Subió hasta la punta del Obelisco, se filmó y fue viral: la insólita explicación de su polémico festejo por la Selección argentina campeona del mundo

El 20 de diciembre la avenida 9 de Julio fue el escenario de la movilización popular más grande de la historia argentina. Entre la euforia, la alegría y las lágrimas, más de 5 millones de personas se congregaron en las inmediaciones del Obelisco para esperar a la Selección argentina campeona del Mundial de Qatar. Fue una celebración jamás vista y las imágenes dieron la vuelta al mundo.

En un feriado atípico, las calles del centro porteño se fueron colmando desde las 7 de la mañana y los desmanes no tardaron en aparecer. Hubo gente subida a los semáforos flameando banderas celestes y blancas, otras trepadas al techo del Metrobus arengando con cánticos y muchos que hasta se animaron a escalar las columnas de la Autopista de 25 Mayo ante el anuncio de que la “Scaloneta” saludaría desde allí.

El final ya es conocido. Eso nunca ocurrió y la caravana de los futbolistas que empezó por tierra, en micros, terminó por aire, en helicópteros. La locura previa fue algo inimaginable y hubo celebraciones que hasta rozaron la tragedia, como la decisión tomada por una treintena de fanáticos: subieron hasta la punta del Obelisco y filmaron a la multitud desde 67 metros de altura.

Uno de ellos fue Facundo, que compartió un video de su transgresora hazaña en su cuenta de Tik Tok @facusasa y se hizo viral. Allí se lo puede ver al joven asomado de una de las ventanas del emblemático monumento porteño con la remera de la Selección y una bandera celeste y blanca colgada del cuello, haciendo una selfie panorámica al ritmo del hit “Muchaaachos…”, de La Mosca.

El video, que ya obtuvo más de 4 millones de reproducciones y cosechó casi 360 mil likes, no solo hizo que crecieran estrepitosamente sus seguidores -pasó de 9 a 18 mil en día- sino también las críticas por su osadía.

“Se tomó muy literal lo de festejar en el Obelisco”, “La Policía Federal viendo el video y quién es ese chico”, “Todos esperando que se le cayera el celular”, “Deberían multarte por subir sin permiso”, “Ahora te buscan para meterte en cana”, fueron algunos de los comentarios. Pero la pregunta que más se hacía la gente era cómo hizo para subir hasta allí.

“Sé que hay mucha gente que me critica por ser un bardero”, admitió el joven -a quien apodan Facka- al ser entrevistado por Infobae. “No rompí ni vandalicé nada. Cuando llegué al Obelisco la puerta estaba abierta y entré. Es difícil tratar de explicárselo a la gente que me escribe cosas terribles”, señaló al referirse a las repercusiones de su accionar.

Esa madrugada, Facka estaba “re manija” con el tricampeonato. Miró la llegada de los jugadores a Ezeiza, se quedó despierto toda la noche y a las 7 de la mañana se tomó el tren San Martín, desde Hurlingham hasta Retiro, y una hora después ya estaba en la Plaza de la República.

Viajó solo pero había quedado en encontrarse con un colega para filmar contenido para su canal de YouTube. La misión era que la gente contara qué promesas había hecho si ganaba la Selección y si las había cumplido.

“Un día antes habíamos visto por la tele que habían vandalizado el Obelisco y dejado la puerta y la reja rotas. Esperábamos encontrarnos con un operativo de seguridad en el lugar para que no volviera a pasar pero no fue así. Cuando nos acercamos vimos la puerta abierta y dijimos ‘esta es nuestra oportunidad’. Eran las 8:10″, recordó.

El joven jura que no fue algo planeado. Lejos de entender que su accionar fue inapropiado y que estaba violando las normas, el joven contó que lo “invadió la adrenalina” y que en medio de la euforia que se estaba viviendo no dudó en subir los 206 peldaños de la escalera marinera que se encuentra en su interior para llegar la cima.

“Apenas pasamos la puerta ya había más de 30 personas trepando. Fue todo una animalada porque la escalera es muy angosta. La gente trataba de organizarse y gritaba ‘suben dos, baja uno’ para ir haciendo espacio”, relató sobre ese momento de descontrol.

“Cuando llegué hasta lo más alto, esperé a mi compañero. Arriba había unas 15 personas. Estábamos parados sobre una tabla de madera y chapada que podría haberse desmoronado por tanto peso. Ahí me agarró un poco de miedo pero ya estaba jugado”, confesó. Estuvo 10 minutos en el mirador, hizo el video y bajó como pudo, invadido por el pánico.

“Había hombres y mujeres por igual, gente grande y jóvenes. Pero hubo un momento en que la locura fue total y ahí me cayó la ficha. ‘¿Qué estoy haciendo acá?’ me pregunté cuando vi que un grupo de amigos descorchó un vino y se puso a tomar a casi 70 metros de altura. Ahí lo miré a mi colega y le dije ‘vámonos’. La cosa se picó y podía pasar cualquier cosa porque estábamos en una superficie acotada. En un momento llegué a pensar que podía morir alguien”, se sinceró.

Cuando salieron del Obelisco observaron que se había armado una fila interminable de gente esperando para subir. “Nunca se me pasó por ningún momento que al salir podía estar la policía y llevarme preso. Era tanta la emoción que ni lo pensé. Creí que el video podía llegar a estar bueno y me dejé llevar por el momento. Sé que lo que hice estuvo mal y me banco las críticas, pero quiero dejar en claro que yo no rompí nada. Me salió hacer algo así pero no soy de andar haciendo esas locuras todo el tiempo”, insistó el joven.

Cerca de las 14 horas, cuando ya se rumoreaba que los jugadores no iban a ir hasta el Obelisco y la adrenalina ya casi había desaparecido, Facka volvió para su casa.

Con respecto a la repercusión que hubo en su entorno familiar, evitó dar detalles y se limitó a decir que “quedaron impactados” y que tuvieron una charla que prefiere “preservar”.

Lo paradójico de lo que ocurrido ese día es que mientras el joven miraba asombrado desde su casa cómo dos hombres se tiraban desde un puente de la Autopista Ricchieri para caer dentro del micro de la Selección, así lo observaron a él los miles de fans que agitaban desde abajo del Obelisco mientras filmaba contenido para sus redes.

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