La tradicional bebida de Fiyi, otrora exclusiva de los hombres y consumida en ceremonias rituales por lugareños y jefes, está atrayendo a un nuevo mercado: las restricciones por el coronavirus están empujando a las mujeres a probar este brebaje con propiedades relajantes.
El Kava, conocido en Fiyi como yaqonina, es una parte esencial de la cultura del Pacífico sur, utilizado en la región para la relajarse y aliviar las tensiones.
La raíz de la planta de kava se muele, se mezcla con agua y se cuela y produce un brebaje marrón arenoso. Aquellos que lo prueban por primera vez le suelen encontrar un sabor a agua turbia pero el efecto de la bebida es innegable: la boca se entumece levemente y se generaliza un sentimiento de placidez.
"Lo bebemos porque nuestros abuelos lo bebían, nuestros bisabuelos lo bebían", dice Kaiava Davui, un jardinero que suele tomar kava los fines de semana.
"Hablamos, intercambiamos ideas. Alivia el estrés", asegura.
En el mundo rural rural los hombres suelen reunirse en torno a una taza de esa bebida y personalidades como el príncipe Enrique lo han compartido en las ceremonias junto a los jefes locales.
Pero hasta ahora, era un asunto de hombres.
La pandemia de coronavirus ha restringido las ceremonias de Kava tradicionales en las que solo participaban hombres.
Normalmente solían durar hasta bien entrada la madrugada, pero el toque de queda entre las 23h00 y las 04H00 para frenar el coravirus lo ha complicado. Además, para reducir los riesgos de contagio, también se ha prohibido compartir el 'bilo', el recipiente común que se va pasando de boca a boca.
- Favorito de los hipsters -
Las restricciones han hecho que surjan nuevas formas de beberlo y han atraído nuevos consumidores.
Los bares de Kava, inspirados en establecimientos en Estados Unidos, donde los hipsters han adoptado el kava como un relajante sustituto del alcohol, se han multiplicado en Fiyi.
El Café Weta, en la capital Suva, propone un kava bar en uno de sus cafés. Ofrece tazones de kava instantáneo hecho con polvo que se diluye rápidamente en agua.
La directora del Weta, Mue Bentley-Fisher, dice que los bares son una alternativa a la cultura masculina que rodeaba al kava en Fiyi.
"Vienen grupos de mujeres jóvenes. Se sienten seguras para beber kava aquí", dice.
En el Mauri Kava Dealers, la propietaria Keti Suli Hannah Balenacagi dice que el brebaje era una parte importante de sus círculos de amigos.
"Para mi, el kava es algo que hago cuando estoy estresada, necesito relajarme o estoy socializando con amigos", explica a la AFP.
En Westa, cada persona tiene su propio 'bilo', en vez de compartir la taza como es lo tradicional.
Bentley-Fisher lanzó su negocio justo antes del confinamiento en marzo y las ventas de kava al principio cayeron, pero después se han recuperado robustamente.
"Hemos comprobado que hay mayor demanda de kava desde el miércoles al viernes, y los clientes de todo tipo eligen kava como alternativa al alcohol para relajarse al final de la semana".
La incertidumbre generada por la pandemia en el mercado interno ha hecho que muchos productores estén tratando de posicionar este brebaje en el extranjero como un producto de "bienestar".
Fiji Kava, que tiene su sede en Australia y cultiva el producto en Fiyi, ha establecido un laboratorio científicamente acreditado para desarrollar una variedad de máxima calidad de kava para la exportación.
- Náuseas e indigestión -
Ha desarrollado cápsulas para los consumidores extranjeros que tratan de aliviar su ansiedad y se ha asociado con la Unión de Rugby de Fiyi para promover los beneficios del producto.
El jefe ejecutivo de la Unión de Rugby de Fiyi, John O'Connor, asegura que el kava ayuda a los jugadores a enfrentar los "importantes desafíos físicos y mentales" que supone jugar en este deporte de élite.
"Hemos encontrado un socio ideal para proporcionar a nuestros equipos suplementos de kava seguros y de máxima calidad y pastillas de relajación que les ayudarán en la relajación muscular, el sueño reparador y la recuperación", dijo cuando se anunció el acuerdo en marzo.
Los bebedores de kava, en particular las variedades más baratas, dicen que puede causar resaca, y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advierte de que el abuso puede generar erupciones cutáneas, náuseas e indigestión.
Asimismo, podría causar daños duraderos en el hígado, pero existen apenas estudios que lo demuestren.
Los datos disponibles más recientes muestran que en 2018 Fiyi exportó unas 160 toneladas de kava a Estados Unidos y 80 toneladas a Nueva Zelanda.
Australia permite la importación de una cantidad limitada para fines médicos, pero el año pasado anunció que permitirá las importación comercial.
Este país está visto como un enorme mercado potencial pero la pandemia ha obligado a posponer la importación hasta el próximo año.
Pese a ello, la empresa Green Gold Kava con sede en Fiyi asegura que sus exportaciones siguen robustas.
El propietario de la empresa Praveen Narayan también confía en que el kava se venderá más en un mundo afectado por la ansiedad que genera el coronavirus por lo que está construyendo una nueva planta para procesar y ampliar la línea de infusiones de kava afrutadas.
"El futuro es brillante", dice a la AFP. "Kava va a ser algo grande."
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