El 3 de mayo, la joven Lesvy Berlín Osorio Martínez fue encontrada muerta en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital del país. Su cuerpo estaba suspendido con un cable telefónico atado al cuello, en una caseta telefónica que se encuentra entre la Facultad de Química y el Instituto de Ingeniería en Ciudad Universitaria.
El crimen desató una jornada de marchas en la Ciudad de México para demandar el esclarecimiento del asesinato, y hasta derivó con el despido una funcionaria de la Fiscalía local, por haber insinuado que la joven era alcohólica, no era estudiante y se rodeaba de gente indeseable. Pero el caso dio un giro inesperado cuando apareció en el escenario un grupo "ecoterrorista" llamado Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS) para atribuirse el crimen.
Esta no es la primera vez que se manifiestan estos grupos, el problema, según analistas consultados es que se les ha minimizado y de seguir creciendo se podrían salir de control.
El 19 de noviembre de 2015, una carta bomba hirió a Mario Valdés Berlanga, vicepresidente de la Alianza Pro Transgénicos (APT), que aglutina a productores y los grandes de la industria, como Monsanto, DuPont, Pioneer, Syngenta, entre otros. Un paquete similar había sido enviado al presidente del organismo, Rubén Chávez Villagrán, quien fue alertado, por lo que no logró explotar.
Otro paquete habría sido enviado al Consejo Nacional Agropecuario (CNA), que afilia a la mayoría de los empresarios del sector. Un grupo de supuestos activistas radicales autodenominado Círculo Eco-extremista de Terrorismo y Sabotaje se atribuyó el envío de los paquetes.
En un comunicado en internet, no sólo confirmó que envió un tercer paquete al CNA, sino que habla de un cuarto, a la empresa Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología. "Nos reivindicamos los atentados (durante la tercera semana de noviembre) por medio de paquetes-bomba e incendiarios al Consejo Nacional Agropecuario, que habría llegado a la empresa Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, también en la Ciudad de México." Ambos son miembros activos de la Alianza Pro Transgénicos y hasta ahora se desconoce por qué no hicieron público el hecho.
En su manifiesto en internet, la organización, considerada como uno de los grupos anarquistas que operan sin control en la capital del país, señala qué tipo de empresas y sus científicos buscan "artificializar los procesos biológicos naturales".
En 2011 ya había ocurrido un hecho similar en las oficinas de Monsanto en México, pero se decidió no hacerlo público. En esa ocasión, el objeto no logró explotar porque estaba diseñado para detonarse con un abrecartas, pero la asistente que la recibió lo abrió con unas tijeras.
Un tercer grupo del mismo corte que se ha detectado en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México es "La Secta Pagana", que en 2015 se atribuyó una serie de atentados en el transporte público del Estado de México.
¿Hay que preocuparse?
Aunque distintas fuentes relacionadas con el área de seguridad consideran que los grupos anarquistas y todas sus diferentes "causas" no cuentan con la infraestructura ni los integrantes suficientes para perpetrar un gran atentado, el haber violado los mecanismos de vigilancia de empresas como Monsanto los convierte en peligrosos y hasta ahora no se les ha puesto la suficiente atención.
Los llamados ecoterroristas se han hecho más visibles entre 2015 y 2017 ya sea por sus acciones o a través de blogs con mensajes en distintos idiomas, principalmente inglés y francés, en los que además aparentan estar conectados con grupos similares en otros ciudades y países de América Latina como Chile y Brasil.
En el caso del ITS, presume haber participado en enero en los saqueos del llamado gasolinazo. Y en febrero, en la ciudad de Torreón, Coahuila, reivindicaron el abandono de dos artefactos incendiarios en distintas iglesias, así como también el abandono de un paquete-bomba en un comercio perteneciente a Sanky, una empresa de biotecnología.
"La autoridad persecutoria sí los ha minimizado junto con otros actores que están en el campo delincuencial. También hay una tendencia a la flojera intelectual para meterse a estudiarlos", consideró Pablo Monzalvo, académico de la Universidad Iberoamericana.
En el caso de Lesvy, el ITS se atribuyó el crimen a través del blog llamado Maldición Eco extremista, donde además se adjudicó otros asesinatos y la colocación un artefacto explosivo en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Antonio Betancourt, analista en temas de seguridad, expresó que este grupo es parte de una serie de organizaciones de corte anarquista que están en contra del Estado. Tienen su raíz en una vertiente que defiende las causas ambientales y la continuación del proyecto eco-terrorista comenzado en el año 2011 en la zona centro México.
ITS habría surgido tras la desaparición de un grupo llamado "Reacción Salvaje" en 2015 con una declaratoria de guerra en contra de todo el sistema tecnológico; consideran que el ser humano merece su extinción por el daño que le ha hecho al medio ambiente. "Este grupo forma parte de un amplio movimiento de anarquistas radicales con varias células en distintas universidades en el mundo, principalmente en Europa y América del Sur", alerta el analista.
Terroristas o no, afirma, este grupo ya lleva cuatro asesinatos: el de Lesvy, dos ambientalistas en Monte Tlaloc en la Ciudad de México a finales de abril, a un jefe de servicios de la Facultad de Química de la UNAM en agosto pasado, y al vicerrector del Tec de Monterrey –una reconocida universidad privada- en Chihuahua, en febrero del 2016.
A pesar de ello, coincide también en que las autoridades no les han dado la importancia debida, pues incluso la Fiscalía Federal existe una carpeta de investigación sobre estos grupos en la que están considerados como "criminales" y no como células terroristas.
Monzalvo insistió en la necesidad de que las autoridades tanto de seguridad como de inteligencia investiguen más a fondo a estos grupos, "porque no tenemos información que sea vital para evitar un desastre mayor que esté planeando", si a esto le sumamos el poco trabajo que hay desde la academia, se genera un vacío para plantear escenarios en los cuáles podrían presentarse nuevas acciones de este corte.