El visado Active Investor Plus, que históricamente atraía a los ricos a Nueva Zelanda y recaudaba una media de 1.000 millones de dólares neozelandeses (580 millones de dólares estadounidenses) al año, ha languidecido tras los cambios introducidos en las normas en 2022. Solo 35 solicitudes han sido aprobadas en su totalidad en los últimos dos años, lo que equivale a 352 millones de dólares neozelandeses de fondos de inversión nominados, según datos de Immigration New Zealand.
“Somos conscientes de que el último gobierno cambió esos ajustes y vimos una marcada disminución en el número de inversores”, dijo la ministra de Finanzas, Nicola Willis, en una entrevista el jueves en Wellington. “Pueden esperar ver anuncios nuestros al respecto en las próximas semanas”.
Willis dijo que el gobierno de centro-derecha ya ha avanzado en las reformas para acelerar las solicitudes de inversión en el extranjero y cambiará la legislación el próximo año para enfatizar que la nación requiere capital extranjero para alcanzar sus objetivos económicos. Dijo que los emigrantes inversores traen mucho más que dinero.
“También son las redes, los conocimientos, la experiencia y las ideas que traen consigo”, afirmó Willis. “Hay muchos ejemplos en todo el país en los que los emigrantes inversores, si bien pueden hacer inversiones iniciales, luego hacen otras inversiones y se implican más en la economía de diversas formas que son útiles”.
Según los criterios actuales, los solicitantes del visado deben comprometerse a realizar una inversión directa de al menos 5 millones de dólares neozelandeses o una inversión pasiva de al menos 15 millones de dólares neozelandeses, por ejemplo en acciones cotizadas. Esto contrasta con el umbral inicial de 3 millones de dólares neozelandeses según los antiguos criterios. Los bonos y las propiedades, inversiones históricamente populares en Nueva Zelanda, ya no son elegibles.
A la pregunta de si los cambios en el programa de visados podrían incluir la eliminación del examen de inglés, Willis dijo que dejaría que la ministra de Inmigración, Erica Stanford, hiciera su anuncio.
Un fastidio para algunos extranjeros que quieren invertir en Nueva Zelanda es la imposibilidad de comprar una casa en el país, la consecuencia de una prohibición impuesta en 2018 a los forasteros - que no sean de Australia y Singapur.
El Partido Nacional de Willis hizo campaña antes de las elecciones generales de 2023 sobre una relajación de esa prohibición, proponiendo permitir a los extranjeros comprar una casa valorada en 2 millones de dólares neozelandeses o más, pero esa política fue bloqueada por el Partido Primero de Nueva Zelanda durante la formación del gobierno de coalición.
Desde entonces, el líder de New Zealand First, Winston Peters, se ha mostrado abierto a permitir que los extranjeros compren casas caras si también invierten en el país.
Aunque se mantiene el acuerdo de no flexibilizar la prohibición, “a medida que avancemos en las reformas de la Ley de Inversiones en el Extranjero y de la configuración de los inmigrantes inversores, mantendremos una serie de debates y veremos dónde aterrizan”, declaró Willis.
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