En Copenhague, los corazones se acompasan por Eriksen

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Cubierta de banderas rojas y blancas, Copenhague hizo latir su corazón este jueves por Christian Eriksen y todo el estadio del Dinamarca-Bélgica hizo llegar su latido hasta la habitación del hospital cercano al recinto donde se recupera el jugador.

En el minuto 10 - por el dorsal 10 que luce Eriksen - los 25.000 espectadores de levantaron de sus asientos y los jugadores cesaron el partido para aplaudir con entusiasmo, en un ambiente mágico.

En el minuto 2 los locales dieron inicio a la fiesta abriendo el marcador y llevando al Parken al delirio, poco después de haberse cantado el himno danés a pleno pulmón. Aunque el resultado final (derrota 2-1 de Dinamarca) evitó que la jornada festiva fuese perfecta.

Cinco días después de las traumáticas escenas del dramático paro cardíaco, y del alivio por su regreso a la vida luego de dos minutos de masaje cardíaco, el temor y la incertidumbre dieron lugar a la alegría y a las sonrisas.

Un estruendo de aplausos y de explosiones de alegría siguieron a cada acción de ataque danesa.

"Toda Dinamarca está contigo, Christian", se podía leer en la pancarta desplegada en el estadio.

"Este drama despertó a Dinamarca. Somos un país pequeño y arrimamos el hombro cuando alguien al que amamos sufre", constata Thomas Andersen, un aficionado de 44 años.

"Toda la ciudad de Copenhague está repleta de aficionados, es tan bonito ver eso, es tan emocionante", añade.

Justo antes del partido, la inmensa camiseta de Dinamarca, que se despliega sobre el césped antes de cada partido de la Eurocopa, llevaba el nombre y el número de Eriksen.

- 'Especial' -

Y los belgas, en cuya selección algunos jugadores han coincidido en clubes con el homenajeado, entregaron a los daneses una camiseta de los Diablos Rojos con el 10 y el nombre de Eriksen antes del inicio del partido.

Desde el estadio al famoso canal de Nyhavn, pasando por los muros de la fan-zone en la que se pintaron mensajes de apoyo al 10, la ola de apoyo a Eriksen recorrió la capital y sus terrazas durante todo el soleado día.

Incluso Rigshospitalet, el austero e inmenso hospital que acoge al jugador del Inter de Milán desde el sábado, está engalanado por numerosas banderas.

"Esta mañana escuchamos que necesitaba un marcapasos, pero los sentimientos positivos han regresado", cuenta Rene Dyhrberg.

El sábado pasado, "yo estaba en un pub, mucha gente lloraba porque queremos mucho a Eriksen. Lo sabíamos pero en ese momento comprendimos que él era especial", cuenta este treintañero.

En la fan-zone del puerto de Copenhague, algunos llegaron delante de la pantalla gigante con sus barcos. Los gritos de "Christian Eriksen" se elevaban cada poco entre la multitud. Y un aficionado caminaba con un desfibrilador como el que salvó la vida del jugador el sábado.

Desde hace varios días, los aficionados hacían cola para dejar sus mensajes de apoyo en las paredes.

Eriksen, que deberá llevar un desfibrilador cardíaco, ¿podrá reanudar su carrera? Muchos así lo esperan. Pero para Bo Holbek, cirujano que acudió como aficionado, es algo poco probable.

No tenerlo más sobre un terreno de juego, "será una gran pérdida para el fútbol, tanto para Dinamarca como para Europa", afirmó.

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