Los árboles más antiguos que siguen en pie en los bosques nacionales de Estados Unidos recibirían nuevas protecciones en virtud de una propuesta anunciada el martes 19 de diciembre de 2023 por el Gobierno de Biden que prohibiría la mayor parte de las talas en arboledas que desempeñan un papel vital en la lucha contra el cambio climático.
En una entrevista telefónica, el Secretario de Agricultura Tom Vilsack dijo que es la primera vez que el Servicio Forestal de Estados Unidos propone revisar simultáneamente sus 128 planes forestales, que dictan cómo se gestionan los 78.1 millones de hectáreas de bosques y praderas.
El plan prohibiría la tala de árboles centenarios por motivos económicos, impidiendo que los bosques ricos en carbono sean talados en un momento en que, según los científicos, son más necesarios. Estos árboles, la mayoría de los cuales tienen más de 100 años, almacenan grandes cantidades de carbono. Además, constituyen un hábitat esencial para cientos de especies silvestres y tienen más probabilidades de sobrevivir a los incendios.
“Creemos que esto nos permitirá responder de forma eficaz y estratégica a las principales amenazas que se ciernen sobre los árboles centenarios”, declaró Vilsack, enumerando como retos los incendios forestales, las enfermedades y las plagas. “A fin de cuentas, protegerá no solo los bosques, sino también la cultura y el patrimonio relacionados con ellos”.
La propuesta también exige al Servicio Forestal que controle la evolución de los bosques antiguos en todo el país y haga un seguimiento de sus esfuerzos para protegerlos.
El anuncio se deriva de una orden ejecutiva firmada por el Presidente Biden hace un año y medio por la que se ordenaba al Servicio Forestal y a la Oficina de Gestión de Tierras que hicieran un inventario de los bosques maduros y antiguos de todo el país y elaboraran políticas para protegerlos. Se descubrió que quedan más de 12.9 millones de hectáreas de bosques antiguos en terrenos públicos de Estados Unidos, lo que representa alrededor del 18% de toda la superficie forestal que gestionan ambos organismos.
Los funcionarios del Servicio Forestal afirman que la propuesta beneficiaría a los casi 10.1 millones de hectáreas de bosques antiguos que supervisan, el 45% de los cuales no están protegidos de la tala. Pero deja abierta la posibilidad de seguir talando en determinadas condiciones.
El Jefe Adjunto del Servicio Forestal, Chris French, dijo que los tratamientos forestales que la agencia utiliza para reducir el riesgo de incendios forestales, como el aclareo de los árboles del sotobosque, seguirían estando permitidos en los bosques antiguos para protegerlos de los incendios fuera de control.
En el sureste, donde el Servicio Forestal intenta restaurar los bosques de pino de hoja larga que solían cubrir las zonas costeras, la agencia podría seguir talando pinos taeda grandes y viejos, el principal árbol que se cultiva para la industria maderera.
Los grupos conservacionistas aplaudieron la propuesta de la agencia. Han advertido de que, sin más protecciones, el cambio climático, los incendios forestales y la tala irán reduciendo progresivamente los rodales más antiguos hasta que quede poco.
Pero los defensores no consiguieron todo lo que querían, como salvaguardias permanentes para los árboles maduros, que con el tiempo podrían convertirse en árboles viejos. Aunque la propuesta deja abierta la posibilidad de futuras protecciones para estos árboles, los responsables de la agencia afirman que probablemente falten años para redactarlas.
“Proteger nuestros árboles viejos de la tala es un primer paso importante para garantizar que estos gigantes sigan almacenando grandes cantidades de carbono”, dijo en un comunicado Randi Spivak, directora de política de tierras públicas del Centro para la Diversidad Biológica. “El Servicio Forestal también necesita proteger nuestros bosques maduros, que si se les permite crecer se convertirán en el viejo crecimiento del mañana”.
La industria maderera se ha opuesto a los esfuerzos de la administración para proteger los bosques viejos, argumentando que la tala crea puestos de trabajo en zonas económicamente deprimidas y ayuda a reducir el peligro de incendios. Bill Imbergamo, de la Coalición de Recursos Forestales Federales, un grupo de la industria maderera, calificó el plan del Servicio Forestal de “desconcertante” y dijo que haría poco por preservar los bosques antiguos.
“El Congreso ha dejado claro que la primera tarea es reducir la amenaza de incendios catastróficos mediante el clareo de nuestros bosques nacionales, algo que nuestra industria es más que capaz de hacer”, dijo en un comunicado. “En lugar de ello, el mismo personal que debería estar planificando los tratamientos de los combustibles se va a dedicar a un esfuerzo apresurado y verticalista para modificar todos los planes forestales con el fin de restringir las opciones de gestión en aún más hectáreas de Bosques Nacionales”.
Algunos defensores del medio ambiente también se preguntaron si la política será duradera, ya que una futura administración podría deshacerla fácilmente. La nueva redacción sobre la protección de los bosques antiguos no se completará hasta que la agencia haya finalizado una declaración de impacto ambiental, que espera terminar a principios de 2025.
“Ojalá hubieran empezado antes. Me gustaría que lo hubieran hecho”, dijo Chris Wood, presidente del grupo conservacionista Trout Unlimited. No obstante, añadió: “Se trata de algo importante. Este organismo es distinto al de hace 20 años. Al Servicio Forestal ya no le apetece liquidar los bosques antiguos”.
No está claro cómo afectará la nueva propuesta a las ventas de madera previstas por la agencia, algunas de las cuales incluyen terrenos forestales salpicados de árboles maduros y antiguos.
En una carta enviada el lunes 18 de diciembre de 2023 a los gestores forestales, Chris French les informaba de los planes de la agencia y escribía que, “con efecto inmediato”, todas las actividades de gestión previstas para las masas forestales antiguas de los bosques nacionales tendrían que ser revisadas y aprobadas.
(c) 2023, The Washington Post