La economía estadounidense creció a un fuerte ritmo anualizado del 2,8% en el segundo trimestre, coronando dos años de sólida expansión, a pesar de algunos signos de desaceleración.
Según los datos del Departamento de Comercio publicados esta mañana, el producto interior bruto del trimestre finalizado en junio duplicó el 1,4% del trimestre anterior, pero refleja una desaceleración general respecto al fuerte ritmo del año pasado.
“La economía ha crecido a un ritmo vertiginoso en los últimos años, pero ahora está volviendo a una pauta más normal”, dijo Ryan Sweet, economista jefe para Estados Unidos de Oxford Economics. “Estamos en un periodo de transición”, añadió.
La rápida recuperación posterior a la pandemia ha perdido fuelle recientemente, ya que los elevados costes de los préstamos obligan a hogares y empresas a replantearse el gasto. La venta de viviendas se ha estancado, el sector manufacturero se ralentiza y las fábricas registran una caída de la demanda de productos fabricados en Estados Unidos. Mientras tanto, la tasa de desempleo, del 4,1% en junio, lleva tres meses consecutivos subiendo.
Con todo, los economistas afirman que el enfriamiento gradual es un respiro bienvenido tras años de crecimiento excesivo que avivó la inflación. El mercado laboral se mantiene fuerte y los consumidores siguen gastando, aunque con menos entusiasmo que hace un año.
Se espera que la Reserva Federal, que ha mantenido los tipos de interés en su nivel más alto en dos décadas desde el verano pasado, empiece a recortarlos ya en septiembre. En un testimonio ante el Congreso este mes, el presidente de la Fed, Jerome H. Powell, dijo que Estados Unidos “ya no es una economía sobrecalentada”, gracias en gran parte a la moderación del mercado laboral.
“Las condiciones han vuelto más o menos al punto en que se encontraban en vísperas de la pandemia: fuertes, pero no recalentadas”, añadió.
Aunque gran parte de la economía se mantiene en marcha, algunos sectores, como la vivienda y la construcción, han retrocedido de forma más drástica. Las ventas de viviendas nuevas han bajado un 7,4% con respecto a hace un año, mientras que las de viviendas existentes han caído un 5,4%, según los nuevos datos de esta semana.
En Seattle, los nuevos negocios de la empresa de reformas Gasper’s Construction han caído un 30% en el último año. Los clientes, que tienden a depender de las líneas de crédito para la vivienda, han retrocedido en respuesta a los tipos de interés más altos.
“Los proyectos de remodelación son más pequeños y la gente no está dispuesta a ampliarlos tanto”, afirmó Sarah Henry, su propietaria.
Aun así, Henry es optimista. Está pensando en incorporar a tres personas más a su plantilla de 57 trabajadores, y afirma que el mercado inmobiliario de Seattle se ha mostrado sorprendentemente resistente. Además, la Reserva Federal parece dispuesta a relajar la política monetaria en los próximos meses.
“Los tipos de interés van a ceder y, en algún momento, bajarán.Eso nos va a ayudar mucho”, sostuvo.
(*) The Washington Post