Meses después de las terribles advertencias de Washington de que Ucrania no sería capaz de defender Bakhmut frente a la embestida de mercenarios rusos, las fuerzas ucranianas siguen aferradas al extremo occidental de la ciudad en lo que se ha convertido en el combate más largo y mortífero de la guerra.
Las previsiones de Estados Unidos ya eran sombrías en enero, según documentos clasificados de los servicios de inteligencia estadounidenses filtrados supuestamente por Jack Teixeira, miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, y obtenidos por The Washington Post. Washington advirtió del posible cerco de las fuerzas ucranianas en Bakhmut y sugirió a Kiev que redujera sus pérdidas y abandonara la ciudad.
Una evaluación marcada como “ultra secreto” advertía de que los “constantes” avances rusos desde noviembre “habían puesto en peligro la capacidad de Ucrania para mantener la ciudad”, y las fuerzas ucranianas probablemente estarían “en riesgo de ser cercadas, a menos que se retiren en el próximo mes”.
Estas advertencias no han sido escuchadas. Kiev ha presentado el mantenimiento de Bakhmut como un imperativo mucho mayor que el valor militar estratégico de la ciudad, argumentando que es necesario para mantener la moral nacional y negar a Rusia el derecho a jactarse de cualquier ganancia territorial. Ucrania ha afirmado que prolongar la lucha en Bakhmut ha minado las fuerzas de Rusia al matar a muchos soldados, especialmente del grupo mercenario Wagner.
El comandante ucraniano que supervisa la lucha por Bakhmut, el coronel Pavlo Palisa, dijo que nunca se le comunicó formalmente de esta información de inteligencia estadounidense ni de las recomendaciones sobre cómo aprovechar la lucha en Bakhmut para obtener ventajas adicionales.
“No soy un pez tan gordo”, afirmó, hablando desde un centro de mando en el sótano.
Otro documento del alijo, de material sensible filtrado en línea a través de la plataforma de mensajería Discord, detallaba las formas en que Ucrania podría utilizar municiones avanzadas, campañas de información y tecnología contra drones para “imponer costes futuros” a las fuerzas rusas.
Palisa atribuyó su capacidad para mantener partes de la ciudad durante meses más de lo previsto a una combinación de guerra urbana clásica y reconocimiento avanzado con drones, incluidas capas de interferencia de señales.
Después de que las fuerzas rusas rompieran el perímetro de Bakhmut, Palisa dijo que había replegado a sus fuerzas en bloques de viviendas, utilizando los tejados como terreno elevado y convirtiendo las casas en posiciones antitanque. En el interior de la ciudad, ambos bandos empezaron a utilizar drones de reconocimiento para apuntar y jammers para confundir los sistemas de navegación del adversario.
“Nuestro enemigo está utilizando interferencias con mucho éxito”, señaló, en referencia las medidas que bloquean el acceso a las señales GPS. “Si no tenemos ojos en el aire no podemos enfrentarnos al enemigo con fuego de artillería. Es importante porque no tenemos muchos proyectiles de artillería. Así que nuestro fuego de artillería debe ser preciso”.
Palisa indicó que Ucrania también ha aprendido de las tácticas rusas, empleando recientemente equipos que enmascaran el “punto de origen” de un avión no tripulado o las coordenadas que revelarían la ubicación de la unidad que opera el dispositivo. “Si encuentran nuestros drones, sabrán que el punto de origen del dron está en algún lugar de Australia”, afirmó.
Cuando Palisa llegó a su puesto a mediados de enero, las valoraciones que escuchó de los oficiales que lo rodeaban coincidían con el pesimismo de Washington. “Aquellos tipos decían ‘no sé, quizá en dos o tres semanas’. Pero meses después seguimos aquí, intentando hacer todo lo posible para mantener la ciudad”, dijo Palisa, expresando su confianza en la misión.
El documento filtrado también sugería empeorar la moral rusa y fomentar las deserciones con una “campaña de operaciones fisiológicas” que resaltara la “prescindibilidad” de las tropas de Moscú. Otro punto animaba a Ucrania a atacar a las fuerzas rusas en masa con “munición convencional mejorada de doble propósito” -una combinación de artillería y misiles tierra-aire- para contrarrestar las oleadas de asalto.
Cuando la defensa de la ciudad parecía insostenible en momentos críticos, Ucrania desplegó repetidamente unidades de élite para proteger las carreteras de suministro y estabilizar la situación.
Aunque esa estrategia ha tenido éxito y ha permitido a Ucrania mantener el control del extremo occidental de la ciudad, la línea del frente se ha vuelto cada vez más inestable en los últimos días, según los mandos.
En el interior de la ciudad, el sótano de un bloque de apartamentos sirve de pequeño centro de mando. Los mapas de las paredes muestran la línea principal del frente a lo largo de las vías del tren, a menos de un kilómetro y medio al oeste, así como los avances rusos desde el norte y el sur hacia las líneas de suministro ucranianas. La carretera principal por la que entraban las municiones y salían los heridos se encuentra ahora a unos cientos de metros de las posiciones rusas.
“Se está produciendo un movimiento fluido”, afirmó un teniente primero ucraniano que pidió ser identificado por su indicativo Tatarin, de acuerdo con el protocolo militar. Los ataques rusos a lo largo del frente permiten a sus fuerzas avanzar unos cientos de metros antes de ser rechazadas horas más tarde. “Es difícil distinguir exactamente dónde está la línea del frente porque se mueve como gelatina”, explica.
“La situación en la carretera está en constante movimiento”, dijo Tatarin, describiendo cómo las posiciones cambian a lo largo del día a lo largo de la principal carretera de suministro de Ucrania dentro y fuera de Bakhmut. “Por la mañana podemos controlarla, y luego podemos perderla y recuperarla. Pero la mayor parte del tiempo las fuerzas ucranianas siguen controlando la carretera”.
Bakhmut es el principal objetivo de las operaciones rusas en el este de Ucrania. Moscú ha dicho que capturar la ciudad sentará las bases para tomar el control de toda la región ucraniana de Donetsk, de la que las fuerzas rusas ocupan actualmente algo más de la mitad.
En un comunicado el jueves, el Ministerio de Defensa ruso informó que sus fuerzas dirigidas por unidades aerotransportadas “frustraron los intentos del enemigo de contraatacar” y de desplegar refuerzos al norte y al sur de Bakhmut.
La discordia se filtra
En las afueras de Bakhmut, el soldado ucraniano Yan Melnikav comandaba un batallón que ha estado defendiendo el borde de Bakhmut desde noviembre, retrocediendo hacia el noroeste de la ciudad ante el avance de las tropas rusas. Aseguró que Ucrania pudo prolongar la lucha porque a sus comandantes sobre el terreno se les permitió operar con mayor autonomía que a los rusos. Al escuchar las comunicaciones interceptadas, indicó que a menudo oía a los mandos rusos pedir permiso a los superiores para hacer pequeños ajustes operativos, lo que ralentizaba sus movimientos.
“Nosotros podemos cooperar directamente con distintas unidades y, cuando nos encontramos en una mala situación, podemos pedir ayuda a distintas unidades”, afirmó.
Una vez dentro de Bakhmut, la lucha se ralentizó casi de inmediato hasta convertirse en una lucha bloque a bloque. A veces, los dos bandos luchaban durante semanas por el control de un puñado de bloques residenciales, dijo Melnikav.
“Si se mira desde un punto de vista estratégico, las fuerzas ucranianas están reteniendo a muchas tropas enemigas en el interior de la ciudad, lo que les impide ir a distintas partes de la línea del frente”, expresó Tatarin. “Por eso estamos reteniendo la ciudad, para eliminar el mayor número posible de fuerzas enemigas”.
Pero la lucha por Bakhmut se ha cobrado un número considerable de víctimas.
Los combates calle a calle se han vuelto tan intensos en el último mes que muchas unidades ucranianas necesitan ser rotadas fuera de la ciudad después de sólo dos semanas, según el teniente primero.
En la unidad de morteros situada en los límites de Bakhmut, los soldados bajo el mando de Melnikav dijeron que el gran número de municiones gastadas en la lucha ha obligado a racionar los proyectiles a seis cartuchos al día, y el reabastecimiento se ha vuelto cada vez menos fiable.
Palisa dijo que la escasez de municiones ha obligado repetidamente a sus tropas dentro de Bakhmut a retirarse de sus posiciones. “No tenemos suficientes cartuchos para enfrentarnos a ellos”, afirmó, “y reconozco que estamos pagando con la vida de nuestros soldados”.
“Sólo podré dar una valoración del éxito de la misión cuando todo haya terminado”, indicó, esquivando una pregunta sobre si la lucha ha merecido la pena por las vidas perdidas y el material gastado. “Todos los soldados entienden que cuando estamos reteniendo la ciudad, cuando estamos dentro de Bakhmut, estamos dando tiempo a nuestras unidades recién creadas para entrenarse y prepararse para futuras acciones”, manifestó.
Rusia ha afirmado que estaba a punto de capturar Bakhmut, que los rusos llaman por su nombre ruso-soviético, Artyomovsk, desde septiembre. Pero sus avances se han producido en pequeños incrementos a costa de miles de vidas.
La determinación ucraniana de controlar Bakhmut también ha tenido un alto coste: la ciudad está en ruinas. El uso intensivo de la artillería ha destrozado casas y bloques de apartamentos, y las calles, parques y jardines están llenos de metralla. “Me gustaría ver la ciudad sin toda la destrucción”, dijo Palisa. “Pero si sirve para salvar otras ciudades ucranianas, tenemos que hacer lo que tenemos que hacer”.
Artículo publicado originalmente en The Washington Post.
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