En las últimas horas, una publicación en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, se hizo viral por el insólito episodio. Una abogada española compartió cómo su cliente se enfrentó a las consecuencias de no asistir a su propio juicio debido a un cambio de número telefónico.
La letrada, conocida en la red social como @areanc, reveló una conversación de WhatsApp con su cliente, quien desconocía que el proceso judicial ya se había llevado a cabo. “Hola, mi abogada querida. ¿Cómo estás? ¿Cuándo tenemos el juicio?”, fue la pregunta que marcó el inicio de esta sorprendente historia.
La respuesta de la abogada no solo dejó sin palabras al consultante sino también a miles de usuarios en redes sociales: “Ya fue”, informó, explicando que debido a su ausencia, ambos implicados en el caso fueron condenados.
Muchos usuarios le preguntaron cuál había sido la reacción del cliente y ella respondió: “¿Por qué no se lo recordé?”. Pero cuando le cuestionaron el no haberle avisado de la fecha o intentado contactarse con él, fue implacable: “El caso es que lo hice pero al teléfono que yo tenía, no al nuevo que jamás me facilitó”, expresó, resaltando la importancia de mantener los datos de contacto actualizados, especialmente en procesos legales.
La abogada, con una mezcla de ironía y seriedad, compartió un consejo legal que resonó ampliamente entre la comunidad digital: “No cambien de móvil, dirección y hasta de país. No se vayan de viaje y desaparezcan si tienen un procedimiento judicial abierto. Y, menos todavía, si ya fueron citados. Spoiler: sale mal”.
Según explicó, aunque tuvo otros clientes que se ausentaron sin haber sido citados aún, sabían que podrían ser llamados en cualquier momento y estaban dispuestos a suspender sus vacaciones si ello ocurría. Sin embargo, aclaró que “desaparecer del mapa” teniendo ya una citación y luego reaparecer, resulta en consecuencias negativas.
Esta historia capturó la atención de miles de usuarios, acumulando en pocas horas más de 200.000 reproducciones, además de gran cantidad de “me gusta” y comentarios expresando asombro. La anécdota se convirtió en un recordatorio vívido sobre la importancia de la responsabilidad personal y la comunicación en asuntos legales.
La falta de contacto no solo dejó al cliente en una situación comprometedora, sino que también colocó a la letrada en una posición difícil al tener que defender un caso sin la presencia de su cliente. “Qué problema allí las dos abogadas defendiendo a … nadie”.