En realidad, suena bien: no hacer nada durante la jornada laboral y navegar durante horas en Internet, en vez de ir de reunión en reunión. O simplemente trabajar un poco sin mucho pensar y de todas maneras recibir un buen dinero por ello. Pero esta imagen es engañosa. A la larga, tener poco trabajo tiene consecuencias tan negativas como tener mucho. "Boreout" se llama el fenómeno, del inglés "to be bored", es decir, estar aburrido. Los afectados se sienten exhaustos, sin fuerza y vacíos. Y es que también la sensación de que a uno constantemente le exigen de menos puede generar estrés. Sobre todo cuando uno intenta dar hacia afuera la imagen de que tiene suficiente trabajo. Puede haber dos motivos para ello: uno puede temer que de lo contrario le encarguen aún más tareas aburridas o uno quiere demostrar que está ocupado con tareas muy importantes. "Quien tiene mucho para hacer es importante. Quien no tiene nada que hacer no lo es. Se trata de un imperativo social", dice el experto suizo en salud Peter R. Werder, quien escribió junto a Philippe Rothlin un libro sobre el tema. El psicólogo económico Andreas Hemsing opina parecido: "Si no hago nada que tenga cierto sentido yo tampoco tengo sentido". La necesidad de rendir es extremadamente grande en muchas personas. La conclusión inversa "si no rindes, pierdes tu lugar en la sociedad" de hecho tiene efectos en la salud. "Está claro desde hace muchos años que sentirse vacío daña emocionalmente a las personas", dice Hemsing. Los afectados no solo se sienten aburridos y desinteresados, sino también insatisfechos, frustrados y molestos. Y eso no solo durante el día mientras cumplen con sus escasas tareas. "El 'boreout' muestra su aspecto realmente desagradable una vez que uno sale del trabajo", señala Werder. Y es que los síntomas no desaparecen cuando uno deja la oficina. Además, no se es consciente de que ese malestar a la tarde, ese desánimo, la irritabilidad, el cansancio y la introversión pueden tener relación con el trabajo. "Muchos de los que padecen esto, en algún momento abandonan la lucha internamente y desarrollan algo así como una satisfacción laboral basada en la resignación", dice Dirk Windemuth, director del Instituto de Trabajo y Salud de la asociación alemana de seguros sociales de accidentes DGUV. Es decir, saben que su tarea en realidad es una porquería, pero se dicen a sí mismos: "¡Está bien! No tengo problemas, me puedo tomar vacaciones regularmente y gano suficiente dinero". Pero a fin de cuentas eso es un autoengaño que a la larga no funciona. Mejor y más importante que engañarse sobre las ventajas de un trabajo es modificar ese trabajo y la fuente del problema. Esto no se puede hacer sin honestidad para con uno mismo y comunicación con el empleador. "Conversar, cambiar de puesto internamente en la empresa, asistir a un curso de formación profesional o renunciar. Son todas posibilidades, pero ninguna de ellas es fácil", dice Werder. Sobre todo porque generalmente uno ya desempeñó durante mucho tiempo la tarea antes de tomar consciencia del "boreout" y de sus consecuencias. "Generalmente ya es demasiado tarde cuando uno habla con su jefe. A lo sumo se puede hablar respecto del futuro". Eso quiere decir: no quejarse porque se tiene desde hace una eternidad un trabajo monótono o muy pocas tareas. Mejor es formular deseos como: "Me gustaría mucho llevar a cabo de vez en cuando alguna otra tarea. Para ello necesitaría formarme". O: "Me encantaría quedarme en la empresa, pero ¿podría trabajar también en alguna otra sección?". Según Windemuth, en muchos casos puede ayudar una especie de "job rotation", durante la cual los empleados van cambiando de tareas cada cierta cantidad de horas o de días. O también es una opción que los empleados busquen enriquecer sus tareas. Por ejemplo, se puede asumir tareas que en el flujo de trabajo están antes o después de la suya en sí. Andreas Hemsing aconseja intentar reducir la importancia emocional del trabajo. Es decir: buscar algo que me aporte más entusiasmo a mi vida. "Para compensar la monotonía y nutrir un poco mi autoestima con algo más que mi tarea laboral", agrega. Eso puede ser un hobby, actividades como aprender idiomas, viajar o practicar algún deporte o también algún voluntariado. Los expertos no creen que la pandemia de coronavirus haya reforzado el "boreout". "Poder planificar y subdividir el trabajo uno mismo, en realidad, previene la monotonía", dice Dirk Windemuth. Por eso, el teletrabajo puede ayudar, dado que siempre se puede cortar para poner la lavadora o salir a pasear con el perro. Y, al contrario de lo que ocurre en una gran oficina, no hay presión para demostrar que uno está trabajando, dice Peter Werder. "En el home office no hay nadie al que haya que demostrarle nada". dpa