Las esencias de eucalipto y alcanfor pueden ser una maravillosa ayuda en caso de un resfrío. Sin embargo, no deberían utilizarse en niños, porque ellos reaccionan de un modo mucho más sensible a este tipo de aceites que los adultos, advierte el pediatra Ulrich Fegeler. No deberían aplicarse productos que contengan gran proporción de aceites esenciales de alcanfor, eucalipto o mentol en bebés o niños menores de dos años, precisa el experto, sin importar si se trata de esprays, de difusores o de productos preparados para frotar en la piel, baños o inhalaciones. Ya unas pocas gotas de la esencia, que pueden llegar por descuido a la zona de la nariz y garganta del niño, podrían generar en lactantes y niños pequeños espasmos en la laringe y trastornos respiratorios, explica el pediatra. Los aceites que contienen las pomadas o soluciones para inhalar pueden provocar enrojecimiento de la piel y de la boca, dolores de estómago, náuseas, vómitos, cansancio, agitación, temblor y escalofríos y hasta trastornos motrices. Más peligroso aún es si los niños entran en contacto directo con los aceites esenciales y tragan algo en forma concentrada, ya que puede provocarles una intoxicación y hasta daños en el sistema nervioso central y en los riñones. Por eso es tan importante guardar esos aceites en un lugar al que los pequeños no puedan acceder. "Los aceites de alcanfor, eucalipto y menta son muy tóxicos", señala Fegeler. En caso de que los niños hayan ingerido esos aceites esenciales en forma pura, urge llamar al servicio de emergencias y luego comunicarse con algún centro especializado en intoxicaciones para informarse sobre posibles medidas a tomar. dpa