Así destruyó el terremoto de México los sueños de una pareja de jóvenes recién casados

“Ahorita tienes tu casa y al rato ya no tienes nada”, dice la mujer que con el terremoto perdió el apartamento que ella y su esposo habían comprado apenas en el mes de enero, con un crédito que terminarán de pagar en 50 años

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"No es justo", dice la joven a las puertas de lo que fue su hogar.

En enero, la vida de Johanan César tenía otro sentido, ella y su esposo tenían por fin las llaves de su primer hogar que compraron con un crédito hipotecario que terminarían de pagar cuando tuvieran 50 años.

Pero el tiempo y las mensualidades eran lo de menos, lo que realmente importaba era que tenían un patrimonio que podrían heredar los hijos que vinieran en el futuro.

El día que les entregaron las llaves quedará en su memoria, pero el recuerdo imborrable será el que le dejó el 19 de septiembre de 2017 o el "19S", como ya se le empieza a llamar a ese día en el que un terremoto de 7,1 grados la hizo vivir momentos de terror y terminó con ese sueño que ella y su marido construyeron.

Su apartamento está en la céntrica calle San Antonio Abad, en la colonia Tránsito, justo a unas calles de una fábrica de telas que se desplomó y en la que se recuperaron 25 cuerpos.

El edificio de 11 pisos tenía apenas un año de haber sido construido, para ella y su esposo fue muy agradable descubrir que tendrían como vecinos otros jóvenes que estaban iniciando sus vidas en pareja.

Los vecinos prefieron dormir en
Los vecinos prefieron dormir en la calle para cuidar lo que les queda; algunos ya sacaron su ropa.

El 19S, mientras su marido trabajaba, ella se encontraba sola en casa cuando sintió el sismo, justo en el piso 8, "se sentía cómo el edificio se pegaba al otro, cuando me levanto, después fue que vi que todo se caía, sentí que el edificio estaba de lado".

"Tiene un año el edificio y ya perdiste tu casa, no puede ser", dijo a Infobae.

Desde entonces duerme en la calle junto con otros vecinos que no han querido mudarse a casa de familiares o amigos porque están resguardando lo poco que les queda y que no pueden sacar del edificio por temor a que pueda colapsar si hay mucho movimiento.

Su edificio no está ubicado en alguno de los puntos críticos donde está la vigilancia y que han capturado la atención de los medios de comunicación, no está en esos lugares en los que los acordonamientos de La Marina y los impuestos por algunos ciudadanos son casi impenetrables, por eso no solo se quedó sin hogar sino que ahora tiene que dormir en un camellón, para vigilar que ladrones no se lleven lo poco que queda de lo que alguna vez fue para ella el hogar perfecto.

"Tenía todos mis regalos de boda", expresa.

Apenas horas después una persona que se identificó como de Protección Civil quiso ingresar, después otro más que decía ser del gobierno capitalino, pero ninguno presentó sus credenciales.

Los vecinos hacen aún recuento
Los vecinos hacen aún recuento de daños.

En los alrededores no se ve ningún policía, Protección Civil controla el acceso y sólo lo permite, y por turnos, a unos cuantos vecinos que participan en las labores de limpieza al interior o de manera intermitente a quienes buscan sacar su ropa. No pueden llevarse otros objetos para no generar más presión sobre la estructura que aún tenía departamentos sin vender.

Más que un mal recuerdo

El esposo de Johanan no quiere dar entrevistas, en general sus vecinos tampoco, porque aún no terminan de procesar lo que pasó y para ellos es más importante el pensar cuál será el próximo paso porque la mayoría está en la misma situación que la joven pareja: no han terminado de pagar sus departamentos y el único seguro que tienen es el del banco que no saben cuánto vaya a pagar por los daños.

Primero, como relata, se tuvo que enfrentar al miedo que en sí representa el sismo, después a la angustia de tener que sacar a dos de sus vecinas que por fallas de origen en la construcción no pudieron abrir las puertas para salir de sus departamentos y por último la pregunta de "¿qué vamos a hacer? Ahorita tienes tu casa y al rato ya no tienes nada por culpa de personas que cuando construyeron no pensaron en sismos".

Si el edificio se construyó hace apenas un año, señala, no tendría por qué estar así. Después del gran terremoto de 1985, que dejó un saldo de más de 12.000 muertos, existen una serie de reglas que deben cumplir todas las empresas inmobiliarias en la capital, principalmente a las que se refieren a las condiciones para evitar los mayores daños posibles durante un sismo.

Aún así, a una de sus vecinas le cayó parte del techo encima, pero salió ilesa y otra tuvo que ser sacada en brazos por el policía del edificio.

Desde el terremoto del 7
Desde el terremoto del 7 de septiembre el edificio ya presentaba daños.

El sismo del pasado 7 de septiembre, de 8,2 grados, ya había ocasionado una grieta en las ventanas principales del departamento, ella y su esposo aún estaban evaluando con la constructora los daños, cuando vino el terremoto del 19S que provocó además grandes fisuras en los cuartos. Ahora no sólo su hogar tiene daños sino que todo el edificio es inhabitable.

Tratando de contener el llanto afirma que tienen que "sacar fuerzas para volver a empezar".

"Te quedas con el miedo, esa parte es como triste, sé que son cosas materiales, pero a uno le cuesta mucho trabajo hacerse de sus cosas, y al final del día lo único que te repites una y otra vez es que no es justo", manifiesta.

Reconoce que hay personas que están pasando por un dolor mayor porque perdieron familiares y agradece que en su caso sea sólo algo material, "pero es la impotencia, es el dolor, es el coraje, son muchas cosas juntas que te marcan, aunque estamos chavos (jóvenes) ya las cosas no son igual, como le pasó a mucha gente con el temblor del 85".

Durante más de tres años ahorraron para su boda y el enganche de un departamento. Aunque tienen familia en la Ciudad de México, han convertido en su hogar las afueras del edificio, pues se niegan a perder lo que tanto les costó.

Ahí no sólo están sus pertenencias sino también la ilusión de haber logrado un patrimonio que ya no tienen. Los representantes de la inmobiliaria, llamada Vertical Homes, aseguraron que estarían en el lugar unas horas después del terremoto, pero hasta el 22 de septiembre no había acudido ningún representante.

Una demanda en contra de la empresa puede durar años.

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