Menos de uno de cada 10 banqueros europeos mejor pagados son mujeres, según un nuevo estudio que pone de manifiesto la gran brecha salarial de género en el sector de los servicios financieros.
Solo 183 de las 2.017 personas que ganaban más de un millón de euros (1,1 millones de dólares) eran mujeres en 2022, según los datos publicados el jueves por la Autoridad Bancaria Europea. Es la primera vez que la institución ofrece un desglose por sexos en su informe anual sobre las personas que más ganan.
La falta de diversidad en las finanzas es un problema reconocido desde hace tiempo, pero los cambios son lentos, incluso cuando las autoridades de todo el mundo tratan de cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres. En la Unión Europea, los legisladores han intentado aumentar la proporción de mujeres en los consejos de administración y el bloque quiere que las empresas con al menos 100 empleados divulguen información que facilite la comparación de los salarios de los empleados.
Los datos indican que el banquero mejor pagado de la UE ese año estaba en España, donde una persona no identificada ganó 14,2 millones de dólares. El mayor paquete retributivo correspondió a una persona de una empresa de inversión de Francia, que recibió 33,2 millones de dólares, incluida una retribución variable de 32,7 millones.
La mayor proporción de mujeres con altos ingresos se registró en las funciones corporativas y de control independiente, con un 16% en cada caso, según cálculos de Bloomberg basados en los datos de la ABE. En la banca de inversión fue de solo el 8%.
El número total de personas clasificadas como altos directivos en bancos y empresas de inversión aumentó casi un 20% en 2022. La ABE citó como razones los resultados empresariales y la inflación.
La brecha salarial de género en el sector bancario europeo, manifestada por el hecho de que menos del 10% de los banqueros mejor pagados son mujeres, es un claro indicador de las desigualdades estructurales que aún prevalecen en el mundo financiero. A pesar de los esfuerzos legislativos y las iniciativas por promover la diversidad y equidad, los datos reflejan una realidad inalterable donde la representación femenina en los escaños más altos y, consecuentemente, en los tramos salariales más elevados, sigue siendo insuficientemente baja.
Esto no solo plantea cuestiones sobre la igualdad de oportunidades y el acceso de las mujeres a roles de liderazgo dentro del sector financiero, sino que también destaca una desconexión significativa entre las políticas implementadas y su efectividad real en cambiar las dinámicas de poder y remuneración.
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