A más tardar desde el comienzo de la pandemia, muchas personas pasan incontables horas sumergidas en mundos digitales. Entre ellas hay muchas que no encuentran la manera de salir de estos tan rápidamente. ¿En qué momento se puede calificar el consumo de medios de comunicación como una adicción? ¿Y cómo podemos evitar quedar atrapados en la vorágine de la adicción que estos producen? "Cuando la situación se vuelve realmente grave, se descuidan otras áreas de la vida, como las amistades, la familia, los pasatiempos y, en algún momento, incluso la higiene personal", explica la psicóloga Martina Haas, que trabaja para una fundación alemana de adicción a los medios y a Internet. En estos casos, añade la licenciada, las personas apenas comen, duermen o se duchan por pasar el mayor tiempo posible frente al ordenador. Si bien perciben que el uso que hacen de los medios de comunicación tiene consecuencias negativas, no pueden cambiar su comportamiento, asevera Haas: "Además, la dosis sigue aumentando y cuando se intenta desconectar, se tienen enseguida síntomas de abstinencia". Haas explica que a los afectados no les gusta hablar de ello, y que además tienen sentimientos de culpa hacia su familia. Para escapar de este estrés, prosigue, algunos se refugian aún más en los mundos virtuales. Esta pérdida de control asociada a la adicción a los medios de comunicación se observa, en el caso de las adolescentes y mujeres, en su comportamiento en las redes sociales, mientras que en los jóvenes y los hombres es más probable que sean los juegos en línea, informa Haas. En general, la psicóloga explica que detrás de toda adicción siempre hay un anhelo: "Cuando uno no se puede alejar de él (el mundo virtual), es porque se busca en los medios algo que se echa de menos en el mundo real". Kristin Langer, experta de una iniciativa alemana que busca sensibilizar a niños y padres sobre el uso de los medios, señala que durante la pandemia muchas personas pasan naturalmente mucho más tiempo frente a la pantalla de lo que es normalmente aconsejable: "Sumergirse en un mundo digital puede producir momentos de felicidad y una sensación de logro, pero experimentar esto exclusivamente en mundos digitales no es un concepto a largo plazo". Langer explica que la capacidad de autorregulación solo se desarrolla gradualmente a la par de la personalidad: "El proceso lleva tiempo y en algunos adultos aún no se ha completado". Niels Pruin, terapeuta en adicciones, señala que es importante no caer en la adicción aún siendo un niño: "Cuanto antes se inicie un niño con un comportamiento problemático en el uso de los medios de comunicación y cuanto más dure esta conducta, más difícil será deshacerse de esa adicción en la edad adulta". Según Pruin, a las citas de asesoramiento sobre adicciones acuden a menudo jóvenes que se han retirado de la sociedad y a los que les resulta muy difícil establecer contactos sociales: "Han olvidado cómo hacerlo y están muy insatisfechos consigo mismos. Muchos temen no ser capaces de cumplir con estas exigencias en la vida real". El terapeuta explica que las personas adictas a los medios de comunicación suelen tener también los llamados trastornos comórbidos, es decir, trastornos asociados, como depresión, ansiedad, compulsiones o fobias sociales: "No se trata solo del puro consumo de medios, sino que a menudo la gente quiere compensar otros déficits con su consumo problemático". Para saber si se es adicto, se debe intentar reducir el consumo problemático de medios de comunicación, aconseja Pruin: "Si se tiene la sensación de que se lo puede dejar en cualquier momento, entonces se debería intentar. Si luego se da cuenta de que no es posible, se deberá buscar ayuda profesional". A todos aquellos que no son adictos, pero pasan mucho tiempo en los medios, Pruin recomienda utilizar algunos trucos. "Si se quiere utilizar menos el teléfono móvil, uno de los trucos es tener uno que sea lo menos atractivo posible, por ejemplo, con un tono de llamada molesto, una imagen de fondo embarazosa o un código de acceso muy complicado". Además, se pueden crear zonas libres de móviles en la mesa del comedor y en la mesilla de noche, así como dejar de llevar el móvil al baño. "El baño es una habitación tranquila donde nadie molesta. Como nadie quiere nada de uno, lo primero que se hace es sacar el móvil del bolsillo", explica Pruin. "Es un clásico condicionamiento en el cerebro, el condicionamiento adictivo. Y esto es lo que hay que desacondicionar". El especialista en adicciones explica que hay muchas medidas preventivas que pueden tomarse para evitar la adicción a los medios de comunicación. Reforzar la autoestima es el lema. Según Pruin, las actividades de ocio deportivas o creativas, el interés básico por la gente y un círculo de amigos desempeñan un papel importante. También es fundamental saber combatir el aburrimiento: "Ese es un problema muy grande, ya que mucha gente no sabe cómo lidiar con una sensación desagradable como el aburrimiento, porque nunca lo ha aprendido". dpa