La confirmación de que Corea del Norte ha desplegado tropas de combate para ayudar al presidente ruso Vladimir Putin en su invasión a gran escala de Ucrania supone una peligrosa escalada. En el peor de los casos, amenaza con convertir una guerra europea en un conflicto mundial que abarque la región Asia-Pacífico. Es también un recordatorio de lo mucho que está en juego en las elecciones presidenciales estadounidenses del martes, en las que los candidatos se debaten sobre la respuesta de Estados Unidos a este tipo de amenazas. Estados Unidos y sus aliados, tanto en Asia como en Europa, deben coordinar su respuesta.
Funcionarios estadounidenses y de la OTAN calculan que Corea del Norte ha enviado unos 10.000 soldados al extremo oriental de Rusia para entrenarse. Los servicios de inteligencia surcoreanos y funcionarios ucranianos elevan la cifra hasta 19.000. Se cree que unas 1.500 fuerzas especiales norcoreanas, conocidas como Cuerpo de Tormentas, ya han sido desplegadas en la región rusa de Kursk, donde los soldados rusos han estado luchando para expulsar a los militares ucranianos.
El hecho de que Putin recurra a las tropas norcoreanas podría considerarse un reconocimiento tácito de que su invasión ilegal de Ucrania no ha salido según lo previsto. Rusia ha sufrido la baja de unos 600.000 soldados muertos o heridos y ha tenido que ampliar un impopular servicio militar obligatorio. Que Rusia recurra a la empobrecida Corea del Norte en busca de tropas frescas podría ser motivo para pensar que Ucrania, con el apoyo estadounidense y de la OTAN, está ganando.
Nadie debería caer en la complacencia.
Putin y el dictador norcoreano Kim Jong-un firmaron en junio un pacto de asistencia mutua. Pyongyang ya suministraba a Moscú misiles balísticos y munición, sobre todo proyectiles de artillería, pero el despliegue de tropas eleva su asociación a un nuevo e inquietante nivel.
El despliegue norcoreano proporciona a Putin personal adicional para prolongar este conflicto, que pronto cumplirá tres sangrientos años. Su objetivo a corto plazo es simplemente mantener la guerra y hacer pequeñas ganancias territoriales en el este de Ucrania -como la aldea de Tsukuryne, que Rusia afirma haber tomado recientemente- mientras espera el resultado de las elecciones estadounidenses.
La vicepresidenta Kamala Harris, candidata presidencial demócrata, promete seguir apoyando a Ucrania y entablar relaciones con aliados históricos. El ex presidente Donald Trump, candidato republicano, ha señalado que quiere poner fin al apoyo estadounidense a Ucrania y buscar un acuerdo de alto el fuego inmediato, que podría incluir obligar a Ucrania a aceptar concesiones territoriales. Los europeos podrían seguir armando a Ucrania incluso sin la ayuda continuada de Estados Unidos. Pero ahora que Ucrania se está quedando sin tropas, la incorporación de los norcoreanos podría, al menos gradualmente, contribuir a debilitar la determinación europea.
Los refuerzos norcoreanos también ayudan a Putin en su objetivo más amplio de demostrar que Rusia no está aislada en la escena mundial. Se produce justo después de que organizara una cumbre del grupo BRICS con los líderes de Brasil, India, China y Sudáfrica -los miembros originales, junto con Rusia- y los recién llegados como Egipto, Irán, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. (Arabia Saudita participó sin unirse formalmente al grupo.) Ostensiblemente, el objetivo del grupo BRICS es ayudar a los países del Sur Global a desafiar el dominio de Estados Unidos en las instituciones financieras mundiales. Putin aprovechó el acto para burlarse de los dirigentes occidentales que han impuesto sanciones a Rusia y para demostrar que sigue teniendo amigos de alto nivel.
Corea del Norte recibe dinero de Rusia para sus tropas y acceso a la codiciada tecnología militar que se le ha negado debido a las sanciones de las Naciones Unidas, tecnología que podría utilizarse contra Corea del Sur en caso de conflicto. Las tropas norcoreanas también recibirán entrenamiento real en el campo de batalla en la guerra moderna, incluyendo el uso de armamento avanzado y aviones no tripulados. La experiencia resultaría muy valiosa para el Norte en un futuro conflicto con Corea del Sur.
El esfuerzo de Putin por internacionalizar la guerra de Ucrania va más allá de Corea del Norte. También ha recurrido a Irán y China; esta última ha aumentado sus compras de petróleo, gas y cereales rusos. Irán ha suministrado misiles balísticos a Rusia y, al parecer, Rusia ha proporcionado datos de puntería a los huthíes de Yemen, apoyados por Irán, para sus ataques contra buques en el Mar Rojo.
Un eje mortífero de potencias hostiles antiestadounidenses y antioccidentales está intensificando la cooperación militar y está decidido a desafiar la primacía mundial de Estados Unidos. Rusia, China y Corea del Norte son potencias nucleares, e Irán es un aspirante al club nuclear. Los focos geopolíticos aislados en Europa, Medio Oriente y el Pacífico podrían converger. Se necesitará una diplomacia firme, alianzas sólidas y una disuasión firme para hacer frente a esta amenaza creciente. Este es el principal reto al que se enfrenta el próximo presidente, que tomará posesión de su cargo el 20 de enero.
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