El envenenamiento con Novichok y las duras condiciones de prisión que deterioraron la salud de Alexei Navalny

Los aliados del opositor ruso Alexei Navalny, cuya muerte en una colonia penal remota anunciaron las autoridades el viernes, advirtieron repetidamente a los funcionarios que su salud se estaba deteriorando y exigieron pruebas toxicológicas y otros exámenes por dolores intensos y múltiples convulsiones.

El abogado y destacado activista anticorrupción cumplía una condena de 19 años por cargos de extremismo, que sus partidarios y defensores de los derechos humanos veían como castigo por su oposición al presidente Vladimir Putin.

Navalny, de 47 años, se desplomó en la colonia penal de Kharp en el noroeste de Siberia, según el servicio penitenciario de Rusia, que añadió que comenzó a sentirse “indispuesto” después de dar un paseo.

A lo largo de los años, la salud de Navalny disminuyó a medida que crecía su papel como principal rival de Putin. Fue atacado físicamente, arrestado, acosado y, en 2020, envenenado con un agente nervioso de la era soviética en un presunto intento de asesinato.

El ataque casi lo mata y enfermó varias veces mientras estaba en prisión durante los últimos tres años.

Con una estatura de más de 1,80 metros, Navalny fue en un momento una presencia imponente. Pero a medida que hacía campaña contra la corrupción, los violentos ataques le dejaron problemas de salud duraderos.

En 2017, poco después de que su equipo publicara un video acusando al entonces primer ministro Dmitry Medvedev de corrupción, atacantes no identificados le arrojaron un antiséptico verde en la cara durante una aparición pública. El ataque dañó su ojo derecho, requiriendo cirugía.

El ataque más significativo fue el envenenamiento. Estaba en un vuelo fuera de la ciudad de Tomsk, donde se reunió con activistas locales, cuando se enfermó gravemente en el avión. En un video tomado por otro pasajero y publicado en línea, se podía escuchar a Navalny gritando de dolor.

El avión hizo un aterrizaje de emergencia en la ciudad siberiana de Omsk, donde Navalny cayó en coma. Finalmente fue trasladado para recibir tratamiento en Berlín, donde las autoridades alemanas anunciaron que había sido envenenado con el agente químico Novichok.

La canciller alemana Angela Merkel, rechazando las afirmaciones rusas de que se podía descartar el envenenamiento, dijo que un hospital militar encontró evidencia “inequívoca” del agente y declaró a Navalny “víctima de un crimen”.

Novichok es una clase de armas químicas desarrolladas por la Unión Soviética. Interrumpe la comunicación entre los músculos y los nervios, bloqueando una enzima que el sistema nervioso necesita para funcionar. Este tipo de veneno puede ser mortal, causando generalmente insuficiencia respiratoria.

Navalny pasó cinco meses recuperándose en Alemania, reaprendiendo a caminar, hablar y comer.

Según Robert Chilcott, un experto en toxicología de la Universidad de Hertfordshire en Gran Bretaña, no hay suficientes casos conocidos de envenenamiento por Novichok para decir cuál es el efecto a largo plazo.

Pero probablemente haya paralelos con agentes nerviosos “clásicos” como el sarín, que pueden causar deterioro cognitivo, daño a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal, y cambios en el sistema inmunológico, dijo Chilcott.

“Ciertamente existe la posibilidad de que la exposición previa a un Novichok haya contribuido a la muerte prematura de [Navalny]”, escribió Chilcott en un correo electrónico. “Las condiciones probables de su encarcelamiento ciertamente habrían sido un factor agravante.”

En 2021, Navalny regresó a Rusia, donde fue arrestado poco después de aterrizar en el aeropuerto internacional Sheremetyevo de Moscú por violar la libertad condicional en un caso anterior.

Navalny permaneció encarcelado hasta su muerte, primero en centros de detención y luego en la Colonia Penal No. 2, a unos 110 kilómetros al este de Moscú. Allí, los guardias mantenían despiertos a Navalny y a otros prisioneros deliberadamente en lo que equivalía a tortura, dijo su abogado Vadim Kobzev en ese momento.

En publicaciones en redes sociales de ese período, Navalny dijo que experimentaba entumecimiento en su pierna derecha y que un médico de la prisión le había dado ibuprofeno pero ningún diagnóstico. Más tarde inició una huelga de hambre de tres semanas para protestar por su tratamiento médico en esa instalación, poniéndola fin solo después de que médicos civiles le aconsejaran que podría morir.

Navalny continuó sufriendo dolor severo y agudo en el estómago y comenzó a tener convulsiones, dijeron sus abogados y asociados el año pasado.

A principios del año pasado, desarrolló tos y fiebre, lo que llevó a su esposa, Yulia Navalnaya, a instar públicamente a las autoridades de la prisión a proporcionarle medicamentos. Al mismo tiempo, más de 200 médicos rusos firmaron una carta pidiendo a Putin que “deje de abusar” de Navalny, cuya salud dijeron que estaba siendo “deliberadamente perjudicada”.

En el momento de su muerte, según dijeron sus asociados, había estado en celdas de castigo solitario durante 300 días por supuestas infracciones, lo que aumentó el estrés en su sistema. En abril, perdió más de 7 kilos después de un solo período en una celda pequeña donde solo se le permitía un libro y una taza.

“Respecto a la situación flagrante y muy extraña en torno a la salud de Navalny, con convulsiones que nunca tuvieron signos, no podemos descartar la posibilidad de que simplemente esté siendo ‘lentamente envenenado’ para que su salud no se deteriore dramáticamente, sino gradual y constantemente”, publicó Kobzev en las redes sociales en abril.

“Esto puede parecer delirante y paranoico para alguien más”, dijo, “pero no para Navalny después de Novichok”.

En agosto, un tribunal a puertas cerradas condenó a Navalny por varios cargos de financiación e incitación a actividades “extremistas” y lo condenó a 19 años en una colonia penal de “régimen especial” , la prisión de mayor seguridad del sistema ruso.

Reservadas para los delincuentes más graves, las colonias de “régimen especial” prohíben las visitas familiares y mantienen encendidas constantemente las luces de las celdas de la prisión.

En una publicación en las redes sociales después de que se emitiera el veredicto, Navalny dijo que entendía que era una sentencia de cadena perpetua. “Entiendo perfectamente que, como muchos presos políticos, estoy condenado a cadena perpetua. Donde la vida se mide por el término de mi vida o el término de vida de este régimen”, escribió.

En diciembre, el equipo de Navalny perdió contacto con él durante varias semanas mientras era transferido al nuevo sistema, antes de encontrarlo finalmente en Kharp, también conocido como IK-3.

La prisión de Kharp, que data del sistema Gulag de la era soviética, está geográficamente aislada y ubicada en una región conocida por su clima severo.

Las prisiones rusas han sido criticadas durante mucho tiempo por grupos de derechos humanos por abusos generalizados, malas condiciones y falta de apoyo médico. En su informe de 2022 sobre los derechos humanos en Rusia, el Departamento de Estado señaló que había informes de que las autoridades penitenciarias torturaban sistemáticamente a los reclusos, “en algunos casos con resultado de muerte o suicidio”.

© 2024, The Washington Post