La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca impactó de manera negativa en los negocios mexicanos. Excepto para Cemex, la gran empresa cementera: sus acciones llegaron al valor más alto de los últimos ocho años. La razón es que las promesas electorales del presidente de los Estados Unidos incluyen un gasto de casi USD 1.000 millones en cemento: es lo que demandará la construcción del muro fronterizo.
"No vamos a participar", aseguró Jorge Pérez, vocero de Cemex, a Los Angeles Times (LAT), que lo contactó por la fuerza de los rumores: "Cemex, con sus plantas de cemento a ambos lados de la frontera, podría estar bien preparada para ser un proveedor principal", según el periódico de California.
El presidente de la empresa, Rogelio Zambrano, había declarado al diario mexicano Reforma que brindaría un presupuesto para el proyecto: "Lo haremos con gusto", dijo. El vocero Pérez aclaró que "si uno de nuestros clientes nos solicita un presupuesto de materiales, tenemos la responsabilidad de elaborarlo, pero eso no implica que Cemex participaría en la construcción".
La gran firma de la familia Zambrano tampoco proveerá de cemento a contratistas que trabajen en el muro. "Cemex quedó bajo presión intensa en su país para que boicotee el proyecto multimillonario que Trump espera que haga disminuir la migración ilegal desde México", publicó LAT. "Me parece deshonroso que las compañías mexicanas participen", dijo el senador Manuel Bartlett.
Aunque se mantenga ajena al muro, Cemex se verá beneficiada: en una presentación ante los accionista en Nueva York el 16 de marzo, los ejecutivos dijeron que "el potencial muro fronterizo" subirá la demanda de cemento, y será bueno para las finanzas de la compañía.
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