Los riesgos políticos están aumentando para Vladimir Putin a medida que el ejército ucraniano comienza su esperado asalto para desalojar a Rusia del territorio que se apoderó ilegalmente el año pasado, con el presidente ruso reconociendo el “potencial ofensivo” de Kiev.
Hay nerviosismo entre la élite rusa por el poder de fuego de las armas occidentales de Ucrania, según fuentes consultadas, y eso está generando temores de que el puente terrestre que Moscú talló a través del sureste de Ucrania hasta Crimea pueda romperse, lo que supondría un importante revés militar y moral para el Kremlin.
Además, las disputas internas entre los líderes del campo de batalla, los ataques con drones a Moscú y una serie de incursiones sin precedentes de grupos paramilitares en las regiones occidentales de Rusia que limitan con Ucrania están planteando interrogantes sobre si Putin puede controlar la situación, según varios miembros de la élite rusa, que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
“Este es un desafío serio para las autoridades”, aseguró un alto miembro de los círculos diplomáticos rusos.
Las señales de la creciente tensión surgieron este mes cuando un influyente miembro del parlamento ruso, Konstantin Zatulin, cercano a los altos mandos de la agencia de inteligencia rusa, el Servicio Federal de Seguridad, declaró en una conferencia que Rusia había fracasado hasta ahora en todos sus objetivos de guerra y que algunos de ellos se habían convertido en un “sin sentido”.
“¿Cuáles eran los objetivos anunciados al comienzo de esta operación militar especial?”, preguntó Zatulin. “Todos lo recuerdan: desnazificación, desmilitarización, neutralidad para Ucrania y defensa de los residentes de Donetsk y Lugansk. ¿En cuál de estos puntos hemos obtenido resultados hoy? En ninguno”.
El portavoz de Zatulin no respondió a las solicitudes de comentarios.
“El estado de ánimo es muy sombrío entre la élite”, dijo Tatyana Stanovaya, fundadora de R-Politik, una firma de análisis político. “No entienden cuáles son los planes de Putin y dudan de que esté manejando adecuadamente la situación. Esto lleva mucho tiempo ocurriendo, pero la preocupación se está acumulando”.
El alto miembro de los círculos diplomáticos rusos que sigue en contacto con funcionarios del gobierno dijo que el estado de ánimo entre las elites del Kremlin se volvió más sombrío la semana pasada después de que surgieran propuestas occidentales para acuerdos de seguridad a largo plazo para Ucrania. Esto proporcionaría a Kiev suministros garantizados de armas durante un período plurianual como alternativa a una membresía inmediata en la OTAN.
“Esto determina la principal preocupación del liderazgo ruso”, dijo esta fuente. “Si se suministran armas contemporáneas y se moderniza al ejército ucraniano, entonces - incluso sin una membresía formal - Ucrania podría representar una amenaza existencial para Rusia”.
“Me parece que esto es un estímulo adicional para que Rusia continúe la operación militar”, agregó.
Putin parecía contar con una disminución de la voluntad occidental de apoyar a Ucrania, especialmente con una elección presidencial en 2024 en Estados Unidos, donde una minoría de republicanos se ha manifestado en contra de continuar con los altos niveles de asistencia a Ucrania. En Moscú, esa suposición se está erosionando, dicen los expertos.
Han surgido “señales modestas” de que Rusia podría estar dispuesta a hacer algunos compromisos, dijo el alto miembro de los círculos diplomáticos rusos.
Margarita Simonyan, la jefa de RT, el canal de televisión de propaganda estatal ruso, pidió este mes que se congele el conflicto en las actuales líneas del frente con referendos que se celebrarían en los territorios ocupados sobre si los residentes de allí quieren ser parte de Rusia o Ucrania. De lo contrario, advirtió, Ucrania usaría las armas de largo alcance que estaba recibiendo de los aliados occidentales para atacar el territorio ruso.
“Esto ya es una cierta revisión de la posición oficial rusa”, aseguró una de las fuentes.
Otros advirtieron que las palabras de Simonyan no representaban más que un nuevo ardid propagandístico del Kremlin porque cualquier intento de congelar el conflicto en las líneas actuales solo tenía como objetivo conseguir más tiempo para que el ejército ruso se rearme y ataque de nuevo.
“Todos en el Kremlin entienden el peligro de la contraofensiva ucraniana”, dijo Stanovaya. “Congelar la situación es muy conveniente, ya que esto es exactamente lo que le dará a Putin el tiempo que necesita para que Ucrania y Occidente pierdan su ímpetu militar y su unidad”.
Incluso cuando regiones fronterizas rusas como Belgorod han sufrido un intenso bombardeo y ataques con drones en los últimos días, el Kremlin ha tratado de minimizar el impacto de las incursiones y ha mantenido al mínimo cualquier cobertura de los ataques en la televisión estatal. Aun así, el resentimiento sigue latente.
“¡¡¡Hasta cuándo va a durar esto!!! Primero, las zonas fronterizas… ahora las afueras de Belgorod”, dijo un residente de la zona a través de las redes sociales. “Apoyamos la Operación Militar Especial porque creíamos que alejaría a estos espíritus malignos de nuestras fronteras, pero ha ocurrido todo lo contrario”.
Otro residente preguntó: “¿Qué piensa Putin? ¿Qué decide?”
Los ataques con drones en Moscú dirigidos a complejos residenciales lujosos donde viven miembros de la élite rusa están empezando a “impactar psicológicamente a la gente de forma muy seria”, dijo un empresario ruso, especialmente porque en la capital, la guerra había parecido hasta hace poco no más que un ruido de fondo. La oleada de ataques podría fortalecer la posición de los halcones que piden la ley marcial y el cierre de las fronteras de Rusia, y aumentar las disputas entre los que buscan asegurar sus posiciones y su riqueza, agregó.
Las diatribas públicas de Yevgeniy Prigozhin, el jefe del grupo mercenario Wagner y cercano aliado de Putin, contra el liderazgo del ejército ruso por los fracasos de la guerra sirven para “desahogarse” y tienen lugar con el permiso de Putin porque la crítica se canaliza a través de alguien que se presenta como un patriota, dijo Stanovaya.
Pero “en algún momento”, dijo Sergei Markov, un consultor político vinculado al Kremlin, las luchas internas entre las facciones de la élite alrededor de Putin “podrían salirse de control”.
El Kremlin está tratando de restar importancia a los ataques transfronterizos porque es consciente de que probablemente no son más que un intento de Kiev de desviar a las tropas rusas de la defensa de las posiciones de primera línea, dijo Markov. En cambio Rusia se centró en tratar de derrotar la contraofensiva ucraniana y luego aprovechar la oportunidad que presentaba un oponente debilitado para tomar más territorio, indicó.
Rusia espera que los meses que ha tenido para prepararse para la contraofensiva ucraniana aseguren sus posiciones. Ha pasado meses construyendo posiciones defensivas y colocando campos minados, obligando al ejército ucraniano a acercarse al frente “en columnas”, que hasta ahora han sido fáciles de detectar y atacar con artillería, dijo Markov.
Pero lo que no se dice detrás de ese análisis, dijo Markov, es la preocupación por una posible repetición de los problemas que llevaron a la caótica retirada rusa alrededor de Kharkiv el otoño pasado, cuando una mala gestión y una comunicación inadecuada entre las unidades provocaron “grandes problemas” y una disminución de la determinación rusa.
Cuanto más dura la guerra, más el conflicto “se está convirtiendo en un asunto personal para los rusos” y más difícil se está volviendo contemplar cualquier retirada de las fuerzas rusas, por muy grande que sea la comprensión entre las élites del Kremlin de que lanzar la invasión fue un gran error, dijo un multimillonario ruso.
“Si tu pariente muere, quieres vengar su muerte. A nadie le importa quién lo empezó”, dijo. “Todos entienden que la guerra no ha logrado sus objetivos. Pero esto no va a influir en el progreso de la invasión. Es muy difícil parar… Todo depende del resultado de la contraofensiva”.
Stanovaya estuvo en gran medida de acuerdo, pero aseguró que aunque Putin, por ahora, está inmunizado por la fiebre de la guerra y por la firme creencia entre la mayoría de la élite de Moscú de que Rusia no puede perder porque tiene armas nucleares, el curso del conflicto aún podría tener consecuencias imprevistas para el país.
“Si Rusia pierde el corredor hacia Crimea, será un golpe muy serio”, dijo. “Todo el mundo entiende lo importante que es para Putin, y si esto ocurre significaría que el propio presidente nuevamente no calculó ni manejó la situación correctamente. Significará un fracaso muy serio”.
(c) 2023, The Washington Post
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