Los presidentes de los tres países bálticos condenaron este jueves lo que consideran como intentos de Rusia de "falsificar la historia", en vísperas del 75 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
En una declaración común, los jefes de Estado de Lituania, Letonia y Estonia -países anteriormente ocupados por Rusia y actualmente miembros de la UE y la OTAN- pidieron "verdad y justicia", es decir el reconocimiento de crímenes de la época comunista y de la responsabilidad de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el desencadenamiento de la guerra.
"La distorsión de los acontecimientos históricos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial y a la división de Europa tras el conflicto representa un esfuerzo deplorable para falsificar la historia y pone en tela de juicio el fundamento mismo del orden internacional contemporáneo", advirtieron los tres dirigentes.
Rindiendo homenaje a las víctimas del conflicto y a los soldados de los Aliados que derrotaron al régimen nazi, afirmaron que la Unión Soviética recurrió a las fuerzas armadas y a la represión para someter a sus naciones durante la Guerra Fría.
"No hay que reescribir la historia. (...) Esto conduce a conclusiones erróneas y decisiones erróneas", dijo el presidente lituano Gitanas Nauseda en una entrevista con la AFP.
Su homólogo letón, Egils Levits, consideró que "la falsificación de la historia es una especie de guerra híbrida" llevada a cabo por Moscú.
El 9 de mayo se celebra en Rusia el Día de la Victoria, pero para muchos habitantes de los países bálticos la fecha simboliza el inicio de la ocupación soviética.
Los países bálticos recuperaron su independencia con la desintegración de la URSS en los años 1990-91.
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