La increíble historia del matrimonio fundador de BioNTech

Guardar
ARCHIVO - Ugur Sahin (der.)
ARCHIVO - Ugur Sahin (der.) y Özlem Türeci, la pareja de fundadores de BioNTech, la empresa que desarrolló la primera vacuna validada contra covid-19. Foto: Bernd von Jutrczenka/dpa-Pool/dpa

Hace dos años, la empresa alemana BioNTech era tan poco conocida para la mayoría de la gente como los nombres de sus fundadores, Ugur Sahin y Özlem Türeci. 

Esta pareja de científicos ha colaborado en la redacción de un libro que relata sus esfuerzos para desarrollar la que iba a convertirse en la primera vacuna validada contra la enfermedad covid-19. 

La publicación lleva el título original "Vaccine: How the Breakthrough of a Generation fought Covid-19" (Vacuna: cómo el descubrimiento de una generación combatió covid-19), y su autor es el periodista Joe Miller, del periódico británico Financial Times.

En su obra, Miller destaca que en 2014 BioNTech ni siquiera tenía una página web. Con mucho conocimiento interno, el periodista traza la increíble historia de éxito de una pareja de investigadores que persiguen sus visiones con gran tenacidad e inmenso compromiso personal.

El libro acompaña a la pareja, ambos hijos de inmigrantes turcos, y documenta el desarrollo de la vacuna BioNTech tan de cerca y con tanto detalle que sería difícil que otro autor lo pudiera hacer de la misma manera. La obra ofrece información tanto a las personas que quieren conocer el desarrollo de la vacuna contra covid-19 como a aquellas que están más interesadas en el enfoque empresarial. 

"En el momento de escribir estas líneas ya se han suministrado más de mil millones de dosis de BNT162b2 en más de 100 países y regiones de todo el mundo", asevera el autor en su libro. "Para finales de 2021, se espera que esa cifra alcance los 3.000 millones, lo que convertiría a la vacuna en el medicamento más utilizado de la historia", prosigue. 

Miller escribe que, a principios de 2020, la empresa tenía pérdidas de 500 millones de euros (aproximadamente 588 millones de dólares estadounidenses), y que "ahora cuenta, solo para 2021, con beneficios de 16.000 millones derivados de los contratos de vacunas". 

Es difícil calcular cuántas vidas se han salvado hasta ahora. Sahin y Türeci adoran las películas de superhéroes, y ahora ellos mismos son considerados como tales. Su empresa BioNTech, con sede en la ciudad alemana de Maguncia, desarrolló la primera vacuna de ARNm aprobada contra covid-19.

Joe Miller ha acompañado a Ugur Sahin y Özlem Türeci desde marzo de 2020 y también ha hablado con más de 50 científicos, políticos y empleados de BioNTech. Sus detallados relatos ilustran cómo la pequeña empresa pudo dar el gran golpe de sacar al mercado una vacuna muy eficaz en tan poco tiempo. 

"Escribir un libro sobre una pandemia durante una pandemia fue una experiencia surrealista", explica Miller, y relata que tuvo que recurrir a terceros para las descripciones de los lugares y que apenas pudo reunirse con los interlocutores de las entrevistas en persona a causa de las restricciones. 

Su relato, aclara el periodista, se basa en los mejores recuerdos posibles de los observadores, al igual que las citas literales, que deben considerarse una aproximación. 

En las primeras páginas del libro, Miller se refiere al momento en que Maggie Keenan se convirtió en la primera persona del Reino Unido en recibir una vacuna contra covid-19. Esto fue en diciembre de 2020, y la vacuna que recibió fue el preparado de BioNTech y Pfizer. 

"Incluso antes de que Maggie Keenan saliera del hospital empujada por las enfermeras en su silla de ruedas, flanqueada por médicos y enfermeras que le hacían los honores, la ampolla vacía y la jeringa utilizada para esta histórica inyección ya descansaba en el Museo de la Ciencia de Londres". 

Allí ocupará su lugar junto a la lanceta del médico británico Edward Jenner, que abrió el camino a la tecnología moderna de vacunación en 1796 al vacunar al hijo de su jardinero contra la viruela.

Sahin y Türeci, un equipo de científicos formado por marido y mujer, llevaban tiempo creyendo que se podría iniciar una revolución médica a partir de la molécula genética ARNm, escribe Miller. "Sin embargo, nunca esperaron que iba a ser una pandemia mortal la que confirmaría su teoría". 

Ambos nacieron en la década de 1960 de padres turcos que se habían forjado una vida en Alemania Occidental. Tras carreras científicas bastante similares, se conocieron en un hospital, se convirtieron en pareja y se dedicaron a la lucha contra una de las enfermedades más insidiosas y difíciles de curar: el cáncer.

El plan del dúo de investigadores era utilizar las vacunas de ARNm para instruir al sistema inmunitario a que combata específicamente las células cancerígenas. Durante largo tiempo, Sahin y Türeci formaron parte de un grupo muy reducido que compartía el entusiasmo por este específico objetivo. 

"Su pasión no era compartida por una amplia comunidad científica", escribe Miller. "Las perspectivas de que una agencia reguladora permitiera los ensayos clínicos de un fármaco de ARNm eran escasas".

Cuando el coronavirus inició su marcha triunfal en humanos hacia finales de 2019, ni la empresa ni la tecnología de ARNm habían salido de su nicho de existencia. Según las descripciones de allegados, Ugur Sahin fue una de las pocas personas en el mundo que, ya al enterarse de los primeros casos en China, se dio cuenta muy pronto de que se estaba gestando una pandemia mundial y mortal: "Creo que podemos desarrollar algo para combatirla”, habrían sido sus palabras. 

Según el libro, el 24 de enero de 2020 había menos de 1000 casos confirmados de la nueva enfermedad en todo el mundo. El 25 de enero, Sahin y Türeci decidieron producir una vacuna contra ella. En ese momento, ningún fármaco de ARNm había sido liberado para su uso general, y en muchos otros aspectos, BioNTech era el candidato con menos probabilidades de desarrollar una vacuna comercial contra covid-19.

El 26 de enero, un domingo, Sahin había concebido el diseño de las ocho primeras candidatas a vacuna y esbozado los planes técnicos de construcción de las mismas. Con cientos de empleados y un presupuesto millonario, BioNTech se dedicaría a partir de entonces a desarrollar una vacuna contra la amenaza, inicialmente sin nombre, utilizando una tecnología que aún no había sido probada. El "Proyecto Lightspeed", como se denominó la misión, siguió un curso sin precedentes.

El récord de desarrollo de una vacuna hasta ese momento había sido de cinco años: en el caso de la vacuna contra las paperas y en el desarrollo de la vacuna contra el ébola, este último proyecto liderado por el laboratorio estadounidense Merck, el mayor y más experimentado productor de vacunas del mundo. 

¿Cómo fue posible acortar el proceso a solo once meses? Uno de los factores decisivos fue que los pasos necesarios para la validación no se hicieron uno tras otro, sino, en la medida de lo posible, en paralelo, como se explica en el libro. 

Además, en las primeras fases del proceso se presentó no solo a una, sino a varias candidatas, de modo que no se perdiera tiempo en caso de contratiempo con la candidata inicialmente más prometedora. Al mismo tiempo, la empresa se preparó desde el principio para convertirse en fabricante de vacunas. 

Siempre estuvo claro que el fracaso del "Proyecto Lightspeed" podría significar el fin de BioNTech. Miller explica en su libro que, en un comienzo, la farmacéutica Pfizer no estaba interesada en trabajar con BioNTech, pero que finalmente terminó uniéndose al proyecto. 

Miller entra en detalles sobre los numerosos obstáculos, contratiempos y problemas durante esos meses y explica qué personas fuera y dentro de la empresa estuvieron implicadas en cada caso. 

El lector sabrá cómo reaccionaron Sahin y Türeci cuando llegaron los excelentes datos del decisivo ensayo clínico: el 9 de noviembre, el mundo entero recibió la noticia. "Las acciones de las empresas se dispararon y su valor de mercado aumentó en miles de millones de dólares. BioNTech llegó a ser tan valiosa como el gigante farmacéutico Bayer, con 157 años de antigüedad".

Para la pareja de investigadores, este éxito no es más que un importante logro en el esfuerzo continuo por mejorar la salud humana. "Aunque ahora son multimillonarios sobre el papel, siguen dando seminarios en universidades y formando a estudiantes de doctorado", escribe Miller. "En el momento de escribir estas líneas, ambos —que siguen sin tener coches ni televisores— no han vendido ni una sola acción de su BioNTech".

Al final del libro, Joe Miller afirma que en un principio él mismo creía que tenía que haber un momento especial, un momento médico concreto, que había hecho posible el éxito de BioNTech. El periodista acota que no fue así, sino que una multitud de piezas, y una gran porción de suerte, fueron las que propiciaron el increíble resultado. 

No obstante, subraya Miller, sí que hay una constante, un secreto detrás del éxito: la personalidad de los dos investigadores, su pura fuerza de voluntad. Sahin y Türeci, en combinación, son un núcleo magnético que atrae "ideas y personas de todo el mundo de forma sorprendente", puntualiza el autor de "Vacuna". "El agente decisivo de la vacuna BNT162b2 no fue el ARN: fueron más bien Ugur Sahin y Özlem Türeci".

dpa

Guardar