¿El arsenal chino contra el coronavirus es un modelo a seguir?

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Tras un inicio caótico, China invirtió en unas semanas la curva de contagio del nuevo coronavirus y llegó incluso el pasado jueves a no registrar ningún caso nuevo de origen local, según el balance oficial.

La epidemia es ahora más mortífera en el resto del mundo, pero la experiencia de China no es necesariamente aplicable en todas partes y su eficacia a largo plazo está por demostrarse.

Este es un inventario del arsenal chino contra la enfermedad del COVID-19:

Cierre regional

El 23 de enero, Wuhan (centro), donde apareció el nuevo coronavirus a fines de 2019, fue puesta en cuarentena y luego la casi totalidad de la provincia de Hubei --de la cual es capital--. Más de 50 millones de habitantes quedaron aislados del mundo.

Pero el cierre de Wuhan sólo retrasó cuatro días la propagación del virus en el país, según un estudio publicado el 6 de marzo en la revista estadounidense Science. En el resto del mundo, la interrupción de los vuelos procedentes de esa ciudad permitió reducir la contaminación de dos a tres semanas.

Transportes reducidos

Desde el comienzo de la crisis, se redujo la circulación de trenes y el tráfico de buses interregionales para retardar el retorno de los trabajadores migrantes que salieron a pasar las vacaciones del Año Nuevo chino a sus lugares de origen. Se prohibieron también los viajes al exterior.

Confinamiento en casa

En todo el país, los habitantes fueron incitados firmemente a permanecer en casa. Esto lo facilitó el hecho de que cientos de millones de chinos viven en complejos residenciales cerrados, cuyos comités de barrio pueden limitar las salidas al mínimo.

Se cerraron escuelas, universidades y sitios turísticos.

"El confinamiento funciona. Dos semanas después del cierre de Wuhan, exactamente el periodo de incubación, las cifras (de contaminación) comenzaron a bajar", declaró a la AFP Sharon Lewin, profesora de medicina de la Universidad de Melbourne.

"Ante de esas medidas, los expertos estimaban que cada contagiado transmitía el coronavirus a más de dos personas. Entre el 16 y el 30 de enero, durante los primeros siete días de confinamiento", esa relación bajó a 1,05", según la revista británica Nature.

Entregas a domicilio

Confinados, los chinos aumentaron sus pedidos de comida a domicilio. Los repartidores ya no pueden llegar al apartamento y en la mayoría de los casos dejan la comida en la puerta del residencial, con lo que se redujeron las salidas al supermercado.

Controles de temperatura

Se controla varias veces al día la temperatura de los ciudadanos a la entrada de los edificios, negocios o lugares públicos. "Si pasa los 37,3 ºC, se pone en aislamiento", advertía el guardia de un parque en Pekín. Pero una simple fiebre no permite distinguir un contagio de coronavirus de un resfriado.

Uso de mascarilla

La mascarilla se impuso rápidamente en grandes ciudades y era obligatoria en varias localidades. Puede resultar necesaria, especialmente cuando tantos portadores del virus asintomáticos corren el riesgo de contagiar a otras personas", explica el profesor Zheng Zhijie, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pekín.

Según la agencia Xinhua, la producción diaria en el país de mascarillas N95, consideradas las más eficaces, pasó durante la crisis de 200.000 a 1,6 millones de unidades. Pero es difícil verificar si las máscaras se cambian regularmente y siguen siendo eficaces.

Detección

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera crucial la detección pero el gobierno chino no da ningún dato sobre las pruebas realizadas. Como indicativo, según la alcaldía de Wuhan, en febrero, en el pico de la epidemia, unas 20.000 personas eran sometidas a pruebas cada día.

La cifra ha disminuido a la mitad estos últimos días. A mediados de febrero, el número de contagios había aumentado bruscamente en 15.000 después de una ampliación del método de detección.

Movilización de personal médico

Según Xinhua, se enviaron de refuerzo a Hubei más de 42.000 médicos y personal sanitario. "Importante y necesario en vista del colapso del sistema de salud local", según Zheng.

Según las autoridades, 3.300 miembros del personal médico se contagiaron en todo el país hasta inicios de marzo y 13 murieron.

Hospitales de campaña

En diez días se construyeron en Wuhan dos hospitales con un total de 2.300 camas.

La ciudad convirtió fábricas, estadios o centros de conferencia en 16 hospitales de campaña.

Desinfección

Camiones cisternas regaban con desinfectante las calles de Wuhan. Pero esa limpieza "quizás no es necesaria porque no hay prueba de su eficacia", apuntó Zheng.

La desinfección de lugares públicos cerrados y de medios de transporte fueron, según él, "más importantes y necesarias".

Campañas de propaganda

El régimen comunista puso el aparato de propaganda al servicio de la lucha contra el virus. Mensajes en los medios y pancartas en las calles llaman a los habitantes a respetar las medidas de higiene, a salir lo menos posible y a ventilar las casas.

Según un portavoz de la OMS, un criterio "esencial" fue "convencer a la gente de adoptar las medidas necesarias".

Códigos QR

Un software permite saber si el usuario de un teléfono móvil pasó o viajó por una zona de riesgo o cerca de un portador del virus. Cada ciudadano tiene en su teléfono un código QR de color que puede tener que presentar a las autoridades: el naranja vale siete días de cuarentena y el rojo 14 días.

Balance

Al final, la detección, el confinamiento y la limitación de los transportes evitaron una multiplicación por 17 de los casos de contaminación que habrían llegado a unos ocho millones a finales de febrero, según un estudio citado por Nature.

Queda por saber si esas medidas son aplicables a largo plazo, subraya el Imperial College de Londres, en un estudio del 16 de marzo, subrayando los "enormes costos sociales y económicos". Pero "prevemos que la transmisión rebotará rápidamente si se liberan estas medidas".

bar-mh/ayv/mis/es

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