Un conductor del servicio de Cabify está acusado de violar y matar a Mara Fernanda, de 19 años después de salir de un bar; Valeria de 11 años fue violada y asesinada por un chofer de una combi (transporte colectivo) mientras iba a la escuela; Lourdes, de 18 años, quien tomó un taxi de un sitio al salir de una fiesta, también fue abusada por el chofer, a pesar de haber ido acompañada de su prima de 14 años.
Estos son sólo algunos de los casos que han estremecido a México en las últimos meses. Son tres de una larga lista que describe los horrores y peligros que enfrentan las mujeres en un país en el que no se sienten seguras en ningún lugar, como señala el video de una campaña llamada #AlertaMujeresMX lanzado apenas la semana pasado por actrices, académicas y activistas.
El homicidio de Mara Fernando Castilla, de tan sólo 19 años, el pasado 8 de septiembre volvió a revivir ese sentimiento de inseguridad y vulnerabilidad al que esta expuesta cualquier mujer. A raíz de su asesinato, miles de mujeres en al menos una docena de ciudades salieron a las calles para exigir seguridad, justicia para Mara y para las 1.055 mujeres que han muerto hasta agosto de este año, víctimas de feminicidio, según un mapa independiente realizado con base en reportes de prensa.
Su caso debe ser "la gota" que derrame el vaso en el tema de feminicidios y discriminación contra la mujer en México, afirmó su madre Gabriela Miranda López.
"Que con esta situación abramos los ojos y exijamos a las autoridades que se pongan a hacer su trabajo, para que todas las familias encuentren justicia", dijo este lunes en entrevista con la periodista mexicana Carmen Aristegui.
Cifras del gubernamental Instituto Nacional de Estadística (INEGI) señalan que el 66.1% de las mujeres mexicanas han padecido por lo menos un hecho de violencia en sus vidas. Seis de cada 10 mujeres son víctimas de algún tipo de agresión en el ámbito laboral, escolar, comunitario o en el espacio familiar.
El transporte se ha convertido en un de los grandes focos rojos para las mujeres, las miradas lascivas en el Metro y los llamados "arrimones" (pegar y frotar el cuerpo) que hicieron necesario el dividir los trenes en vagones para hombres y mujeres, y la implementación de los llamados camiones rosas (también sólo para mujeres) solucionaron parcialmente sólo uno de los tantos problemas que enfrentar la mujer en la vía pública.
"El transporte público no es seguro", dijo brevemente a Infobae Jaqueline Ortiz, la madre de Valeria. Su casa empezó a ser resguarda desde el 15 de junio, después de recibir una serie de amenazas.
Las historias de violaciones, asesinatos o acoso en metro, taxi, metrobús o autobús sobran sin importar la edad o la razón por la que era necesario trasladarse de un lugar a otro.
Me agarro las piernas, dejé de usar vestido…
Laura y Ramona son dos mujeres de distintas edades, pero las dos tienen en común que más de una vez han sido acosas en el transporte público o privado.
Ramona Martínez, de 32 años, reconoce cómo en distintas ocasiones ha sido acosada por choferes de taxis.
"Me han invitado a salir, me han acosado verbalmente", dice a Infobae.
No importa si va acompañada. Cuando aborda un taxi en compañía de su novio, le pide que lo aborde él primero, porque en una ocasión, cuando él ya se había bajado, un taxista le agarró las piernas.
"No creo que exista mujer sin haber padecido esta pesadilla….en mi caso hasta dejé de usar vestido cuando utilizaba transporte público…era una pesadilla. Miles de historias…en México es 'lo normal', porque todo se les permite…Alguna vez una cámara en el metro grabó el ataque a una chava (joven) y luego decía "es que ellas no denuncian"…bueno, pero allí tienes la prueba ¿no?….de todos modos si denuncia malo y si no denuncias también. En el caso de la grabación qué más evidencia querían, esa actitud prepotente hasta en la alberca lo he vivido, me ha pasado que van nadando y no les importa si te golpean, a muchos les vale y siguen en su carril aunque te hayan visto, es en todas las esferas de nuestra vida social, pasan sobre de ti en todos los niveles", comenta Laura.
El presunto asesino de Mara, que de un bar en Cholula se dirigía la ciudad de Puebla, llegó al domicilio de la joven, pero ella nunca bajó. Cámaras de seguridad captaron el momento en el que el hombre llegaba y salía de un motel. El cuerpo de la joven fue encontrado en un paraje, envuelto en una sábana.
Valeria tenía 11 años cuando se dirigía a la escuela en la parte trasera de la bicicleta de sus papá, como empezó a llover el papá la subió en una combi para que no se mojara, él la alcanzaría siete calles adelante, pero el transporte aparentemente iba sola y el chofer aceleró y su padre la perdió de vista. La combi en la que la niña fue ultrajada y su cuerpo aparecieron abandonados un día después.
El presunto responsable fue detenido y asesinado días después en la cárcel, los padres han llegado a dudar que se trate del verdadero culpable.
En marzo de este año, Lourdes y su prima de 14 años salía de una fiesta a las 21:00 en Ecatepec, Estado de México, se dirigieron a sitio de taxis Steem, donde abordaron una unidad para regresar a su casa.
En el camino, el chofer las amenazó con una pistola, golpeó a la menor y después de abusar de Lourdes las obligó a bajar del auto.
Un mes después, la policía detuvo a Daniel Toledo García, el chofer, quién fue reconocido por otras víctimas. Una en particular de nombre María, acusó que él y su hermano de nombre Víctor, a bordo de una unidad de Uber habían abusado de ella.
Los dos fueron identificados por al menos otras 14 víctimas, entre ellas una menos de 13 años. Además de los abusos en taxis, también denunciaron violaciones en autobuses, ya que durante un tiempo manejaban una ruta de transporte público.
La lista interminable
El caso de Mara, de Valeria y de Lourdes no son los únicos, a ellos se puede sumar el de María del Villar, ciudadana española que fue asesinada en diciembre de 2016 después de haber tomado un taxi en la calle en una zona residencial de la Ciudad de México.
El 22 de junio de 2017, una joven de 26 años de edad que se encontraba en la zona del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), tomo un auto de Uber para regresar a su domicilio, pero en el trayecto, el chofer identificado como César Sanaí, la atacó y abuse de ella, después escapó.
El 25 de junio, otra joven que pidió el servicio en la zona de Ciudad Satélite (conurbada con la capital mexicana) fue abusada por un conductor de nombre Mario Alberto. Según denunció, luego de cancelar el viaje a medio camino, estacionó el auto, abuso de ella dos veces, le robó sus pertenencias y luego al arrojó a la calle.
"Mientras más política pública hay hacia las mujeres, pareciera que cada vez están matándola más. Si cada 7 minutos matan una mujer en este país, algo está pasando y no es la repuesta que te dan los hombre de 'a nosotros también nos matan', señala a Infobae Analau Jaivén, coordinadora del Doctorado en Estudios Feministas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El riesgo sigue ahí, se trate de tansporte público o privado. "No nos queda de otra, no vamos a vivir encerradas", comenta a Infobae Maleny Infante. La joven denunció que el jueves pasado, un chofer de Uber tenía que llevar a una amiga a un parque en la capital mexicana, que no estaba lejano del sitio donde la recogería, pero hizo una serie de rodeos, incluso tomó un tramo de carretera, porque presuntamente no tenía tarjeta para pasar por las casetas de una autopista urbana. Cuando empezó a reclamarle le ofreció una botella con agua (que siempre ofrecen por cortesía), pero no la destapó hasta que llegó al lugar de la cita. Cuando la destaparon sintieron un extraño sabor a alcohol.
"A los pocos minutos de eso, Luis y yo empezamos a experimentar los efectos del agua adulterada: dolores de cabeza, de estómago, escalofríos, entorpecimiento, sensación de poco control en las extremidades, mareo ligero, trabajo para calcular nuestras propias dimensiones, mucha sed y por supuesto malestar general. Sólo fueron unas gotas", señala.
Maleny, por cuestiones laborales, tiene que seguir usando transportes como Uber, pero a raíz del incidente ella y sus amigas establecieron un círculo de seguridad en el que se avisan a dónde van, cuáles son las placas y ruta del chofer, por si algo pasa alguien pueda seguir su rastro.
"Es incómodo andar en autobuses, metro o incluso caminando, pero no podemos dejar de vivir por ello. Uso audífonos todo el tiempo para dejar el acoso callejero en 'visto', los ignoro y trato de no darles más poder, me encabrono, pero no se los hago saber, sólo sigo mi camino esperan llegar de verdad sana y salva".
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