería usarse una mascarilla FFP2 para proteger a los residentes y a los pacientes", dice Wendtner. Y especifica que no solamente el cuidador o cuidadora o el médico o médica deben cubrirse de esta manera la boca y la nariz, sino también los visitantes. Gel con alcohol, acompañante en el bus y el tren Asimismo la botellita de gel desinfectante debe continuar estando en la cartera. "Es ideal que quien viaje en subterráneo y se aferre de un pasamanos que utilizaron muchos pasajeros se desinfecte al bajar", comenta Zastrow. El jefe de Infectología de la Clínica Schwabing de Múnich especifica que también quien toque manijas de puertas o apoyabrazos, por ejemplo en el avión, debería desinfectarse posteriormente las manos con el gel. Y, en materia de desinfección, Zastrow recomienda además seguir limpiando la garganta y la boca con un enjuague desinfectante cada tres días. Esto, explica, desactiva los gérmenes y virus que podrían propagarse al hablar, toser o cantar. Sin embargo, el enjuague bucal que todavía puede encontrarse en el baño no suele ser suficiente para este fin: "Debe ser un desinfectante de las mucosas con efecto viricida limitado", dice Zastrow. Lavarse las manos sigue siendo esencial Lavarse las manos es una rutina de higiene que ya era importante antes del coronavirus. "Pero en definitiva solamente se quita así la suciedad", puntualiza Zastrow. Los gérmenes y virus no se eliminan de esta manera, por lo que es importante la desinfección, explica. "De todas maneras, no debe descuidarse el lavado de manos", comenta Wendtner. Resulta esencial limpiar profundamente las manos con jabón antes y después de las comidas, al igual que previo y posterior a ir al baño. Distancia social, no solo por razones de higiene La distancia social habitual en los tiempos de coronavirus en las filas de espera también debe continuar implementándose... y no solo por razones de higiene. "Es además una cuestión de cortesía no acercarse demasiado a la persona que está próxima en la fila", acota Wendtner. Ventilar, otro factor esencial La apertura regular de las ventanas, por ejemplo en escuelas u oficinas grandes con muchas personas, hace disminuir el riesgo de contraer una infección de coronavirus. "Mediante una ventilación intensa se reduce la concentración de aerosoles en el interior. Esto es beneficioso para la salud, independientemente de covid-19", dice Wendtner. Y agrega que es una medida fácil de implementar y que no tiene costo alguno. Apretón de manos y beso, en franco descenso En lugar del clásico apretón de manos, en épocas de pandemia se popularizó el choque de puños o de codos. "Desde el punto de vista epidemiológico sería bueno que esto continuara así", indica Wendtner. Sin embargo, en muchas instancias se considera descortés rechazar un apretón de manos. "Un recurso posible es desinfectarse luego disimuladamente las manos con el gel que se lleva", señala Zastrow. ¿Y qué sucede con el besito en la mejilla? "El caso ideal es analizar a quién dárselo", según Wendtner. Si uno no se siente cómodo, es mejor rechazarlo de manera amable. dpa