La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, se pronunció hoy sobre la masiva manifestación en contra de su gobierno que se produjo ayer con la participación de dos millones de personas en 65 ciudades del país. La mandataria aseguró que "escucha y seguirá escuchando" las voces opositoras y se comprometió a tomar medidas para revertir el descontento.
"Centenares de miles de brasileños salieron ayer a las calles para manifestarse con toda libertad, de forma pacífica y sin violencia. Así como las urnas traducen la voluntad de la nación, que no puede ser irrespetada, las calles son un espacio legítimo de manifestación popular", sostuvo durante la presentación del nuevo Código Procesal Civil.
Rousseff afirmó que su gobierno está abierto para escuchar a toda la sociedad en la toma de medidas y reiteró su "convicción de que la coyuntura actual apunta a la necesidad urgente de realizar una amplia reforma política". "Mi compromiso es gobernar para los 203 millones de brasileños", subrayó.
"En el combate a la crisis, usamos todas las armas, subvenciones, subsidios y exenciones para evitar que alcance a los empresarios, la clase media y los trabajadores", prosiguió. La mala performance económica de Brasil es uno de los motivos que impulsó a la gente a las calles, junto con los casos de corrupción.
"Ahora no tenemos más recursos para seguir haciendo eso. Necesitamos hacer ajustes y correcciones para continuar creciendo. Mi gobierno tiene mucho compromiso con la estabilidad económica, porque es la que garantiza los empleos y la estabilidad del país", agregó.
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