En el corazón de París, una joven peruana llamada Brigitte reveló cómo es residir en un espacio limitado de sólo ocho metros cuadrados. Entre las laberínticas calles del distrito 17 de la capital francesa, este pequeño habitáculo, que cuesta 450 euros al mes, generó un profundo debate sobre la asequibilidad y calidad de vida en una de las ciudades más admiradas del mundo. Un video que muestra estas condiciones de vida logró capturar la atención de TikTok, alcanzando más de cinco millones de reproducciones y provocando un torbellino de reacciones en línea.
Para subir debió usar la escalera; su amiga vivía en el piso 6. “En París hay mucha demanda de alquileres pero poca oferta, es por eso que la mayoría de propietarios e inmobiliarias se aprovechan con los precios”, señaló, además de recordar que en esa ciudad seis pisos quiere decir que en realidad son 7 ya que para la planta baja hay que subir un nivel.
Al adentrase en este singular entorno habitacional, lo que destaca es la adaptación forzada al diminuto espacio: un sofá que se convierte en cama, frente al cual se sitúa una pequeña cocina y un armario de reducidas dimensiones. La joven residente, aún en proceso de ajuste, depende de una pequeña cocina eléctrica y enfrenta el desafío de instalar una repisa que maximice el escaso espacio disponible. La pregunta sobre la conveniencia de tal inversión pende en el aire, invitando a una reflexión más amplia sobre los costos versus la calidad de vida urbana.
Uno de los aspectos más reveladores del relato es la descripción del baño, lejos de cualquier convención tradicional. Este se compone de una bandeja que se coloca en el suelo para ducharse, un artilugio que, una vez utilizado, debe ser vaciado y secado meticulosamente. La ausencia de una ducha fija subraya las restricciones extremas impuestas por el diminuto tamaño del apartamento.
La ubicación del apartamento en un edificio que destila un aire “aesthetic y elegante”, según palabras de Brigitte, contrasta marcadamente con la austeridad de la vida en su interior. Aludiendo a una época pasada donde la alta sociedad y los servidores coexistían en una división espacial clara, la joven peruana narra cómo los residentes actuales, lejos de aquella élite, encaran desafíos cotidianos diametralmente opuestos en el mismo espacio físico.
“No mi amor.. Para eso me quedo en la amplitud de mi cerro”, “Uy no prefiero vivir en Latam jajaja”, “Por eso no se bañan”, “Lo del baño no me gusta”, “No sé cuántas veces tendría que vaciar esa bandeja. Espero que encuentre algo mejor”, “Yo pago 450€ por un piso de 100m2 en España y me duele”, “¿Qué? O sea alquila un cuarto que era de la servidumbre”, fueron algunos de los comentarios de los usuarios.