Samia Ahmed ahorró durante 16 años, pero como muchos musulmanes de edad avanzada, teme que las nuevas restricciones por el covid-19 le impidan cumplir su sueño de hacer el hach, la peregrinación anual a la ciudad saudita de La Meca.
Por segundo año consecutivo, Arabia Saudita restringió el hach a un número reducido de pobladores, dejando por fuera a millones de extranjeros que usualmente acuden a La Meca para el ritual que todo musulmán de cumplir al menos una vez en su vida.
Con su edad avanzada y salud quebrantada, Ahmed, una egipcia de 68 años, lloró durante días cuando se anunciaron las restricciones el año pasado, cuando comenzó la pandemia del coronavirus.
"Yo le había pagado a la agencia de viajes y había comenzado a preparar todo", contó la empleada pública jubilada.
El hach es considerado un momento cumbre en la vida religiosa musulmana, al unir a millones de creyentes que llegan a cumplir un deber espiritual en los sitios más sagrados del islam.
Entre los ritos que realizan, los peregrinos caminan siete veces alrededor de la Kaaba, un edificio cúbico en torno al cual se construyó la Gran Mezquita y en dirección a la cual los musulmanes rezan cinco veces al día.
Los fieles pernoctan en el valle de Mina -a 5 km- y simbólicamente lapidan las tres estelas que representan a Satán.
"Deseo mucho hacer el hach antes de morir, no sé si estaré viva el próximo año", lamentó la mujer, con un rosario musulmán azul en las manos.
- Encontrar a Dios -
Quien tiene recursos puede hospedarse en los hoteles de lujo de La Meca, pero los fieles pobres o con ingresos modestos hacen grandes sacrificios durante años para ser uno de los 2,5 millones que participan en la fiesta en un año normal.
Pero en 2020, meses después de que la pandemia impidió realizar eventos a gran escala, solo 10.000 pobladores de Arabia Saudita pudieron hacer el viaje a la ciudad más sagrada del islam, en el oeste del reino.
Para este año, el país lo amplió a 60.000 residentes de 18 a 65 años que estén vacunados contra el coronavirus y no sufran de enfermedades crónicas.
Eso excluye a personas como Ahmed, pese a que dice que pagó 100.000 libras egipcias (6.400 dólares, 5.500 euros) para participar.
"Tengo pocas posibilidades porque en el futuro van a escoger a peregrinos más jóvenes y saludables", dijo la abuela que sufre de diabetes y alta presión sanguínea.
Amina Gaafar, una trabajadora social egipcia de 58 años, ha ahorrado durante 30 años para ir al "encuentro con Dios", pero por el covid y con la perspectiva de una operación de reemplazo de rodilla, el viaje podría ser imposible.
"Financieramente estoy lista, pero ahora es el coronavirus el que me frena", lamentó ella, preocupada de que el dinero ahorrado se agotará en gastos cotidianos.
"Temo que un día no podré realizar el hach del todo por mi salud quebrantada", dice entre lágrimas.
Mohamed Essam, propietario de una agencia de viajes en El Cairo, dice que dos tercios de quienes compran viajes para el hach tienen más de 60 años.
Este año, muchos expresaron "tristeza, frustración y enojo", dijo Essam.
"La mayoría de los peregrinos de todo el mundo son mayores. La gente comienza a pensar en el hach cuando tienen dinero ahorrado", dijo a la AFP en su oficina, adornada con fotos de la Gran Mezquita de La Meca.
- "Confiamos en Dios" -
Fieles de países populosos de Asia como Indonesia, Malasia y Pakistán son gran parte de los participantes del hach, y muchos de ellos esperan años por la oportunidad de hacer el viaje.
Desesperado por viajar a La Meca, Muhamad Saleem Butt, de la ciudad paquistaní de Rawalpindi, aplazó el tratamiento por un problema del hígado, pero la pandemia frenó sus planes.
"Antes no tenía dinero, pero en los últimos años he tenido los recursos y mis hijos están casados", contó el comerciante de 73 años.
"Pero ahora mi salud se deteriora, el médico recomendó una operación", dijo el hombre, que aún espera poder viajar el próximo año.
Jumina, una indonesia de 65 años, lleva décadas ahorrando para el hach y su familia se preparó para celebrar su partida.
"Estoy muy decepcionada porque había preparado todo para el viaje", dijo a la AFP la mujer, que incluso se puso las dos dosis de la vacuna contra el covid-19.
"Si aún tengo salud para la próxima vez, voy a ir. Confiamos en Dios", concluyó.
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