OMAHA, Nebraska, EE.UU. (AP) — Cullen Jones aún recuerda la primera ocasión que realmente sintió odio en una piscina.
Aún era un adolescente en la ciudad de Nueva York y competía por primera vez en una prueba de nivel alto, destacando como uno de los pocos nadadores de raza negra.
“Definitivamente me sentí diferente”, recordó Jones en una entrevista esta semana durante las pruebas de natación en Estados Unidos. “Cuando tenía 15 años, finalmente gané una competencia importante. Le gané a un chico blanco. Su madre se acercó y dijo ‘Oh, ¿no deberías estar jugando baloncesto?'”.
La natación le fue útil a Jones, quien muestra con gusto sus cuatro medallas olímpicas —dos de oro— y otros tres metales que obtuvo en campeonatos del mundo.
Tristemente no suficientes nadadores de color siguieron el camino de Jones, que impide que este deporte rebase la percepción de que es una disciplina restringida sólo para los habitantes de suburbios ricos y predominantemente blancos, al menos en Estados Unidos.
Durante las pruebas olímpicas, en las que cientos de nadadores buscan su boleto a Tokio, es imposible ignorar que hay pocos competidores de minorías no blancas.
Existen algunas notables excepciones —como Simone Manuel, que se convirtió en la primera mujer de raza negra en ganar una medalla de oro en una prueba individual de natación en Río de Janeiro, así como Torri Huske, de 18 años, cuya madre es china— pero son insuficientes a pesar de los esfuerzos de la Federación de Natación para diversificar a sus deportistas.
En años recientes, el organismo rector ha dedicado su atención en la iniciativa “Make a Splash”, que provee oportunidades a niños, especialmente de comunidades marginadas, para que aprendan a nadar.
Pero el presidente y director ejecutivo de USA Swimming, Tim Hinchey, reconoció que los disturbios raciales tras la muerte de George Floyd sacó a la luz que se necesita hacer más.
No basta enseñar a los niños afroestadounidenses a nadar, Hinchey quiere asegurarse de que más niños de otras minorías vean a la natación como un camino a una beca colegial y el triunfo deportivo a los niveles más altos.
Incluso los Olímpicos.
“Nos dimos cuenta que nos falta una pieza”, reconoció Hinchey.
En los próximos siete años, USA Swimming tiene planeado dedicar fondos que van dirigidos a los programas para aprender a nadar, a clubes locales que están dando pasos para diversificar el deporte.
“Si podemos abrirlo a más gente, somos un deporte al que le encantaría tener más gente”, dijo. “Esa será nuestra prioridad al futuro”.