La situación sanitaria de Quito, la capital y la ciudad más poblada de Ecuador con 2,78 millones de habitantes, es crítica a causa de la pandemia de coronavirus, advirtió este domingo el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.
"La situación de Quito, la situación de Pichincha (la provincia), es una situación crítica, esto quiere decir que el número de unidades de cuidados intensivos está lleno", expresó la autoridad sanitaria.
Zevallos dijo que en los hospitales públicos de Quito, entre abril y julio, "se pasó de 61 a 162 unidades de cuidados intensivos", durante una entrevista televisiva nocturna a la cadena Teleamazonas.
Agregó que la demanda de camas para hospitalización creció "en 1,6 veces: de 202 a 329", en el mismo período.
No obstante, aclaró que se hicieron "adecuaciones" a las áreas de hospitalización y de emergencia de los hospitales públicos y aseguró que "no hay ni un paciente que no esté atendido en Quito".
Según cifras oficiales la capital registra 10.599 casos, de los 74.013 positivos de covid-19 en Ecuador y es la segunda urbe más afectada después de Guayaquil (11.640).
Esta última fue el epicentro de la pandemia donde las viviendas se convirtieron en morgues y los hospitales se vieron desbordados ante la avalancha de pacientes tras la detección del primer caso el 29 de febrero.
En Quito hubo 572 de los 5.313 muertos provocados por el coronavirus en Ecuador. Según las autoridades, hubo además 3.379 posibles fallecidos por esta enfermedad.
El alcalde quiteño, Jorge Yunda, alertó a fines de junio que los servicios sanitarios de la capital estaban desbordados ante el incremento de enfermos por el nuevo coronavirus.
El ministro Zevallos aclaró que, ante la creciente demanda, hay "camas adaptadas tanto para el uso de ventiladores como para unidades de cuidados intensivos más sofisticados".
Yunda, quien también intervino en el mismo panel televisivo, llamó a "la conciencia sanitaria" de los habitantes de la ciudad, que desde el jueves tiene vigilancia militar en los barrios más conflictivos, donde hay desobediencia en las medidas de bioseguridad y por ende mayor número de contagiados.
A mediados de mayo, Ecuador empezó a aligerar el confinamiento decretado para frenar la pandemia mediante un semáforo que establece el nivel del peligro, en el que el color rojo contempla las medidas más duras.
Quito entró en amarillo el 3 de junio, pero las autoridades capitalinas insisten en la necesidad de volver al rojo --que dispone, entre otras medidas, un confinamiento de nueve horas--, tras un notable incremento en los contagios.
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