La boda forma parte de una tradición de más de 500 años. Video @OaxacaPolitico
La novia vestía el tradicional vestido blanco, lo más seguro es que no conociera a su futuro marido, pero su unión forma parte de una tradición prehispánica para traer buena suerte a sus pueblos.
El novio se llama Víctor Aguilar y es alcalde del municipio de San Pedro Huamelula, en Oaxaca quien celebró el rito con Emma Narváez, una pequeña hembra de lagarto vestida con el tradicional vestido blanco.
Esta boda forma parte de una tradición en los pueblos chontal y huave para celebrar una alianza centenaria.
La tradición tiene su origen en la llegada de los chontales en tiempos prehispánicos a la región costera de Oaxaca, en la ribera del Pacífico mexicano, donde entraron en conflicto con los huaves que poblaban la zona. Ambos pueblos clamaban tener el poder para atraer las lluvias y las buenas cosechas.
Los dos pueblos vivían en conflicto hasta que la hija del rey huave y el hijo del rey chontal se enamoran y se casaron a pesar del enojo de sus familias.
Las creencias locales aseguran que los huaves tenían el poder de convertirse en distintos animales y decidieron que la princesa llegaría a las tierras chontales convertida en lagarto, condición que fue aceptada por el rey. Durante la celebración los dos pueblos decidieron pactar la paz.
Para seguir manteniendo la paz, la boda se sigue realizando de manera simbólica con el alcalde en turno que representa al príncipe chontal y un pequeño lagarto vivo toma el lugar de la novia.
Los "mareños", como llaman en Huamelula a los huaves, le buscan al lagarto una madrina, que se encarga de confeccionarle su ropa típica de la región, e incluso lo llevan a la Iglesia de San Pedro Apóstol, donde los sabios del lugar bautizan al animal con el nombre de la esposa del alcalde en turno.
Este año le tocó llamarse Ema Narváez Muñoz, como la esposa del alcalde, quien no mostró ninguna expresión de celos.
La "niña princesa" o "princesa lagarto" llegó a la ceremonia vestida de novia, con un listón blanco.
La escenificación, que forma parte de las fiestas patronales anuales de Huamelula, se realiza desde que se construyó la Iglesia de San Pedro Apóstol hace alrededor de 500 años, e incorpora elementos cristianos pese a los orígenes prehispánicos de la tradición.
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