Una manada de ballenas se unió a un remero solitario en el Atlántico, golpeando el barco y haciendo burbujas

El navegante Tom Waddington registró en vídeo el momento en que una un grupo de cetáceos rodeó su embarcación, cerca de la costa de Terranova

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El navegante Tom Waddington registró en vídeo el momento en que una un grupo de cetáceos rodeó su embarcación, cerca de la costa de Terranova

Un remero británico que cruzaba en solitario el océano Atlántico se encontró de repente con mucha compañía cuando una enorme manada de ballenas rodeó su barco, en una impresionante escena grabada en vídeo.

Tom Waddington, un entrenador de esquí afincado en el Reino Unido que está documentando su travesía de 2.000 millas náuticas para recaudar fondos para la organización benéfica Mind, dedicada a la salud mental, publicó el encuentro en su cuenta de Instagram.

“¡Qué regalo tan especial!”, dijo al ver a las ballenas soplando burbujas y meciendo el barco mientras jugaban a su alrededor, a unas 100 millas náuticas de la costa de Terranova el domingo. Waddington dijo que creía que la manada estaba formada por más de 1.000 calderones tropicales.

“Me encanta”, añadió, “pero tengo miedo de que golpeen el timón”.

Poco después, una de las emocionadas ballenas chocó contra el costado de su embarcación, dejándole conmocionado.

En los últimos años, las orcas han protagonizado cientos de peligrosos incidentes de embestida contra embarcaciones, y se las ha considerado villanas que conspiran para recuperar el océano, según informó The Washington Post.

Waddington expresó su temor de que las ballenas dañaran el timón de su barco.(@tomwaddington)
Waddington expresó su temor de que las ballenas dañaran el timón de su barco.(@tomwaddington)

Aunque los expertos no saben a ciencia cierta a qué se deben estos incidentes, una de las principales teorías es que las orcas que causan estragos en la mayor parte de las costas de la Península Ibérica son adolescentes juguetones y aburridos. Otra teoría: Las orcas quieren vengarse de la amenaza de enredarse con sedales.

Afortunadamente para Waddington, los calderones dejaron intactos sus timones. Después de intentar alejarse de la manada durante dos horas, finalmente le dejaron en paz, a salvo y seco (más o menos).

“No me lo puedo creer. Es un espectáculo increíble, pero también da mucho miedo”, dijo.

(*) The Washington Post

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