Por qué los estados están convirtiendo en delito la venta de carne cultivada en laboratorio

La carne cultivada en laboratorio aún no está disponible en los estantes de las tiendas de comestibles en Estados Unidos y su llegada no se espera pronto, pero dos estados ya la han prohibido y otros están considerando medidas similares.

Las restricciones son una señal de que los productores de carne tradicionales temen perder cuota de mercado frente a estos nuevos productos, aunque también han generado división. Algunos en la industria ganadera cuestionan el precedente de estas acciones en estados liderados por el Partido Republicano, temiendo que puedan animar a los estados demócratas a regular aún más la producción de carne, incluyendo cómo se crían los pollos y los cerdos.

Hasta ahora este año, legisladores en Florida y Alabama han criminalizado la fabricación y venta de carne cultivada en laboratorio en sus estados. El gobernador de Florida, Ron DeSantis (R), fue el primero en firmar un proyecto de ley a principios de este mes, advirtiendo a las compañías de agricultura celular: “Lleven su carne de laboratorio falsa a otro lado... no vamos a hacer eso en el estado de Florida”.

La gobernadora de Alabama, Kay Ivey (R), siguió seis días después, de manera mucho más discreta, con una medida que hace de la venta de carne cultivada en laboratorio un delito menor. Legisladores han presentado proyectos de ley similares este año en Arizona y Tennessee, pero parece improbable que lleguen al escritorio de los gobernadores. Otros podrían seguir. Después de que Florida promulgara nueva legislación, el Comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, dijo al Texas Scorecard, una publicación conservadora, que estaría a favor de hacer lo mismo.

“Aplaudo al gobernador DeSantis por firmar esa ley. Es algo que, con suerte, iniciará una tendencia. Quizás podamos lograr que pase por la legislatura de Texas”, dijo Miller.

El impulso para prevenir que un producto, que aún no está disponible comercialmente, llegue a los consumidores refleja cómo algunos ganaderos y otros productores de ganado están muy preocupados por la carne y el pollo basados en células.

El temor a la competencia por parte de la carne cultivada en laboratorio, también conocida como carne cultivada, ha estado surgiendo durante años. La Asociación de Ganaderos de Estados Unidos ha abogado por reglas nacionales de etiquetado que solo aplicarían el término “carne” a productos derivados de ganado criado por agricultores y ganaderos. Desde 2018, más de una docena de estados han pasado leyes que ilegalizan el uso de la palabra carne para describir hamburguesas y salchichas hechas de ingredientes a base de plantas o productos cárnicos cultivados en laboratorios. Otros, como Montana y Texas, requieren etiquetas que informen a los consumidores que un alimento contiene carne cultivada en laboratorio.

Cuando DeSantis firmó la prohibición en Florida a principios de este mes, no habló de preocupaciones de salud o seguridad, sino de la necesidad de proteger a los agricultores y ganaderos del estado. “Vamos a salvar nuestra carne”, dijo.

Sin embargo, la llegada de startups de carne cultivada ha expuesto divisiones dentro de las industrias de la carne y el pollo.

Según el Good Food Institute, una organización sin fines de lucro que promueve alternativas a la carne, desde 2016 hasta 2022, los inversores invirtieron casi 3 mil millones de dólares en compañías de carne y mariscos cultivados en laboratorio. Parte de ese dinero provino de las mayores compañías empacadoras de carne de Estados Unidos, incluyendo Tyson y Cargill. JBS, la mayor empacadora de carne del mundo, está invirtiendo en la producción de carne cultivada en Brasil.

A medida que Alabama consideraba una prohibición potencial, The Meat Institute, el grupo comercial que representa a las grandes empacadoras de carne, se manifestó en contra de la medida en una carta de marzo, llamándola “una mala política pública que restringiría la elección del consumidor y sofocaría la innovación”. El grupo advirtió que la prohibición podría alentar a otros estados a pasar sus propias restricciones sobre la venta de carne, como hizo California en 2018 cuando los votantes aprobaron una medida electoral que requiere que el cerdo vendido en el estado provenga de cerdos mantenidos en corrales que les permitan moverse.

Y no todos los ganaderos están de acuerdo. Mientras que el brazo de Florida de la Asociación Nacional de Ganaderos apoyó la prohibición del estado, la organización nacional no está tan entusiasmada.

“A nivel nacional, no tenemos miedo de que estos productos lleguen al mercado”, dijo Sigrid Johannes, la directora senior de asuntos gubernamentales de la Asociación Nacional de Ganaderos. Lo que el grupo quiere ver es un lenguaje incluido en el próximo Farm Bill que requeriría que la carne cultivada y los alimentos a base de plantas que se parecen a la carne lleven la etiqueta de “imitación” en la misma fuente y tamaño que la palabra carne. “Cuando la gente mire esa etiqueta, deberían saber exactamente lo que están comprando”, dijo Johannes.

Los partidarios imaginan un futuro donde la carne se cultiva a partir de células en laboratorios, no en pastizales. Esto, argumentan, no solo ayudaría a satisfacer la creciente demanda mundial de proteínas, sino que también resolvería algunos de los problemas más obstinados de la industria ganadera, como las preocupaciones sobre el maltrato animal y el hecho de que se estima que la producción de ganado causa alrededor del 12 por ciento de toda la contaminación climática relacionada con los humanos a nivel global.

El impacto climático del ganado es especialmente grande en comparación con otros animales de ganadería. Los investigadores han estado buscando durante años una solución para las emisiones de metano de la industria - un gas de efecto invernadero 23 veces más calentador que el dióxido de carbono - que las vacas producen durante la digestión. Al mismo tiempo, la creciente demanda mundial de carne de vacuno está impulsando la deforestación para despejar terrenos para el pastoreo de ganado, lo que resulta en la pérdida de bosques que los científicos dicen que son esenciales para absorber carbono de la atmósfera.

A medida que el mercado de la carne crece, se espera que la contaminación climática global derivada de la cría de ganado aumente casi un 50 por ciento para 2050. Para los proponentes de la carne cultivada en laboratorio, reemplazar incluso parte de las vastas praderas y corrales de alimentación de Estados Unidos con laboratorios de alta tecnología es una solución potencial que vale la pena perseguir.

“Deberíamos estar alentando e investigando cada camino que nos ayude a crear alimentos”, dijo Sparsha Saha, profesora en la Universidad de Harvard cuya especialidad incluye la política de la carne. Si otros estados copian a Florida y Alabama, “podría ser un desastre para el interés público a largo plazo. Imaginen una prohibición sobre la energía renovable; esa es la comparación. Es trágico ver esto convertido en un teatro político”, dijo.

En cierto modo, la carne cultivada en laboratorio es el objetivo político perfecto porque los estadounidenses no pueden preocuparse demasiado por perder un producto si aún no está a la venta.

Solo unas pocas compañías han recibido la aprobación del Departamento de Agricultura y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para fabricar carne cultivada en laboratorio en Estados Unidos, y todavía tienen que superar obstáculos antes de poder venderla a restaurantes y tiendas de comestibles. Algunos de esos obstáculos son regulatorios y otros son científicos. Las compañías también tendrán que encontrar maneras de hacer que sus productos sean competitivos en costo con la carne que se ofrece hoy.

Para Good Meat y Upside Foods, un par de compañías de tecnología alimentaria del Área de la Bahía que han estado trabajando en carne cultivada durante años, las prohibiciones en Florida y Alabama probablemente no estén entre las principales preocupaciones de las compañías.

“Las prohibiciones son decepcionantes, pero son una distracción de nuestro enfoque principal en este momento, que es la comercialización”, escribió Melissa Musiker, jefa de comunicaciones en Upside, en un correo electrónico. La compañía se centra en obtener la aprobación regulatoria para sus primeros productos - salchichas de pollo, bocadillos de pollo y dumplings - y en introducirlos en restaurantes selectos.

“Se espera que la demanda de carne se duplique en 2050, por lo que esperamos estar haciendo un progreso significativo hacia la captura de parte de esa cuota de mercado en los próximos 5-15 años”, escribió Musiker.

(c) 2024, The Washington Post