En al menos dos ciudades británicas, algunas máquinas expendedoras no ofrecen aperitivos y refrescos, sino un artículo más inusual: kits gratuitos de autodiagnóstico de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
La iniciativa pretende superar algunos de los obstáculos que impiden a la gente hacerse la prueba: la molestia de ir al médico, el estigma de acudir a clínicas de salud sexual y la falta de conocimiento sobre las opciones de prueba. Estos obstáculos contribuyen a que cada día se produzcan en el mundo más de un millón de nuevos casos de infecciones de transmisión sexual, según la Organización Mundial de la Salud, que ha pedido que se mejore el acceso a las pruebas y los servicios de diagnóstico.
Un estudio sobre la eficacia de las máquinas expendedoras publicado este mes reveló que más de la mitad de sus usuarios afirmaron que se trataba de su primera prueba de ETS. Impulsadas por la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex y desarrolladas por la Fundación Martin Fisher, las máquinas expendedoras pueden encontrarse en más de 10 puntos de las regiones de Bristol y Brighton.
“Lo que descubrimos con todas las máquinas es que, en realidad, la gente ve estas cosas y piensa: ‘sabes qué, está bien, la usaré’, y entonces se empiezan a normalizar las pruebas”, afirmó Jaime Vera, profesor de Medicina del VIH de la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex que dirigió el proyecto.
En Estados Unidos, en 2022 se registraron más de 2,5 millones de casos de sífilis, gonorrea y clamidia, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una cifra que se ha mantenido relativamente estable durante años. La sífilis, especialmente la congénita (transmitida durante el embarazo), ha crecido significativamente en los últimos años.
En general, las tasas de ETS aumentaron un 24% en Inglaterra ese mismo año, y los casos de gonorrea aumentaron un 50% respecto al año anterior, según un análisis de los datos de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido realizado por el Terrence Higgins Trust. Los casos de clamidia y gonorrea han aumentado considerablemente en toda la Unión Europea, según informó en diciembre el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades.
Nicholas Medland, ex presidente de la Sociedad Australiana de Medicina del VIH, la Salud Sexual y las Hepatitis Víricas, que actualmente trabaja en el Instituto Kirby de la Universidad de Nueva Gales del Sur, las pruebas son un elemento importante para reducir la propagación de las ETS, ya que las personas deben saber que las padecen para recibir tratamiento y evitar su contagio a otras personas. El gobierno británico recomienda al menos una prueba anual de ETS y VIH, y califica la revisión periódica de “esencial para mantener una buena salud sexual”.
Muchas ETS comunes, como la sífilis, la gonorrea y la clamidia, son curables. El VIH/SIDA, que antes era una enfermedad a menudo mortal, ahora puede controlarse con tratamiento, especialmente cuando se detecta a tiempo.
Medland cree que las pruebas de las máquinas expendedoras deberían estar disponibles como complemento a los servicios existentes, pero añadió que “no deberían utilizarse como sustituto de las clínicas, ni como justificación para recortar la financiación de las clínicas.”
Jeffrey Klausner, catedrático de población clínica y ciencias de la salud pública de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, advirtió que es menos probable que un planteamiento de este tipo funcione a gran escala en Estados Unidos, cuyo entorno sanitario es muy distinto del sistema universal financiado con fondos públicos del Reino Unido.
“Dependerá de quién lo pague”, afirmó. Añadió que un estudio similar que dirigió sobre kits de pruebas de VIH en máquinas expendedoras en Los Ángeles, publicado en 2018, encontró que menos de la mitad de las personas que devolvieron un resultado positivo siguieron con el tratamiento dentro del marco de tiempo del estudio. El estudio del Reino Unido solo midió la aceptación de las pruebas, no el tratamiento, pero sus autores concluyeron que las máquinas expendedoras eran un medio eficaz para llegar a los que se hacían la prueba con poca frecuencia o “nunca”.
A lo largo de un año, se distribuyeron más de 2.500 kits de autodiagnóstico en máquinas expendedoras situadas en centros comerciales, una biblioteca, centros comunitarios, clínicas médicas, un campus universitario y un local de comercio sexual. 208 usuarios completaron una encuesta.
Las máquinas expendedoras ofrecían tanto kits de autodiagnóstico del VIH, que pueden realizarse en casa con un resultado en 20 minutos, como pruebas de clamidia, gonorrea y sífilis, así como del VIH, que deben introducirse en un sobre precargado y enviarse por correo a una clínica para obtener los resultados. Desde que se instaló la primera máquina en Brighton, la facultad de medicina también ha trabajado con socios de Zambia, Japón y Jamaica, explicó Vera.
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