A medida que el cambio climático y la escasez de agua se convierten en problemas cada vez más urgentes en todo el mundo, los gobiernos recurren a nuevas opciones para garantizar un suministro adecuado de agua, entre ellas convertir los residuos de las alcantarillas en agua potable. Y si vives en California, es posible que pronto salga agua del grifo de tu cocina.
El martes, 19 de diciembre de 2023 la Junta Estatal de Control de los Recursos Hídricos votó a favor de permitir que las compañías de agua bombeen aguas residuales tratadas a los grifos de los residentes de este populoso estado, propenso a la sequía. En un comunicado, la junta afirma que la decisión otorgará a California “los estándares más avanzados del país para tratar las aguas residuales hasta tal punto que el producto final cumpla o supere los estándares actuales de agua potable”.
“Se trata de un avance emocionante en los esfuerzos que está realizando el estado para encontrar soluciones innovadoras a los problemas de las condiciones meteorológicas extremas provocadas por el cambio climático”, declaró E. Joaquín Esquivel, presidente de la junta.
Los miembros aprobaron por unanimidad la nueva normativa el martes, tras años de debates y justo antes de que se cumpla el plazo fijado hace seis años para que el Estado adopte normas de reutilización de aguas residuales antes de finales de 2023. Una vez finalizada la nueva normativa el año que viene, las empresas de aguas podrán presentar planes de proyectos que serán aprobados por la junta.
Las nuevas medidas ahorrarán energía y beneficiarán al medio ambiente, afirmó Esquivel, quien añadió que “estas normas garantizan que el agua producida no sólo es segura, sino más pura que muchas fuentes de agua potable de las que ahora dependemos.”
Muchas personas ya beben aguas residuales tratadas, dijo Esquivel, según informó Associated Press. Lo que existe ahora son aguas residuales tratadas mediante lo que se conoce como “reutilización potable indirecta”, un proceso en el que las aguas residuales se vierten en masas de agua naturales, como embalses y ríos, antes de convertirse en agua potable.
La votación del martes permite ese tratamiento. De acuerdo con la nueva normativa aprobada ese día, una versión de la cual se presentó en un documento de 62 páginas publicado a principios de este año, el agua reciclada de este modo debe someterse al menos a tres procesos de tratamiento distintos y será controlada y tratada para detectar agentes patógenos.
Según el documento, estos procesos incluyen el uso de un “proceso de ozonización” -la adición al agua de gas ozono, un potente desinfectante oxidante- seguido de la adición al agua de carbón activado biológicamente. A continuación, el agua se someterá a un proceso de “ósmosis inversa”, que elimina físicamente los contaminantes del agua, y a un proceso de oxidación avanzada, en el que se añaden productos químicos como peróxido de hidrógeno o cloro para limpiar el agua.
La nueva política no obliga a las compañías de agua a distribuirla mediante reutilización potable directa, pero les permite hacerlo, en una medida que podría ayudar a conservar unos recursos escasos y a reducir la cantidad de residuos vertidos en mares y cursos de agua naturales.
California lleva más de tres años de sequía, entre olas de calor e incendios forestales sin precedentes. Para hacer frente al creciente problema de la escasez de agua, el gobernador demócrata, Gavin Newsom, presentó el año pasado nuevas propuestas de objetivos de reciclado de agua, que costarán 27.000 millones de dólares de aquí a 2040, según AP. El Distrito Metropolitano de Aguas del Sur de California, que suministra agua a casi la mitad de los 39 millones de residentes del estado, ya ha iniciado la construcción de un importante proyecto de reciclaje de agua, informó AP.
La idea de convertir los residuos en agua potable no es nueva. Windhoek, la capital de Namibia -uno de los países más secos de África- se convirtió en la primera ciudad del mundo en introducir el reciclaje de aguas residuales hace más de 30 años, según la planta de la ciudad.
Singapur ha instalado un amplio sistema de filtración capaz de tratar casi 238 millones de galones de agua al día, suficiente para llenar 350 piscinas olímpicas. La mayor parte se destina a operaciones industriales y a sistemas de refrigeración, pero otra parte se mezcla con el agua potable de la ciudad-estado.
California -donde, en los años 90, propuestas similares fueron ridiculizadas como “del retrete al grifo”- tampoco es el único estado de Estados Unidos que utiliza estas tecnologías, a medida que las comunidades se van acostumbrando a ideas que en su momento provocaron indignación.
Texas puso en marcha su primera instalación de reutilización potable directa en 2013, mientras que Colorado introdujo directrices para el uso de aguas residuales para beber a principios de este año. En Gran Bretaña, que se ha enfrentado a sequías y temperaturas récord, y donde los residentes se opusieron a planes similares en 2013, el director de la agencia de medio ambiente del país dijo el año pasado que la gente tenía que ser “menos aprensiva” con el concepto.
(c) 2023, The Washington Post