Cómo uno de los grupos climáticos más venerados cayó en el caos

La declaración que apareció en el sitio web de la iniciativa Science Based Targets el mes pasado estaba tan en desacuerdo con la posición del grupo climático que su propio equipo de comunicaciones pensó que había sido pirateada.

SBTi, cuya bendición confiere una importante credibilidad a los planes corporativos de cero emisiones netas, parecía haber cambiado su postura sobre un tema controvertido. El comunicado de prensa de su junta directiva del 9 de abril decía que las empresas podrían utilizar créditos de carbono para compensar las llamadas emisiones de Alcance 3 de sus cadenas de suministro, un enfoque que algunos científicos han advertido que podría poner en peligro la lucha contra el calentamiento global.

Los miembros del personal asumieron que se trataba de un engaño y retiraron temporalmente el documento. Cuando resultó que era cierto, pidieron a la junta directiva y al director ejecutivo que renunciaran. A muchos les pareció que la medida había surgido de la nada.

Sin embargo, las entrevistas con empleados actuales y anteriores, así como con otras personas familiarizadas con la decisión, revelan cómo se sembraron las semillas del cambio de política durante el año pasado. Según ellos, las cosas empezaron a cambiar cuando SBTi pasó de ser una colaboración de tres organizaciones no gubernamentales y las Naciones Unidas a una entidad independiente gobernada por una junta directiva que incluía a varias personas que quieren hacer crecer el mercado de compensaciones.

El cambio fue impulsado por la creciente prominencia de SBTi. El grupo, fundado en 2015, emplea a unas 130 personas y está financiado con dinero filantrópico, pero se ha convertido en el principal árbitro para determinar si las empresas están haciendo lo correcto para el planeta. Ha validado los planes climáticos de más de 5.000 empresas, desde Apple Inc. hasta Volkswagen AG, y los inversores y los responsables de las políticas confían en él para juzgar los objetivos ecológicos corporativos.

La posición de SBTi ha sido durante mucho tiempo que las empresas deberían priorizar la reducción de emisiones en toda su cadena de suministro y utilizar créditos solo para compensar la pequeña cantidad que es imposible de reducir. Si bien algunos expertos han elogiado ese enfoque riguroso, muchas figuras corporativas, e incluso algunos activistas climáticos, han reprendido a SBTi por ser inflexible y actuar como un impedimento para ayudar a que fondos críticos lleguen a los países en desarrollo.

“Este es un debate sistémico”, dijo Paul Simpson, ex miembro de la junta directiva de SBTi y ahora socio de la consultora de sostenibilidad ERM. “Es más grande que SBTi, pero SBTi se ha convertido en el pararrayos”.

El hecho de que la nueva junta emitiera una declaración sobre los jefes de personal, en violación de las reglas y procedimientos de SBTi, ha reforzado la opinión interna de que los fideicomisarios no rinden cuentas, están desconectados del trabajo de SBTi e impulsan sus propias agendas comerciales.

De la junta de nueve personas, solo Manuel Pulgar-Vidal, ex ministro de Medio Ambiente de Perú que ahora supervisa el trabajo de WWF en materia de clima y energía, votó en contra de la publicación de la declaración del 9 de abril. (Un representante de la ONU no tiene derecho a voto). Pulgar-Vidal declinó hacer comentarios.

“La SBTi no rehuirá las preguntas difíciles, pero tampoco seremos invadidos por ellas”, dijo Luiz Amaral, director general de la SBTi, en un comunicado enviado por correo electrónico. “La gobernanza de SBTi está diseñada para tener representadas diferentes perspectivas y esa diversidad es bienvenida”.

Se supone que la guía de SBTi se alinea con lo que la ciencia más reciente dice que es necesario para evitar los peores impactos del calentamiento global. Pero a medida que los objetivos del Acuerdo de París se van alejando cada vez más de su alcance, el grupo se ha visto sometido a una presión cada vez mayor para que sea más indulgente y pragmático, y algunos de sus empleados enfrentan feroces críticas en línea e incluso intimidación física.

En una reunión en Londres de los mayores partidarios de las compensaciones en marzo, varias figuras destacadas destacaron las directrices de SBTi. Rachel Kyte, copresidenta de la Iniciativa Voluntaria de Integridad de los Mercados de Carbono, cuya ambición es hacer crecer el mercado de compensaciones, habló sobre un “problema SBTi” que, según ella, debía resolverse con urgencia, según personas que asistieron al evento.

Kyte se negó a comentar sobre la reunión de Londres, citando un acuerdo de que los oradores no serían citados a menos que sus comentarios fueran aprobados. Aun así, dijo que iniciativas como SBTi nunca debieron ser una solución permanente.

“Hemos creado muchas cosas como estructuras de ONG con la esperanza de que los gobiernos actúen juntos y comiencen a regular”, dijo. “Y, por supuesto, muchos, muchos años después, este tipo de estructuras temporales se han vuelto muy importantes en el paisaje”.

La junta directiva de SBTi está integrada por una persona de cada una de sus cuatro entidades fundadoras: CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Instituto de Recursos Mundiales y WWF. También hay un representante de la coalición We Mean Business, que se describe a sí misma como socio fundador de SBTi y trabaja en estrecha colaboración con empresas para reducir las emisiones, y cuatro fideicomisarios independientes.

La animadora más pública de las compensaciones es María Mendiluce de We Mean Business. En un artículo de opinión del que fue coautora para Reuters el mes pasado, escribió que el plan de la junta para flexibilizar las reglas sobre las compensaciones la colocaría “en el lado correcto de la historia climática”. El artículo también decía que SBTi publicará en julio un borrador de análisis sobre cómo las diferentes herramientas, incluidos los créditos de carbono, pueden “utilizarse de manera responsable, con las barreras y límites adecuados”.

Eso no era cierto, según los miembros del personal de SBTi, quienes lo caracterizaron como una exageración de lo que habían acordado producir como parte de una “convocatoria de evidencia” de septiembre que, entre otras cosas, buscaba opiniones sobre la efectividad de las compensaciones. El reclamo fue tan atroz, en su opinión, que discutieron solicitar una retractación o corrección de la pieza.

Mendiluce no respondió a las preguntas sobre cómo describió el próximo informe. “El cambio climático se está acelerando y no tenemos el lujo de tener tiempo para ignorar cualquier opción que acelere el progreso”, afirmó. “Necesitamos nuevas herramientas para reducir las emisiones ahora”.

Ya había sospechas internas de que la revisión, que también cubría créditos de energía renovable y certificados de combustible de aviación sostenible, era simplemente un pretexto para justificar la flexibilización de las directrices de compensación de SBTi. Una sugerencia inicial de los superiores de que el proyecto se realizara en colaboración con VCMI ya había hecho saltar las alarmas.

Lo más preocupante, sin embargo, fue la presión de Amaral para acelerar la publicación del informe. La convocatoria de pruebas concluyó en noviembre, tras lo cual Amaral solicitó que los resultados estuvieran listos para principios de diciembre, coincidiendo con la cumbre climática COP28.

Se incumplió ese plazo y el personal le dijo a Amaral que sus expectativas no eran realistas. Habían recibido más de 800 presentaciones de ONG y corporaciones, que abarcaban más de 15.000 páginas, incluidos informes técnicos y estudios de casos. Amaral le dijo al equipo que se centrara en las respuestas relacionadas con los créditos de carbono y que volviera a las otras herramientas en una fecha posterior. “He ejercido presión repetidamente para cumplir con plazos ambiciosos”, dijo Amaral en respuesta a las preguntas. “Este es un trabajo urgente”.

Aun así, la junta no había visto todos los comentarios, ni la evaluación que el equipo técnico hizo de ellos, cuando emitió su comunicado del 9 de abril. Lo que se les había presentado estaba lejos de ser un respaldo rotundo a las compensaciones: los resultados de la encuesta preliminar encontraron que la mitad de los datos empíricos recibidos por SBTi mostraban que los créditos de carbono eran ineficaces.

Ulrich Volz, profesor de economía y director del Centro de Finanzas Sostenibles de la Universidad SOAS de Londres, dijo que el incidente del SBTi resalta el riesgo de que “ciertas filantropías e instituciones financieras ejerzan una influencia enorme en la configuración de las agendas de algunos think tanks, centros de investigación universitarios y otros organismos centrados en el clima”.

Los dos principales financiadores de SBTi son Bezos Earth Fund, que apoya el crecimiento del mercado de compensaciones, y la Fundación IKEA. Bloomberg Philanthropies, la organización filantrópica de Michael Bloomberg, fundador y propietario mayoritario de Bloomberg LP, es un financiador de proyectos específicos de SBTi. Un portavoz de la Fundación IKEA dijo que apoya a SBTi como una “institución independiente”. Bezos Earth Fund no respondió a una solicitud de comentarios.

BloombergNEF estima que el mercado de compensaciones puede crecer de unos 2.000 millones de dólares actuales a más de 1 billón de dólares en 2050 si SBTi flexibiliza sus normas. “Se puede ganar mucho dinero en los mercados voluntarios de carbono y existen poderosos intereses comerciales para darles forma a estos mercados”, dijo Volz.

SBTi ha comenzado a ofrecer apoyo de salud mental a los empleados a medida que aumenta el descontento.

En septiembre, en una reunión externa de todo el equipo en Ámsterdam, los altos líderes enfrentaron preguntas sobre el proceso de selección de miembros de la junta directiva y para encontrar y reportar conflictos de intereses. Algunos empleados también se sintieron incómodos con los comentarios que Amaral hizo el año pasado sobre su visita a una de las casas de Jeff Bezos.

Amaral ha dicho que “lamenta profundamente” cómo la declaración del 9 de abril alimentó “preocupación y angustia” y que SBTi proporcionará más detalles en julio.

Mientras tanto, el trabajo de SBTi continúa. La entidad todavía está validando los objetivos de emisiones de la empresa, anunció una “revisión importante” de su estándar corporativo neto cero el mes pasado y está trabajando en una guía para establecer objetivos para las emisiones de Alcance 3.

Continúan los llamados a un compromiso, especialmente después de que los defensores de las compensaciones obtuvieron una importante victoria esta semana. Altos funcionarios estadounidenses, incluida la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, recomendaron que las empresas puedan utilizar los créditos para compensar una parte de sus emisiones de Alcance 3.

“Esta es una tempestad en una tetera, pero me preocupa que pueda desbordarse y socavar la acción climática corporativa efectiva”, dijo Nat Keohane, presidente del Centro para Soluciones Climáticas y Energéticas, que sirve como secretaría del antiguo gobierno estadounidense. La iniciativa de compensaciones del enviado climático John Kerry, el Acelerador de Transición Energética.

La mejor manera de “contener el té” podría ser que SBTi hiciera lo que sugirió su junta directiva en abril, dijo Keohane. Necesita “considerar la evidencia con una mente abierta y encontrar un camino a seguir que indique que hay espacio para cierta flexibilidad en el Alcance 3″.