A México no se le informó de los arrestos de los cárteles hasta que los capos estuvieron bajo custodia de Estados Unidos

México no fue informado de la operación secreta estadounidense para trasladar a dos líderes del cártel de Sinaloa a Estados Unidos hasta después de que los hombres fueron detenidos, dijo el viernes 26 de julio uno de los principales funcionarios de seguridad del país.

Los arrestos de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López el jueves 25 de julio fueron un golpe histórico para los agentes estadounidenses que persiguen a un grupo de narcotraficantes que ha inundado Estados Unidos con fentanilo y traficado toneladas de heroína, cocaína y metanfetaminas en todo el mundo. La operación se desarrolló como una película de suspense de Hollywood, en la que Zambada fue engañado para que abordara un avión con destino a Estados Unidos, un plan que incluso los agentes estadounidenses dudaron inicialmente que pudiera funcionar, dijeron funcionarios.

Un día después de la operación, los detalles seguían siendo confusos. La ministra de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, dijo a los periodistas el viernes que un pequeño avión Cessna pilotado por un estadounidense despegó del aeropuerto de Hermosillo, en el estado de Sonora, en el norte de México, poco antes de las 8 de la mañana del jueves y aterrizó alrededor de las 10 de la mañana en el aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México, cerca de El Paso. Zambada, de 76 años, cofundador del cártel de Sinaloa, y Guzmán, de 38 años, hijo del notorio capo de la droga Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, fueron arrestados por agentes de la DEA y el FBI cuando el avión aterrizó.

Pero un funcionario del Departamento de Justicia dijo que el avión era un Beechcraft King Air y que el nombre del piloto dado por Rodríguez era incorrecto. La embajada de Estados Unidos no notificó a Rodríguez del operativo hasta las 15:30 hora local, dijo. El presidente Andrés Manuel López Obrador no fue informado hasta las 16:14 horas.

Las autoridades estadounidenses no han explicado por qué ocultaron el plan a sus homólogos mexicanos, pero en los últimos años las operaciones antidrogas estadounidenses se han visto frustradas por filtraciones de funcionarios mexicanos, lo que ha generado cautela en Washington. “Estamos esperando la comunicación oficial sobre si lo que ocurrió ayer fue una captura o una entrega”, dijo Rodríguez durante la conferencia de prensa diaria de López Obrador.

Los funcionarios estadounidenses ofrecieron versiones diferentes sobre cómo fue capturado Zambada. Algunos dijeron que se entregó. Un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional y un ex funcionario del Departamento de Justicia dijeron que a Zambada le dijeron que abordaría el vuelo con Guzmán hijo para ir a ver propiedades de inversión.

Los agentes estadounidenses se apresuraron a llegar al aeropuerto de Santa Teresa porque no esperaban que la artimaña funcionara, dijeron los funcionarios. Ambos hablaron bajo condición de anonimato para poder comentar el delicado caso. El abogado de Zambada, Frank Pérez, dijo al Washington Post que su cliente “no fue llevado voluntariamente” a Texas. Se negó a hacer más comentarios.

En el operativo colaboró Joaquín Guzmán, uno de los “Chapitos”, los cuatro hijos que se hicieron cargo del negocio de su padre después de que El Chapo fuera arrestado en 2016. Otro de esos hijos, Ovidio, de 34 años, fue capturado por el ejército mexicano en 2023 y extraditado a Estados Unidos.

Los agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional desempeñaron un papel importante en la operación secreta, persuadiendo a Ovidio Guzmán para que se pusiera en contacto con su hermano y luego trabajando con Joaquín para conseguir que Zambada subiera al avión, dijo el funcionario del DHS. Joaquín Guzmán ha estado dispuesto a “hacer mucho” para ayudar a Ovidio, quien está a la espera de juicio por cargos de drogas y lavado de dinero y podría enfrentar una sentencia de cadena perpetua, dijo el funcionario. La cooperación de Joaquín podría ganarle concesiones importantes, según el ex funcionario del Departamento de Justicia.

Zambada y El Chapo, que cumple una condena de cadena perpetua más 30 años en la prisión federal de máxima seguridad de Florence, Colorado, lideraron conjuntamente uno de los cárteles de drogas más prolíficos del mundo, un negocio multimillonario. La administración Biden ha puesto en la mira al cártel en su intento de combatir la epidemia de drogas más letal de la historia, impulsada por el aumento del fentanilo.

Las autoridades estadounidenses, desde el presidente Biden hasta los de abajo, describieron la operación como un rotundo éxito. Pero los analistas dijeron que era poco probable que las detenciones paralizaran el negocio de los narcóticos y podrían aumentar la violencia en México.

“Cuando analizamos el crimen organizado desde fuera, nos gusta hablar de los grandes cárteles”, dijo Falko Ernst, analista sénior sobre México en el International Crisis Group. “Pero detrás de ellos hay una gran cantidad de otros operadores que nunca se dan a conocer, que nunca aparecen en los informes de los medios”, dijo, como los expertos en logística y los que sobornan a funcionarios estatales y locales. “Y esa es la verdadera columna vertebral de esta economía”.

Las sustancias sintéticas como el fentanilo son fáciles de fabricar en pequeños laboratorios clandestinos. El negocio involucra a tantos actores que seguirá funcionando con poca o ninguna interrupción, dijo Cecilia Farfán-Méndez, especialista en políticas de drogas y crimen organizado del Instituto de Conflictos y Cooperación Global de la Universidad de California.

Incluso si el cártel de Sinaloa se debilita, según los analistas, su principal rival, el Cártel Jalisco Nueva Generación, probablemente llenaría cualquier vacío en el tráfico de fentanilo. Ese grupo competirá cada vez más con el de Sinaloa por el dominio, dijo Vanda Felbab-Brown, investigadora principal de Brookings Institution que estudia las organizaciones criminales mexicanas. “Todo México puede inflamarse”, afirmó.

Zambada era menos conocido que El Chapo, que inspiró películas y libros con su estilo de vida llamativo y su asombrosa habilidad para escapar de las prisiones por túneles. Sin embargo, el discreto Zambada fue igualmente importante o quizás incluso más relevante en las operaciones del cártel, dicen las autoridades mexicanas. (Su apodo, “El Mayo”, hace referencia a su segundo nombre, Mario, según informes de los medios mexicanos).

Zambada se declaró inocente de todos los cargos el viernes 26 de julio en un tribunal federal de El Paso, según los registros judiciales. Zambada y El Chapo fueron acusados en El Paso en 2012 por su presunto papel en una conspiración para traficar cocaína y marihuana a Estados Unidos, lavar dinero y asesinar a percibidos como enemigos.

El joven Guzmán se dirigía el viernes a Chicago, donde tenía previsto comparecer por primera vez ante el tribunal el martes, según informaron funcionarios estadounidenses. “No tengo ningún comentario más que confirmar que represento a Joaquín y que estaré en el tribunal en su comparecencia inicial”, dijo el abogado defensor Jeffrey Lichtman.

Los “Chapitos” estaban entre los objetivos más buscados por el gobierno estadounidense en el narcotráfico; Washington ha ofrecido una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca al arresto o condena de los dos hermanos mayores, Iván y Jesús Alfredo. Joaquín era el menos involucrado en el narcotráfico de los hermanos, dijeron las autoridades.

El viernes, los periodistas acribillaron a Rodríguez sobre por qué no se informó a México con antelación sobre una operación tan crucial. Zambada también enfrenta órdenes de arresto en México. Rodríguez desestimó las preocupaciones. “Seguiremos cooperando con el gobierno de Estados Unidos, como lo hemos hecho hasta este evento”, afirmó.

Según los analistas, Zambada era considerado un operador sofisticado que había cultivado amplios vínculos con políticos a lo largo de los años. Podía nombrar a funcionarios mexicanos corruptos que podrían enfrentarse a cargos en Estados Unidos. “Obtener la lista de funcionarios corruptos y perseguirlos es el verdadero premio” del arresto de Zambada, dijo Peter Reuter, un criminólogo de la Universidad de Maryland que estudia el tráfico de fentanilo.

“Estoy segura de que muchos actores políticos y funcionarios gubernamentales no pegaron ojo anoche”, dijo Felbab-Brown. “Él sabe dónde están enterrados todos los cadáveres de muchas administraciones”. Miroff reportó desde Washington y Ovalle desde Miami. Spencer S. Hsu en Washington, Lorena Ríos en Monterrey, México, y Alejandra Ibarra Chaoul en Ciudad de México contribuyeron a este reportaje.