Las ciudades se han vuelto más lluviosas: esta es la razón

Según científicos, factores como los rascacielos y la contaminación incrementan las precipitaciones en ciudades densamente pobladas, generando nuevos desafíos para la planificación urbana y la gestión del agua

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El estudio utilizó datos satelitales
El estudio utilizó datos satelitales de más de 1.000 ciudades entre 2001 y 2020. (Matias J. Ocner/Miami Herald/AP)

Las ciudades son calurosas. El hecho de que las zonas urbanas tiendan a ser más calurosas que las regiones circundantes —un fenómeno llamado efecto isla de calor— es bien conocido por los científicos, así como por casi cualquiera que haya soportado un verano sofocante en una jungla de cemento.

Pero los científicos están descubriendo ahora que las ciudades también suelen ser más lluviosas. Según un estudio publicado el lunes 9 de septiembre de 2024, en Proceedings of the National Academy of Sciences, en la mayoría de las ciudades llueve mucho más que en las zonas rurales cercanas, un efecto que se ha acentuado en las dos últimas décadas con el calentamiento del clima.

“Esto ocurre en todas partes”, afirma Dev Niyogi, profesor de la Universidad de Texas en Austin y coautor del estudio. “La magnitud del impacto variará. Pero igual que tratamos la isla de calor urbana, deberíamos empezar a tratar el efecto de la lluvia urbana como una característica asociada a la urbanización”.

Las ciudades experimentan niveles de
Las ciudades experimentan niveles de precipitación significativamente mayores en comparación con las zonas rurales aledañas. (EFE/Justin Lane)

Los resultados tienen profundas implicaciones para las ciudades densas y en crecimiento, muchas de las cuales ya están luchando para hacer frente a las inundaciones, a medida que asumen el coste de mejorar las infraestructuras para un mundo más cálido.

Las ciudades son imanes para la lluvia por varias razones. Los rascacielos tienden a ralentizar la llegada de tormentas, lo que les permite descargar precipitaciones. Los gases de escape de los automóviles y la contaminación de las fábricas pueden sembrar nubes que desencadenen chubascos y el calor que irradian el hormigón y el asfalto provoca más convección en la atmósfera, lo que da lugar a precipitaciones.

“Todos estos factores pueden contribuir a esta anomalía de las precipitaciones urbanas”, afirma Xinxin Sui, estudiante de doctorado de la Universidad de Texas en Austin que dirigió la investigación. Niyogi comparó el efecto con reventar un gran globo de agua. “Las ciudades lo están pinchando con la inestabilidad adecuada”, afirmó.

Los planificadores urbanos deben considerar
Los planificadores urbanos deben considerar las crecientes precipitaciones para evitar inundaciones. (Europa Press/Contacto/Gina M Randazzo)

Investigaciones anteriores han demostrado que este efecto de isla húmeda urbana existe en un puñado de ciudades. La extensa área metropolitana de Houston, por ejemplo, es conocida por haber empeorado las lluvias e inundaciones del huracán Harvey en 2017.

Este nuevo estudio “revela por primera vez la magnitud de estos efectos analizando ciudades a nivel mundial”, afirma Jorge González-Cruz, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York en Albany que no participa en el estudio.

Para su investigación, Niyogi, Sui y sus colegas midieron las precipitaciones utilizando datos de satélite de más de 1.000 ciudades entre 2001 y 2020. Según sus conclusiones, casi dos tercios de las ciudades reciben más lluvia de media que las zonas rurales vecinas.

La magnitud de este efecto casi se duplicó en las dos últimas décadas, lo que los investigadores atribuyen en parte a la creciente urbanización y al aumento de las temperaturas, ya que el aire caliente puede retener más humedad. “El globo no sólo está lleno de agua, sino que ahora es un globo más grande con más agua”, afirmó Niyogi.

Houston, Miami y Nueva Orleans
Houston, Miami y Nueva Orleans muestran un efecto isla húmeda urbana más agudo. (EFE/Carlos Ramírez)

En Estados Unidos, los investigadores identificaron Houston, Miami y Nueva Orleans —cada una de las cuales ha sufrido inundaciones devastadoras por grandes tormentas— entre las ciudades donde el efecto de isla húmeda urbana es más agudo.

El equipo de investigación también descubrió que cuanto mayor es la población de una ciudad, mayor es la discrepancia entre las precipitaciones urbanas y rurales. El efecto fue más pronunciado en las ciudades de África, que han crecido rápidamente a lo largo de este siglo.

Según Niyogi, los resultados deben ser tomados en serio por los planificadores urbanos, que deben tener en cuenta el aumento de las precipitaciones para evitar inundaciones urbanas e incluso canalizar el agua de vuelta a los acuíferos para reponer las aguas subterráneas para los agricultores en el futuro.

“Deberíamos empezar a pensar en infraestructuras verdes para gestionar nuestros recursos hídricos”, afirmó. “Y aquí hay una oportunidad”.

(c) 2024, The Washington Post

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