Las luces de los cruceros anclados en el puerto ya no brillan en la noche de Cozumel. La isla caribeña mexicana, famosa por sus arrecifes coralinos, sufre la ausencia de las grandes embarcaciones por la pandemia del coronavirus. "Antes llegaban los cruceros y esta avenida se llenaba de gente. Los restaurantes y bares estaban repletos, los negocios también", dice Yamile Hernández, una lugareña de 37 años. Cozumel, situada a unos 20 kilómetros de distancia de la costa de la península de Yucatán, al sur de Cancún, es uno de los principales destinos de cruceros en el mundo y el Caribe, y el primero en México. Para la isla de 647 kilómetros cuadrados y 80.000 habitantes son vitales los 4,6 millones de pasajeros anuales que desembarcan a gastar sus dólares en un día de visita y en los tours de snorkel. El último crucero llegó en mayo. Luego las empresas cancelaron sus viajes, obligadas por la pandemia. La industria global de cruceros crecía año a año antes de la crisis y la región del Caribe, incluyendo destinos como Bahamas y Jamaica, era la más demandada. "El efecto que ha tenido la pandemia en el turismo acá en Cozumel fue muy devastador", afirma Didier Pérez Cocom, de 40 años e instructor de snuba, una modalidad de buceo. Si antes en la temporada alta de fin de año el buzo hacía seis o siete inmersiones diarias con turistas, esta vez hizo una o dos por día y sólo ocasionalmente. Cozumel recibió en 2019 más de 1.300 cruceros con un promedio 4.500 personas por barco, entre pasajeros y tripulación. Los visitantes llegados por esa vía significaron un 67 por ciento del total del turismo de la isla. Había incluso planes de ampliar uno de los tres puertos de cruceros para recibir a más gente, algo que preocupaba a los ambientalistas. Según diversos estudios, la salud de los arrecifes, que forman parte de una reserva de la biosfera de la Unesco, se está degradando por la intensa actividad. La barrera de arrecifes de coral de Cozumel es la segunda más larga del mundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia. Peces de colores, estrellas de mar, mantarrayas y otras cientos de especies hacen de sus aguas transparentes un paraíso para el buceo. La aparición de mutaciones del corovirus, la aceleración de los contagios y nuevas restricciones de viaje en el mundo pintan un panorama complicado para el turismo también para este año. México es, de hecho, uno de los países más golpeados por el virus. Está en el cuarto lugar mundial de defunciones con unas 140.000 registradas y suma unos 1,6 millones de contagios. Aun así, nunca condicionó la entrada por sus aeropuertos. Sólo impuso protocolos sanitarios más estrictos y cupos máximos a los hoteles. El turismo representa el nueve por ciento de su producto interior bruto. En el estado de Quintana Roo, donde están Cancún y Cozumel, se autorizó a los hoteles hasta un 80 por ciento de ocupación para Año Nuevo. Las playas de Tulum, un destino favorito de los estadounidenses, o de Acapulco en el Pacífico, con un turismo local, estuvieron llenas. En Cozumel, la ocupación fue media. Muchas de las sillas frente al mar de los grandes hoteles estaban vacías mientras las gaviotas y los pelícanos pescaban sardinas a unos metros de la playa de arena blanca. Al terminar la primera semana de enero el turismo volvió a caer. Empleados eventuales contratados por los hoteles como meseros y ayudantes se quedaron nuevamente sin empleo. Algunos de ellos antes trabajaban con los pasajeros de los cruceros. Ahora Estados Unidos dispuso que desde el 26 de enero todas las personas que lleguen por vía aérea a su territorio, incluso sus ciudadanos, tendrán que presentar antes de subirse al avión una prueba de detección de coronavirus negativa. Eso podría desalentar a muchos que planeaban viajes a la playa. Sin cuarentenas obligatorias ni exigencia de pruebas por parte de México o Estados Unidos, sobre todo los estadounidenses optaron el año pasado por las playas mexicanas como destino, mientras otros lugares en el mundo cerraban sus puertas. Eso permitió a México situarse en 2020 como el tercer país del mundo en recibir más turistas, después de Italia y Francia, según los datos preliminares de la Organización Mundial del Turismo. No obstante, llegaron un 40 por ciento menos que un año antes, con un total de 25,9 millones, de acuerdo con la Secretaría de Turismo de México. Didier Pérez, el buzo, nació en la isla y desde los 15 años trabaja en el mar. No recuerda haber pasado antes tiempos tan difíciles: "Hemos tenido mucha pérdida, tanto de familiares como de amigos cercanos, y también se ha afectado la economía de la isla".