En noviembre de 2016 pesaba 590 kilos y era considerado el hombre más gordo del mundo, pero gracias a una dieta mediterránea a base de verduras y a los cuidados de un equipo multidisciplinario de doctores, Juan Pedro, un joven mexicano de 33 años, perdió 170 kilos.
"Me siento bien, motivado, feliz y estoy muy contento", dijo a Infobae desde Guadalajara, en el estado de Jalisco (occidente), ciudad en la que recibe el tratamiento. Se lo oye mucho mejor que hace unos meses, cuando se notaba la falta de aire al hablar.
Juan Pedro superó las expectativas de los doctores, quienes esperaban que en esta primera etapa de su tratamiento perdiera el 10% de su peso, pero gracias a su esfuerzo se deshizo del 30% para llegar a un peso de 420 kilos.
Le estoy echando todas las ganas, me siente mejor, muy optimista, siento que estoy triunfando y que se vienen cosas muy positivas para mí
Juan Pedro y sus fotografías dieron la vuelta el mundo el año pasado cuando su caso llegó a la prensa, luego de 6 años sin poderse mover a consecuencia del sobrepeso. Su más de media tonelada de peso le impedía realizar actividades cotidianas como salir a caminar, ir a la escuela o trabajar.
Desde noviembre pasado se sometió a un peligroso tratamiento que le puede costar la vida. A pesar de ello, está dispuesto a enfrentar el riesgo porque se cansó de ver cómo pasaban los días en el cuarto donde permanecía encerrado.
Es originario del estado de Aguascalientes (Centro), su familia es de escasos recursos y para él todos estos años pasaron "en la cama en un cuarto viendo que pasa el tiempo, estando triste, pues ha sido de batallar", dijo hace tres meses a Infobae.
Desde niño enfrentó problemas de obesidad, pero ante la falta de recursos de su familia para que recibiera la atención médica adecuada, a los 17 años ya tenía un peso de 290 kilos. A los 27 años sufrió un accidente que le provocó lesiones en la mitad del cuerpo y le quitó movilidad. Presentaba un cuadro de hipertiroidismo —con lo que su cuerpo en lugar de quemar calorías las absorbe—, diabetes tipo II, hipertensión y una enfermedad pulmonar compulsiva con carácter crónico.
Una dieta alta en carbohidratos y el sedentarismo agravaron su condición.
José Antonio Castañeda Cruz, líder del grupo de multidisciplinario de diez doctores, entre cirujanos, psicólogos, nutriólogos, que de manera pro bono están atendiendo el caso, afirmó que a Juan Pedro aún le faltan dos pasos muy importantes: el primero es someterse a una cirugía el 9 de mayo para la colocación de una manga gástrica que ayude a reducir tres cuartas partes el tamaño del estómago. Seis meses después se le colocaría un bypass gástrico.
A pesar de la mejoría, Juan Pedro no podrá lograr llegar el peso de entre 90 y 100 kilos que debería tener una persona de sus características, pero sí logrará alcanzar un nivel que le permita tener movilidad.
Un acto desesperado
A finales del año pasado, desesperado por su situación, Juan Pedro se comunicó con una televisora hispana en Estados Unidos para que conocieran su caso. La empresa contactó a la clínica que lo atiende, en la ciudad de Guadalajara.
En 2014, otro mexicano, Manuel Uribe Garza, quien pesaba 597 kilos, falleció luego de someterse a un tratamiento y haber perdido 300 kilos.
En 2015 murió el también mexicano Andrés Moreno, quien tenía un peso de 444 kilos. Su meta era perder 323 kilos, pero falleció de un infarto de miocardio. Al momento de su deceso ya podía bañarse solo y usar calzado deportivo.
A Juan Pedro aún le espera un largo camino, que no termina con la colocación del bypass gástrico, pues tendrá que someterse a una nueva cirugía para retirar el exceso de piel.
Pero lejos de pensar en lo que falta, afirma que ya se ha preparado mentalmente para hacer todo lo que le digan los doctores y para poder incorporarse a una vida fuera de la cama a la que estuvo atado por años.
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