El gobierno argentino anunció este lunes una nueva batería de medidas para combatir la propagación del coronavirus, entre ellas eximir de concurrir al trabajo a empleados públicos y privados de sectores no esenciales o a padres de escolares.
"Quienes sean padres de hijos en edad escolar, que están sin clases (desde este lunes), y otros que integren grupos de riesgo (de salud), quedarán liberados de tener que asistir a su lugar de trabajo", informó el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en rueda de prensa.
El anuncio cerró otra tensa jornada en la que el gobierno agregó a Brasil y Chile a una lista que integran China, Corea del Sur, Irán, Estados Unidos, Japón y Europa, considerados zonas de riesgo, lo que obliga a los argentinos o residentes que lleguen desde esas lugares a cumplir una cuarentena de 14 días.
Las fronteras están cerradas a todos los extranjeros desde el domingo durante dos semanas.
Los nuevos casos reportados de infecciones fueron nueve. El cómputo de personas contagiadas se elevó a 65, dos de ellas fallecidas.
La exención laboral alcanza también a asalariados de servicios no esenciales, con enfermedades preexistentes o a mayores de 60 años que podrán trabajar a distancia.
Los trabajadores "deben fijar las condiciones con su empleador para poder hacerlo", aclaró Moroni.
En Argentina hay unos 9 millones de trabajadores registrados y otros 6 millones que lo hacen sin cobertura de seguro social ni laboral, sin estar declarados por los empleadores ante el fisco.
En un marco de agudización de la campaña antiviral, las autoridades obligaron a dos ciudadanos estadounidenses a dejar el hotel donde se alojaban en el centro de Buenos Aires por haber violado la cuarentena.
Unos 250 extranjeros han sido expulsados del país desde que se endurecieron las medidas para impedir que el avance del coronavirus.
El primer día sin concurrencia a las aulas de unos 8 millones de estudiantes de niveles inicial, primario y secundario de todo el país se cumplió el lunes.
Los niños o adolescentes necesitados asistieron para recibir su vianda diaria, en un país que tiene una tasa de pobreza estimada en 36% sobre una población total de 44 millones.
Otra drástica medida a punto de ser anunciada es la suspensión de todos los campeonatos profesionales de fútbol, por presión de los jugadores y su sindicato, pese a que el gobierno prefería que jugaran a puertas cerradas.
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