Atrapados en Japón, atletas de Sudán del Sur se aferran al lado positivo

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El aplazamiento de un año de los Juegos Olímpicos de Tokio, debido a la pandemia de coronavirus, no ha desanimado a un puñado de atletas de Sudán del Sur, que continúan sus entrenamientos en Japón, casi como si nada hubiera pasado.

"El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio, no es un problema", afirma su entrenador Joseph Rensio Tobia Omirok, interrogado por la AFP en Maebashi, una ciudad a dos horas al norte de la capital japonesa, donde sus cuatro atletas y él se encuentran desde noviembre pasado.

"Estoy contento, ya que puedo todavía entrenar, mientras que en otros países no hay entrenamientos" y los atletas están confinados debido al coronavirus, explica.

Su pequeño equipo de corredores (tres hombres, entre ellos uno paralímpico, y una mujer) continúa su entrenamiento cotidiano en Maebashi.

Esta ciudad de 340.000 habitantes decidió continuar albergando a sus huéspedes sudsudaneses. Disponen de una pista de atletismo en el lugar, lujo inaccesible en su país, así como un pequeño ejército de preparadores físicos e intérpretes voluntarios.

"Estamos deseosos de continuar ofreciéndoles nuestro apoyo", explica a la AFP Shinichi Hagiwara, un responsable municipal de deportes en Maebashi.

La ciudad recolectó más de catorce millones de yens (unos 118.000 euros) en todo Japón y continúa recogiendo fondos para albergar al equipo hasta julio, como estaba previsto antes del aplazamiento de los Juegos Olímpicos, decidido a finales de marzo.

- "Muy acogedor" -

Frente a una reciente alza de los casos de coronavirus en Japón, aunque muy lejos por ahora de los niveles observados en Europa y en Estados Unidos, el Primer ministro Shinzo Abe  declaró el martes el estado de urgencia en siete prefecturas del país, entre ellas la de Tokio y Osaka. A los habitantes se les ha pedido que se queden en casa tanto como sea posible durante un mes.

La prefectura de Gunma, donde está situada la ciudad de Maebashi, no se ve afectada por el momento por esa medida.

Desde su llegada a Japón, los sudsudaneses han visitado escuelas y se han entrenado con niños, han participado en eventos de la vida local y han aprendido algunas nociones de japonés.

Los locales tratan de hablar cuando pueden a sus huéspedes de un país semidesconocido, uno de los más pobres del planeta, que se hizo independiente de Sudán en 2011 y sale apenas de una guerra civil devastadora.

"Antes de venir a Japón, ignoraba todo de los japoneses", confía Abraham Majok Matet Guem, un especialista de 1.500 metros, de 20 años.

"El amor que he recibido aquí, ha ido más allá de lo que pensaba. No extraño tanto a mi país, porque estoy en un ambiente muy acogedor, con gente extremadamente amable. Eso me ha sorprendido mucho", añade.

- Sueño olímpico intacto -

A los atletas sudsudaneses les gustaría devolver un día tanta amabilidad a las personas que les han acogido.

"Por el momento, la gente tiene todavía miedo de venir a Sudán del Sur. Pero pensamos que en un futuro próximo, será un país muy apacible y todo el mundo tendrá la posibilidad de acudir allí", espera el atleta.

"Y estaríamos felices si vemos venir también a gente de Maebashi", añade.

El corredor de mediofondo, con el que cuentan su madre y sus siete hermanos, que se han quedado en el país, para ayudarles, sigue teniendo grandes ambiciones para los Juegos de Tokio, pese a estar aplazados hasta 2021.

"Mi sueño sigue siendo ser medallista olímpico (...). Voy a continuar entrenándome y quiero ser un día un campeón. Tengo tiempo", explica.

Más allá del mes de julio, la suerte de los atletas sudsudaneses de Maebashi será decidida por la municipalidad tras consulta con la autoridad olímpica de su país y del gobierno japonés, según Hagiwara.

Un primer caso de contaminación a COVID-19 fue recientemente anunciado por las autoridades de Sudán del Sur, cuyas fronteras y el aeropuerto internacional fueron cerradas para intentar proteger el país, mal equipado frente a la pandemia.

hih/etb/psr

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