Cuando el paleontólogo Martin Qvarnström empezó a mirar en el interior de excrementos fosilizados de dinosaurios de 230 millones de años de antigüedad utilizando una avanzada tecnología de rayos X, no estaba seguro de que fuera a ver nada interesante.
Pero, incrustado en los antiguos excrementos, descubrió multitud de ellos. Los escáneres revelaron diminutos escarabajos con antenas y delicadas patas intactas, huesos aplastados de antepasados cocodrilos extintos, peces a medio digerir y abundante vida vegetal dentro de los bromalitos —heces y vómitos fosilizados— de los primeros dinosaurios y las criaturas que vagaban junto a ellos.
A partir de las cacas paleontológicas, Qvarnström y sus colegas reconstruyeron la ecología, la biología y las redes tróficas que tejieron el ecosistema de los primeros dinosaurios de la cuenca polaca, en Europa central, hace entre 230 y 200 millones de años.
La investigación, publicada el miércoles 27 de noviembre de 2024 en la revista Nature, se centra en un período crítico, aunque oscuro, de finales del Triásico y principios del Jurásico, cuando aparecieron los primeros dinosaurios en esa región y se hicieron dominantes, como parte de un importante cambio de la vida en la Tierra.
La imagen que se desprende del estudio de más de 500 bromalitos —en su mayoría coprolitos o excrementos— es la de un proceso gradual de cambio. Los antepasados de los dinosaurios pequeños aprovecharon de forma oportunista las fuentes de alimento que se hicieron más abundantes por los cambios ambientales, evolucionaron hasta convertirse en criaturas más grandes y ampliaron su nicho ecológico.
Traducción Stephen Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo que no participó en el estudio, calificó la profunda inmersión en los excrementos de dinosaurio de “perspicaz e innovadora”, por poner bajo escrutinio algunos de los “fósiles más denostados”.
“Los paleontólogos académicos también pueden ser propensos al humor de retrete”, escribió Brusatte en un correo electrónico. “Pero vaya, (los bromalitos) pueden darnos mucha información. Es exactamente lo que necesitamos para comprender los vínculos entre depredadores y presas de hace millones de años”.
Una historia oculta en las heces fosilizadas
Las celebridades del mundo paleontológico suelen tener huellas gigantescas y cuerpos descomunales: temibles depredadores y carismáticos herbívoros cuyos esqueletos llenan las salas de los museos y encienden la imaginación.
En cambio, el contenido digestivo fosilizado suele almacenarse en sótanos y ser objeto de bromas, explica Grzegorz Niedźwiedzki, paleontólogo de la Universidad de Uppsala, Suecia y autor principal del estudio. “Coprolitos... ja, ja”, dijo, imitando cómo responde a veces la gente cuando se entera de lo que él estudia.
Pero si se miran de cerca, pueden revelar detalles sobre cómo vivían los dinosaurios: quiénes y qué comían, cómo encajaban en sus ecosistemas y cómo cambiaban con el tiempo. “Dentro de estos coprolitos hay una historia sobre la vida y la biología de estos primeros dinosaurios”, afirma Niedźwiedzki.
Los autores utilizaron su estudio para construir una red alimentaria, con flechas que indican qué y a quién comían las criaturas prehistóricas. Cuando los primeros antepasados de los dinosaurios aparecieron en la actual Polonia hace unos 230 millones de años, eran pequeños silesáuridos omnívoros y oportunistas. El estudio revela que llenaban sus estómagos con diminutos escarabajos, entre otros alimentos.
Los dinosaurios carnívoros aparecieron hace unos 220 millones de años. Los dinosaurios herbívoros surgieron unos 10 millones de años después. Hace unos 200 millones de años, los herbívoros podrían haber obtenido una ventaja cuando el clima se hizo más húmedo, favoreciendo a los dinosaurios con un paladar más amplio, que pasaron de una dieta basada principalmente en coníferas a consumir helechos y otras plantas que se hicieron más abundantes.
Esta flexibilidad dietética puede haber contribuido a la aparición de dinosaurios más grandes. Entonces, empezaron a diversificarse mucho más y a extenderse geográficamente.
“El estudio muestra la sutil interacción del clima, principalmente árido, y finalmente húmedo, y cómo el clima afectó principalmente a las plantas dominantes, lo que a su vez dio oportunidades a nuevos herbívoros en determinados momentos”, dijo Michael Benton, profesor de paleontología de vertebrados en la Universidad de Bristol, que no participó en el estudio.
Nueva atención a los albores de los dinosaurios
Mientras que la cuestión de cómo se extinguieron los dinosaurios no avianos suscita gran fascinación, la de cómo llegaron a dominar el planeta sigue siendo un misterio. ¿Superaron los dinosaurios a los anfibios, a otros reptiles y a los grandes herbívoros gracias a sus proezas físicas? ¿O fueron los cambios ambientales los que propiciaron su éxito?
El nuevo estudio ha seguido de cerca el registro en una parte del mundo, y ahora podría utilizarse un enfoque similar en otras regiones, para discernir si las redes tróficas eran similares e identificar las diferencias en la forma en que los dinosaurios ascendieron al dominio.
El nuevo estudio favorece la idea de que los dinosaurios estaban bien preparados para aprovechar los cambios del entorno prehistórico, pero también revela que la era de los dinosaurios tuvo un comienzo lento y complicado.
“Los dinosaurios no arrasaron la antigua Polonia y el resto del mundo poco después de su aparición, como un ejército de saqueadores”, explica Brusatte. “Les llevó tiempo, paciencia y mucha adaptación, todo ello mientras se veían afectados por los caprichos evolutivos de los demás organismos de sus redes tróficas”.
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