El nuevo coronavirus se cobró su primer muerto en Brasil e impulsó al gobierno a pedir que se declare el estado de "calamidad pública" para destinar más recursos a su combate, aunque el presidente insistió en que hay que evitar la "histeria" en torno a la pandemia.
Río de Janeiro y Sao Paulo decretaron el estado de emergencia y Bolsonaro anunció que restringirá la circulación de personas (aunque no de mercaderías) en la frontera con Venezuela.
"Algunos [gobernadores] están tomando medidas positivas, pero otros, a mi modo de ver, se están excediendo", afirmó Bolsonaro a periodistas afuera de su residencia oficial.
"No puede haber histeria (...). Vamos a tener que pasar por esto [la pandemia]. Ahora, si el pánico se apodera de la población, todo empeora. Estamos preocupados con la cuestión humanitaria, con las vidas, pero también con la cuesitón económica", añadió el mandatario de ultraderecha, que convocó una reunión con todos sus ministros y con los líderes de los demás poderes el miércoles.
El estado de Río y la ciudad de Sao Paulo, donde se produjo la primera muerte, tomaron medidas para restringir los servicios comerciales y el uso de los transportes públicos, además de suspender las clases.
Las autoridades de Río determinaron el cierre durante 15 días de lugares turísticos emblemáticos de Río, como el Pan de Azúcar o el Cristo Redentor del Corcovado.
En Sao Paulo, la mayor ciudad de América Latina, el alcalde Bruno Covas autorizó la compra sin licitación de suministros vinculados al combate contra la enfermedad.
Con más de 200 millones de habitantes, Brasil registra casi 300 casos confirmados del nuevo coronavirus (la gran mayoría en los estados de Sao Paulo y Río), y las autoridades prevén una intensificación de la pandemia en las próximas semanas.
- Bolsonaro cuestionado por exaliados –
Bolsonaro ya había calificado de "histéricas" las respuestas globales a la pandemia. Incluso el domingo, se reunió con decenas de partidarios, y se sacó algunas selfies, a pesar de que varios miembros de la delegación que lo acompañó a Estados Unidos del 7 al 10 de marzo fueron diagnosticados con el virus.
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, había recomendado a Bolsonaro el aislamiento, en espera de concluir los tres test previstos. Tras un primer análisis negativo, otra prueba divulgada el martes confirmó que Bolsonaro no contrajo el virus.
La complicidad entre Bolsonaro y los manifestantes, que criticaron el domingo al Congreso y la Corte Suprema, acentuó el malestar de muchos de sus aliados conservadores que apoyaron su elección en 2018.
La diputada de la asamblea regional de Sao Paulo Janaina Paschoal, una de las autoras del pedido de impeachment que derivó en la destitución en 2016 de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, pidió que Bolsonaro renuncie y deje el cargo al vicepresidente Hamilton Mourao.
La actitud de Bolsonaro el domingo "es un crimen contra la salud pública, afirmó Paschoal.
Bolsonaro rechazó los señalamientos y denunció una "lucha por el poder".
- Recuperar la iniciativa -
Para tratar de recuperar la iniciativa en esa "lucha", Bolsonaro creó un Comité Interministerial de Crisis y Supervisión de Monitoreo de los Impactos del Covid-19", bajo la coordinación de su jefe de gabinete, el general Walter Souza Braga Netto.
Hasta ahora, el principal portavoz del tema era el ministro Mandetta, un médico, que según analistas irritó a Bolsonaro por haberse mostrado junto a algunos de los nuevos adversarios políticos del mandatario, como los gobernadores de Río y Sao Paulo.
El gobierno anunció además el lunes una inyección de 147.300 millones de reales (alrededor de USD 29.500 millones) en la economía en los próximos tres meses para mitigar los efectos del nuevo coronavirus.
Brasil se verá duramente golpeada por la crisis al tener como principal socio comercial a China, donde surgió el nuevo coronavirus.
La Bolsa de Sao Paulo perdió casi 40% de su valor desde el inicio de la pandemia, aunque este martes recuperaba más del 7%, alentada principalmente por la oferta de mayor liquidez en Estados Unidos.
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