Austria ha comenzado las obras para convertir la casa de ladrillo amarillo donde nació Adolf Hitler en una comisaría de policía, en un largo intento de evitar que el edificio se convierta en un lugar de peregrinación para los neonazis.
Tras décadas de idas y venidas sobre la propiedad y el destino de la casa natal del dictador en Braunau am Inn, cerca de la frontera de Austria con Alemania, el Gobierno austriaco expropió el edificio en 2017. El Ministerio del Interior anunció entonces planes para convertirlo en un centro de aplicación de la ley, incluido un centro de formación en derechos humanos para agentes de policía.
Fotos y vídeos mostraban a trabajadores colocando vallas el lunes y preparándose para las obras, que se espera que duren unos dos años. Está previsto que la policía se traslade al edificio en 2026.
Activistas y críticos han acogido con satisfacción la iniciativa de transformar el solar, pero se han opuesto a los planes de convertirlo en comisaría. Algunos han pedido la demolición del edificio, mientras que otros sugieren que se convierta en un espacio conmemorativo o expositivo.
Se espera que se mantenga la lápida conmemorativa situada en el exterior del inmueble, con la inscripción: “Por la libertad, la democracia y la libertad. Nunca más fascismo. Millones de muertos son una advertencia”.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Austria ha intentado distanciar el discreto edificio, donde nació Hitler en 1889, de su legado.
Cuando el gobierno anunció los planes para la remodelación en 2019, el entonces ministro del Interior de Austria, Wolfgang Peschorn, dijo que la decisión “debería enviar una señal inequívoca de que el papel de este edificio como monumento a los nazis ha sido revocado permanentemente.”
Las autoridades austriacas afirmaron anteriormente que el rediseño ayudaría a atajar la preocupación de que la casa pudiera convertirse en un “lugar de culto”, ya que en el pasado atrajo a visitantes que glorificaban a Hitler.
Pero ha seguido siendo objeto de debate sobre cómo afrontar el pasado.
Erich Marschall, que participó en una iniciativa contra el proyecto de la comisaría, declaró a Reuters que las autoridades deberían haber consultado más a los habitantes de Braunau sobre el futuro uso del inmueble.
El cineasta Günter Schwaiger, que ha estrenado un documental sobre la casa natal de Hitler, declaró a Deutsche Welle que “la conversión en comisaría es una señal completamente equivocada”, y la describió como “una bofetada a las víctimas”.
El gobierno alquiló la casa a su antiguo propietario durante décadas después de la Segunda Guerra Mundial. Más recientemente fue utilizada por una organización de apoyo a personas discapacitadas, hasta 2011, cuando la negativa del propietario a realizar reformas en el inmueble lo dejó abandonado.
El Tribunal Constitucional del país respaldó en 2017 la decisión del Gobierno de incautar la casa, y las autoridades invitaron posteriormente a los arquitectos a presentar planes para la remodelación. La pandemia de coronavirus retrasó el rediseño, cuyo coste se ha estimado en unos 20 millones de dólares.
© The Washington Post 2023