Edward Thomas Ryan murió el 1 de junio, pero todavía tenía un secreto que quería contar, uno que había guardado toda su vida. Eligió su obituario para anunciarlo al mundo.
Publicado en el Albany Times Union el 8 de junio, el obituario de Ryan comenzó de manera tradicional: nombre, logros académicos, información profesional, detalles del funeral.
Luego tomó un giro poco convencional: un pasaje que él había escrito en primera persona.
“Edward quería compartir lo siguiente: ‘Debo decirles una cosa más. Fui gay toda mi vida: en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en la vida’”, escribió, y añadió: “Lamento no haber tenido el valor de salir del clóset. Tenía miedo de ser rechazado: por mi familia, amigos y compañeros de trabajo. Viendo cómo se trataba a personas como yo, simplemente no podía hacerlo”.
La revelación póstuma de Ryan se volvió viral y tuvo un impacto en personas de todo el mundo, especialmente porque se publicó a principios del Mes del Orgullo. Ryan no sólo reveló que era gay después de morir a los 85 años, sino que contó a millones de personas su historia de amor de varias décadas. Durante un cuarto de siglo había mantenido una “relación cariñosa y afectuosa” con Paul Cavagnaro, que murió en 1994 tras un procedimiento médico “que salió mal”.
“Él fue el amor de mi vida,” escribió Ryan en su obituario. “Tuvimos 25 grandes años juntos”.
La sobrina de Ryan, Linda Sargent, dijo que su tío era una persona amable y reservada, y que se sentía afortunada de ser una de las pocas personas a las que él dejó entrar en su vida. Cuando Sargent estaba creciendo, Ryan venía solo a las reuniones familiares en Acción de Gracias, Navidad y Pascua, dijo. Ella y Ryan se acercaron mucho cuando Sargent se hizo adulta y decidió ser voluntaria para ayudar a su tío a atender bodas y otros eventos en el puesto de la American Legion en Rensselaer, Nueva York.
Que Ryan fuera gay era un secreto a voces en la familia, dijo Sargent. Algunos lo sospechaban pero no lo sabían con certeza, añadió. Todos sabían de la existencia del “amigo” de Ryan, Cavagnaro, pero nadie en la familia -ni siquiera Sargent- lo conoció antes de morir.
El sobrino de Cavagnaro, Chris Maloy, dijo que su tío, quien siempre fue encantador y divertido, trabajó como barman en el único bar gay en Albany mientras Ryan -que generalmente se hacía llamar “Ed” pero era conocido como “Tom” en su vida privada con la familia y amigos de Cavagnaro- mantenía la fachada de una vida heterosexual. Pero Maloy y otros parientes de Cavagnaro sabían que estaban juntos: eran “una pareja encantadora”. Vacacionaron juntos en Cape Cod y asistieron a reuniones familiares de Cavagnaro en pareja, pero conducían autos separados y vivían en el campo para ocultar su relación, contó Maloy.
“La relación de ellos era entendida en nuestra familia, aunque no se discutiera abiertamente,” agregó.
Ryan temía que salir del clóset destruyera su relación, pusiera en peligro su trabajo como bombero y lo convirtiera en blanco de violencia física, dijo Sargent, así que escondió su secreto a casi todo el mundo.
“Me siento mal porque no pudo disfrutar de su vida con la persona que amaba, poder salir como la gente lo hace hoy en día”, dijo.
El obituario de Ryan afirma que era un coronel retirado. The Washington Post no pudo verificar de inmediato ningún registro de servicio militar para Ryan. Un portavoz de la Guardia Nacional de Nueva York dijo que fue miembro de la Guardia de Nueva York, una fuerza estatal voluntaria que asiste a la Guardia Nacional, entre 1976 y 2006. La agencia puede ser llamada por el gobernador para asistir durante desastres naturales u otras emergencias como voluntarios no remunerados. Usan rangos y uniformes militares modificados pero no son reservistas federales como los miembros de la Guardia Nacional.
En 1971, Ryan comenzó a ser voluntario para el Departamento de Bomberos de Rensselaer y rápidamente fue sometido a una prueba literal de fuego, comentó Tom Tiernan, compañero de Ryan y bombero voluntario. En su primer día se incendió una estación de servicio al otro lado de la calle de lo que eventualmente se convertiría en el ayuntamiento. Abrumado por el frenesí de la estación, Ryan le dijo a Tiernan que no estaba seguro de qué hacer. Tiernan y otros voluntarios más veteranos lo tranquilizaron: “No te preocupes”, recordó que le dijeron a Ryan. “Te respaldamos”.
Una vez que el fuego se apagó, Ryan les dijo a los otros voluntarios que apagar el incendio había sido “pan comido, ¡con todos ustedes!”, recordó Tiernan. Ryan fue entonces conocido como el chico del “pan comido”.
Durante los siguientes 17 años como voluntario en el departamento, Ryan se ganó una reputación por su actitud positiva, su amabilidad y su amor por cocinar para los otros bomberos. También era conocido por su cocina en el puesto de la Legión Americana en Rensselaer, donde trabajaba. Jami Moxon, presidenta del puesto, dijo que celebró su primera boda en el salón de banquetes del puesto para asegurarse de que sus invitados recibieran la pechuga de pollo rellena casera de Ryan.
William Brooking Jr., el jefe actual de bomberos de Rensselaer, dijo que conoció a Ryan cuando tenía cerca de 7 años y comenzó a pasar el rato en la estación. “Tío Ed” y los otros bomberos les dejaban lavar el camión de bomberos después de que volvían de los llamados.
Después de que Tiernan tranquilizara a Ryan al enfrentarse a su primer incendio, los dos hombres desarrollaron una amistad de 30 años. Asistían juntos a la iglesia, y Ryan invitó a Tiernan al grupo local de los Caballeros de Colón. Ambos irlandeses, les gustaba tomar unas copas juntos en el Día de San Patricio.
Tiernan dijo que nunca supo que Ryan era gay.
“Todo lo que sabía era que él era uno de nosotros, y eso no importaba”, afirmó.
Ryan salió del clóset ante unos pocos elegidos. Hace entre diez y quince años, Sargent y Ryan se encontraban en el puesto de la Legión Americana caminando hacia el coche después de atender un evento cuando Ryan le dijo que necesitaba contarle algo: era gay y había estado en el armario durante décadas. Sargent no se sorprendió. Abrazó a su tío y le dijo que le quería, que siempre le había querido y que siempre le querría.
“Él dijo gracias”, contó. Y agregó: “Lloró. Ambos lloramos”.
Unos años después, estaban pasando tiempo juntos cuando Ryan le preguntó si debería “dejar que el mundo sepa que era gay” en su obituario. “Le dije que adelante, si eso te va a hacer feliz hazlo. Me dijo, ‘Ahora estoy en paz; no tengo que esconderme, pero que el mundo sepa que soy gay’”.
Ryan escribió su propio obituario y encomendó a Sargent y su esposo asegurarse de publicarlo en el periódico local, dijo Sargent, añadiendo que está feliz de que finalmente se liberara.
Su obituario impactó a personas más allá de Sargent y otros conocidos personalmente por él. Michael Casey, un nativo de Albany, ayudó a circular la historia de Ryan a cientos de personas a través de un post en Facebook que incluía un camino hecho de vasos multicolores hacia una bandera del Orgullo.
“Esto es por lo que celebramos el ORGULLO Gay tan visiblemente, porque tal vez algún día todos podrán vivir su vida sin temor a lo que otros piensen o digan”, escribió Casey. “Cuando levantemos nuestra bandera del Orgullo este año, encenderemos dos velas especiales, una para ti Ed y otra para Paul”.
El obituario de Ryan terminó tan tradicionalmente como empezó. “Tío Ed” y su familia agradecieron al departamento de bomberos para el que trabajó, a los trabajadores hospitalarios que lo atendieron y a los trabajadores de hospicio que “estuvieron allí para todo y fueron nuestro apoyo en todo momento”. Murió de insuficiencia cardíaca, dijo su sobrina.
Pero antes de los agradecimientos tradicionales, Ryan tocó el tema de por qué estaba revelando una de las partes más íntimas de sí mismo a tantos, la misma parte que había luchado tanto durante tanto tiempo para mantener oculta.
“Ahora que se sabe mi secreto”, escribió, “descansaré en paz para siempre”.
Alex Horton contribuyó a este informe.
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