China anunció este viernes una serie de medidas para reactivar su economía en el contexto de la crisis provocada por el coronavirus, aunque por primera vez no fijó un objetivo de crecimiento.
El país, el primero del mundo afectado por el coronavirus, logró controlar la epidemia en su territorio pero las consecuencias para su economía serán duraderas y son imprevisibles.
Por primera vez, en la apertura de la sesión anual del Parlamento, el primer ministro chino Li Keqiang renunció este año a fijar un objetivo concreto de crecimiento, rompiendo así una tradición del régimen comunista.
"Nuestro país se enfrentará a ciertos factores que son difíciles de prever" a causa de la pandemia de COVID-19 que paraliza el planeta y lastra la economía mundial, dijo Li en un discurso de cerca de una hora en el solemne Palacio del Pueblo de Pekín.
El poder chino es "prudente sobre el futuro", porque "piensa que la recuperación será lenta e incierta", estima Song Houze, del grupo de reflexión MacroPolo, especializado en la economía china.
El país "se enfrenta a desafíos sin precedente en su desarrollo y durarán cierto tiempo todavía", dijo el primer ministro.
A la crisis del nuevo coronavirus se añaden las amenazas del presidente de Estados Unidos de imponer nuevos aranceles para que Pekín "pague" por haber, según él, ocultado el inicio de la epidemia.
Por primera vez en su historia, el Producto Interior Bruto (PIB) chino se hundió en el primer trimestre (-6,8%) por el efecto del virus, que paralizó casi por completo la actividad en el país.
El crecimiento ya había caído el año pasado hasta el 6,1%, su peor resultado en casi 30 años, coincidiendo con la guerra comercial con Estados Unidos.
- Miles de millones de yuanes -
Pese a que la actividad se reanuda progresivamente, las empresas no logran recuperar la demanda en un contexto en el que sus principales clientes, en Europa y América del Norte, están paralizados por el virus y en el que cae el consumo doméstico.
Para apoyar la economía, el Estado dejó crecer su déficit hasta el 3,6% del PIB (frente al 2,8% del año pasado). El déficit aumentará en mil millones de yuanes (128.000 millones de euros), indicó Li.
"Si la situación [económica] es realmente mala, China podría aumentar aún más su déficit presupuestario", apunta el analista Tommy Xie del banco OCBC.
Esta semana el Global Times, un periódico en inglés considerado cercano al poder, dijo que el déficit podría llegar hasta el 8% del PIB.
El primer ministro también anunció bonos de deuda específicos ("corona bonds") por valor de un billón de yuanes para responder a la epidemia.
Este total de dos billones de yuanes (256.000 millones de euros) permitirá apoyar el empleo y se destinará íntegramente a las administraciones locales para que den prioridad al empleo.
La tasa de desempleo es ahora del 6% y en febrero alcanzó la cifra récord de 6,2%. Pero la cifra solo refleja la situación en la zona urbana y excluye de facto a millones de trabajadores migrantes, fragilizados por la pandemia.
Los responsables chinos están "extremadamente preocupados" por las consecuencias del virus en el empleo, apunta Michael Pettis, profesor de economía de la prestigiosa Universidad Tsinghua de Pekín.
Por eso Pekin está dispuesto a "financiar cosas inútiles", como infraestructuras superfluas o apartamentos que se quedarán vacíos "para evitar que el desempleo aumente", dice Pettis.
El primer ministro también anunció un gran plan de inversiones en infraestructuras de "futuro" por valor de 3,75 billones de yuanes (481.000 millones de euros), que incluye desplegar el internet móvil 5G.
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