Tratar de cambiar el destino de los jóvenes en un país en el que 7,5 millones de este segmento de la población, el 25% de quienes tienen entre 15 y 29 años, no estudian ni trabajan suena una tarea imposible en un escenario en el que los cárteles del narcotráfico reclutan sicarios cada vez más jóvenes.
Puede resultar aún más complicado cuando se trata de emprender un proyecto independiente sin el financiamiento de ninguna fundación o empresa.
Este escenario no desanimó a Alejandro Souza quien creó un proyecto en el que una rebanada de pizza puede representar para muchos jóvenes el comienzo de una nueva vida y que al mismo tiempo emplea un insumo 100% mexicano: el maíz azul, que sólo se da en este país.
Hace año y medio inició un concepto llamado Pixza que no sólo le abrió la oportunidad de abrir un negocio sino también de iniciar un proyecto social que empieza con una rebana de la clásica pizza que un cliente regala a un joven de la calle.
"Es un concepto único en el que a los clientes que vienen aquí se les explica de qué se trata y si quieren regalar una rebanada de pizza a un joven en situación de calle. Nosotros vamos a entregar estas rebanadas a los albergues que les dan algún tipo de atención a estos jóvenes. Para los que reciben esa rebanada al final de todo un proceso reciben una oferta formal de empleo", explica Alejandro a Infobae.
Con la primera rebanada los jóvenes, que deben tener una edad de entre 18 y 30 años, reciben una pulsera que el creador del concepto llama "La Ruta del Cambio" porque después de que la misma persona recibió cinco rebanadas empieza una nueva etapa que le ayuda a empoderarse, recuperar su dignidad como ser humano y algunas herramientas para su reinserción social.
En la pulsera viene marcada cada etapa. La segunda parada en la ruta es hacer un voluntariado que puede ser hasta de un día para ayudar a otros, después vienen otras cinco rebanadas de pizza y un segundo voluntariado.
Si completa esta parte de la ruta se le ofrece un curso gratuito en el que los jóvenes reciben herramientas "de vida, de habilidades, hábitos que les pueden dar un mayor bienestar". Después viene un baño, un corte de cabello, la entrega de una camiseta, una visita al doctor y la ruta finaliza con una oferta de empleo como meseros, lavaplatos o ayudantes de cocina en alguna de las dos sucursales con las que cuenta Pixza en la Ciudad de México.
La vida después de la calle
"Cuando les hacemos la oferta de trabajo se emocionan mucho. En este tiempo hemos tenido de todo, desde quienes tienen más de un año trabajando con nosotros hasta quienes duran una semana, es decisión de ellos. La idea de que durante este proceso hagan voluntariados es que no se acostumbren nada más a recibir, tienen que saber que para recibir también hay que dar. La gente no aprecia las cosas si nada más se las regalas", asegura Alejandro.
Esteban es uno de los empleados más antiguos de este proyecto, ha estado en él por más de un año y su trabajo como lavaplatos lo gratifica.
"Yo pasé por un proceso diferente al de los otros, yo era un chico en situación de calle que estaba en una institución y le pedí a Alejandro esta oportunidad… Me incorporé a pizza y aprendí como ser empático con los demás", explica a Infobae.
Durante su paso por las calles, Esteban (20 años) estuvo en contacto con drogas y entraba y salía de instituciones, pero afirma que ahora su vida es diferente porque tiene un trabajo para mantenerse.
Esteban no conoce a su familia "pasó el tiempo yo estuve en albergues sobreviviendo, no se puede decir que había vivido había sobrevivido entre albergues, la calle y el dinero que se junta".
Uno de los problemas más difíciles de su reinserción fue el tratar con la gente porque durante el tiempo que duró en situación de calle siempre sintió "que me hacían menos, por eso de que pues yo me veía mal".
Creyó que no tenía futuro, que su vida acabaría a los 17 años, pero aquí encontró una oportunidad y un apoyo que le da la esperanza para cumplir sus metas. "Ahora sí me veo en mis estudios y en otro lado".
Los resultados y los proyectos
Las 14 variedades de pizza que ofrece el negocio se cocinan con ingredientes 100% mexicanos, además del maíz azul en el menú se pueden encontrar ingredientes como los chicarrones (piel de cerdo frita) o insectos comestibles como los chapulines.
En año y medio el proyecto ha logrado repartir 3.776 rebanadas y actualmente 17 jóvenes contratados a través de la "Ruta del Cambio" son trabajadores permanentes que tienen las prestaciones de ley, como seguridad social.
Para Esteban el siguiente paso es estudiar, pero para Alejandro es tratar de que el proyecto tenga el mayor alcance posible.
Ha recibido ofertas para que Pixza se convierta en franquicia, pero afirma que aún no está listo para dar ese paso. "Probablemente podamos abrir otra sucursal, pero queremos ir poco a poco".
Una posibilidad que analiza es la creación de un instituto en el que los jóvenes en situación de calle reciban, a cambio de voluntariados, capacitación para que puedan trabajar en otros restaurantes.
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