La ciudadela inca de Machu Picchu, joya del turismo peruano, permitirá ingresar cada día a una cuarta parte de los turistas que recibía antes de la pandemia, cuando reabra en julio tras un cierre de más de 100 días.
"La ciudadela Inca de Machu Picchu recibirá sólo 675 visitantes nacionales y extranjeros por día", un cuarto de la cantidad que acogía antes, dijo a la AFP el gobernador del Cusco, Jean Paul Benavente, sobre la reapertura en julio.
"Esto se debe a una evaluación del espacio y de la capacidad de carga que se pueda hacer en un inicio dado el distanciamiento social", indicó Benavente.
El límite de visitas, explicó, forma parte de un protocolo sanitario que contempla el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y la restricción de algunas áreas.
La reapertura de la ciudadela en julio depende del levantamiento del confinamiento nacional vigente desde el 16 de marzo, dijo el gobernador.
En Perú los aeropuertos están cerrados y los comercios restringidos como parte de las medidas para frenar el coronavirus en el país, el segundo con más casos de la enfermedad en América Latina, con más de 225.000 contagios y cerca de 6.500 fallecidos desde el primer caso detectado en marzo.
Pero el gobierno peruano anunció en mayo planes para intentar revivir el turismo habilitando el ingreso gratuito a reservas naturales y sitios arqueológicos, entre ellos Machu Picchu, para empleados públicos, niños y ancianos peruanos lo que resta de este año.
Los turistas peruanos llegarían en vuelos internos que se iniciarían entre julio y agosto, pero sin fechas confirmadas para la reapertura de fronteras, la llegada de extranjeros es aún una incógnita.
Antes de la pandemia, a la ciudadela de piedra de Machu Picchu ingresaban entre 2.000 a 3.000 personas por día. En temporada alta, el número trepaba hasta 5.000.
Los peruanos pagaban 112 soles (30 dólares, la mitad que los extranjeros) para ingresar a la ciudadela de piedra, que se levanta sobre la cima de una frondosa montaña.
Pero la crisis económica provocada por coronavirus causó un colapso en el turismo que también impactó en Cusco, antigua capital del imperio inca ubicada a 72 km de las famosas ruinas, donde al menos 100.000 personas viven de esa actividad.
A partir de julio los guías de la ciudadela trabajarán con grupos reducidos de siete visitantes.
"Queremos evitar los contagios, para garantizar una adecuada experiencia en tiempos de coronavirus", agregó el gobernador.
- "Semáforos" -
José Bastante, jefe del parque arqueológico de Machu Picchu, dijo que la visita tendrá cuatro circuitos establecidos: dos por la parte alta y dos por la baja, con duraciones de dos horas como máximo.
"Durante el recorrido de los visitantes habrá una rigurosa labor de los guías de turismo para el estricto cumplimiento del protocolo", dijo el funcionario a la prensa.
"En algunas partes los circuitos confluyen, y allí se pondrán las reglas con un mecanismo de 'semáforo', y un grupo esperará hasta que pueda pasar el otro grupo", explicó.
Además, detalló, se implementarán escalinatas de madera que protegerán los elementos líticos, para que cuando abra la ciudadela los riesgos se minimicen.
Desde que la Machu Picchu fue abierta al turismo en 1948, solo en otra ocasiones ha cerrado sus puertas: durante dos meses en 2010 cuando un aluvión destruyó un tramo de la vía férrea que da acceso a la ciudadela.
Ante la ausencia de actividad turística durante la pandemia, el gobierno peruano reforzó en mayo la vigilancia por temor a robos arqueológicos en el lugar, declarado Patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco en 1983.
Con la reapertura de una de sus principales atracciones el gobierno busca revivir el golpeado sector turístico.
El turismo peruano ha reportado pérdidas de unos 3.350 millones de dólares este año, según el primer ministro, Vicente Zeballos. Entre enero y mayo la recepción de visitantes extranjeros se contrajo en 53% aproximadamente.
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